2011 se cerró con un intenso Consejo de Ministros en el que el nuevo gobierno del PP empezó a aplicar política económica de la dura, empezando por una fuerte subida del IRPF y del IBI. A ver si mañana puedo pararme en detalle a comentarlas, pero lo que más me ha impactado de todo es que estas medidas, obvias si uno lee la prensa día a día y es consciente de en que situación estamos, dejaron descolocados a mucha gente, sobre todo a los aduladores y palmeros de guardia. El Viernes noche cundía el estupor en tertulias y mentideros… “qué decimos ante esto?” se preguntaban mucho tertuliano de guardia….
Y es que la posición del tertuliano, ese curioso personaje hispano, asiduo a debates de cualquier signo ideológico, caracterizado por saber algo de muchas cosas pero no ser experto en casi nada, ha sido hasta ahora muy fácil. Con lo mal que lo ah hecho el gobierno de ZP criticarle era obvio, sencillo y palmario. Todos lo hemos hecho, pero algunos decíamos que la (obvia) llegada del PP al gobierno no iba a solucionar los males que aquejan a la economía española, y que cuando Rajoy se sentara en la Moncloa tendría una carta sobre su escritorio en la que, en castellano, pero con membrete alemán y norteamericano, le dirían qué es lo que debe hacer, y que se las ingenie para cumplirlo. Quizás los primeros que han estado ajenos a esta sensación han sido muchos de los propios componentes del PP, que empiezan a darse cuenta de la situación en la que se encuentra España. Y es que, por decirlo de manera cruda, si fuésemos una empresa estaríamos camino del juzgado para solicitar la quiebra, que ahora le han cambiado de nombre para edulcorarla. El dato de paro registrado de ayer, que aumento en un mes creador de empleo como Diciembre, es desalentador, y es seguro que el desempleo crecerá con fuerza en el primer trimestre del año, como todos los primeros trimestres de la historia, y que la economía española se encuentra en fase moderadamente recesiva. A esto se le suma que los mercados financieros internacionales están cerrados para todo lo que huela a España y es el BCE, con su política de compras de deuda, el que mantiene de forma artificial la estabilidad de las cuentas del gobierno. En fin, un panorama endiablado. ¿Qué debe hacer el gobierno? Quizás la pregunta adecuada debiera ser qué puede hacer. De momento trata de sobrevivir como si fuera un ahogado que lucha por sacar la cabeza por encima del océano para respirar. El Consejo de Ministros del Viernes fue, más allá de la dura subida de impuestos, una puesta de largo de cara a nuestros inversores internacionales, y demás gobiernos del mundo, tratando de mandar el mensaje “seremos buenos, haremos lo que queráis, pero por favor, no dejéis de prestarnos”. Un ejercicio público de autoflagelación y puesta en escena de la seriedad y el rigor necesario en estos tiempos. ¿Ayudan estas medidas al crecimiento económico? Por supuesto que no, lo retrasarán aún más, pero de no tomarlas colapsaremos en breves semanas, y entonces no habrá ni crecimiento ni nada. Es algo así como una endiablada elección entre lo malo y lo peor, lo desagradable y lo infame, en la que todo lo que hagas tendrá malas consecuencias, y debes escoger entre el mal menor. Lo curioso es que, con lo fácil que es hacer este análisis, casi ningún periodista tertuliano lo hace. Todos se han enervado como fieras.
Y ante esto me queda la gran duda de qué es lo que opinan los periodistas sobre las medidas que se están tomando en sus propias empresas para sobrevivir. El País, El Mundo, ABC, y otros muchos periódicos llevan años recortando plantilla, bajando sueldos y congelando ediciones para poder sobrevivir ante la caída de la financiación publicitaria, su fuente principal e ingresos. Ayer mismo conocíamos que, tristemente, la empresa editora de Público ha solicitado el concurso de acreedores. ¿A qué les recuerda esto? ¿No ven los periodistas a su alrededor el reflejo de lo que vive el país? ¿Por qué algunos tertulianos no tratan de gestionar ellos mismos sus medios? No tardarían demasiado en hacer recortes, seguro……
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