Antes que nada, feliz año nuevo, que no por manido y tópico deja de ser un buen deseo para todo el mundo. Además aprovecho que hoy es la primera entrada del blog del año para felicitarles, porque no se exactamente cual es el día a partir del que decir eso de “feliz año” deja de tener sentido… ¿5 de enero? ¿Después de reyes? Parece claro que para Marzo ha caducado, pero cuándo se agosta del todo? En fin, considero que el 3 de Enero todavía es suficientemente pronto, así que felicitémonos todos.
Y viene 2012 con muy malos augurios. No quiero empezar hoy con ellos, ni con el análisis de las medidas del último consejo de ministros de 2011, anticipo de lo que viene y que muchos, incluido parte del gobierno, siguen negándose a ver, no. Vamos de celebraciones de fin de año, o concretamente de lo cutre y rácana que me ha parecido la de este 2012 en el nuestro caso. Ya saben ustedes que el 31 de Diciembre a partir del mediodía empezamos a ver imágenes de la llegada del año nuevo en países lejanos, concretamente en Nueva Zelanda y después Australia. Los australianos suelen montar un castillo de fuegos artificiales en el puente de la bahía de Sidney que, si tiene como objetivo dejar asombrado a todo el mundo, la verdad es que lo logra… pobre puente, casi le prenden fuego una vez al año!!! Luego llega Hong Kong, que compite a ver qué rascacielos lanza más cohetes e ilumina de manera más ingeniosa sus ventanas, y así hasta llegar nuestro turno. En Europa son Moscú y Londres las ciudades que más efectos despliegan, en este último caso con el añadido de la cuenta atrás de los Juegos Olímpicos a celebrar en el verano británico. Y en España tenemos como tradición el reloj de la puerta del sol, las uvas, los cuartos y todo ese ritual que no acabo de entender. La cosa es que este año, como los anteriores, estaba en casa viendo el reloj y las campanadas, con la plaza llena, en una especie de relevo festivo de los indignados del 15M, y al dar el último toque de reloj se iluminó un letrero de “Feliz 2012”… y se acabó. Los presentadores de la tele, en mi caso TVE1, seguían haciendo como que se lo pasaban bien y el realizador enfocaba imágenes de la abarrotada y bulliciosa plaza, pero no hubo más. Otros años, modesto a más no poder, se suelen lanzar algunos cohetes y fuegos ratifícales que enmarcan la torreta del reloj, pero este año, nada de nada. Ni un solo petardo, cascada o luces. Sólo la oscuridad. Algunos planos de cámara de los presentadores dejaban intuir que en al ciudad, al fondo, había fuegos artificiales y celebraciones, como es lógico, pero en la imagen central de la pantalla sólo permanecía el letrero luminoso, tampoco muy grande que digamos, y el más absoluto negro de fondo que uno pudiera imaginarse. Y se acabó la conexión. Y yo me quedé pensando si esto había sido cierto o no, si el Ayuntamiento, derrochón como el solo en otros acontecimientos de mucha menor relevancia, no tenía unos tristes euros para lanzar unas palmeras o algo que luciera mínimamente. Seguro que con lo que costaron las sobras de alguno de las cientos de ágapes ofrecidos por uno de los concejales de la corporación a lo largo de las últimas semanas se podía apañar un lucido espectáculo, pero no. Sinceramente me pareció todo de una cutrez y un rácano que no tiene nombre.
Curiosamente esta ha sido la nochevieja en la que más cohetes y petardos se han disparado en Elorrio de las que yo recuerdo. Pude desde mi casa ver como en un caserío lejano alguno se gastó lo suficiente como para lanzar una docena de palmeras de colores, cosa que era de agradecer. Pero las campanadas oficiales fueron de una negrura digna del año que anticipaban. Dudo que alguna vez realicemos un espectáculo comparable a otros países de nuestro entrono, pero pedir que, por lo menos, lo que se transmita por televisión alcance el nivel de algún vecino de mi humilde pueblo no es demasiado verdad???
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