Junto con la crisis económica, y sus inmensa variantes nacionales e internacionales, el otro gran foco de atención de la opinión pública mundial en este año 2012 va a seguir centrado en lo que suceda en los países del Magreb y oriente Medio una vez que en 2011 se desencadenó ese proceso llamado “primavera árabe”, que ha generado mucha ilusión y no poca violencia e incertidumbre. Es curioso, porque si uno se fija en el mapa, el movimiento que comenzó en Túnez no deja de moverse hacia el este, y tras la convulsión en Libia y Egipto, países menores en el contexto mundial, ha llegado a Siria, y eso ya son palabras mayores.
Llevamos semanas, meses asistiendo al recuento de víctimas que la represión del gobierno sirio causa sobre su población. Los viernes, día sagrado para lso musulmanes, suele ser el día en el que más víctimas se producen, situándose en una media de veinte. Semana tras semana, parece que no pasa nada y nos hemos acostumbrado a que así sea. El régimen de Damasco, encabezado por la segunda generación de la dinastía Asad, combina mensajes conciliadores con las clásicas arengas de denuncia de conspiración internacional, presencia de milicias de Al Queda y revueltas que no son otra cosa para la dictadura que un problema que debe ser resuelto de la manera más rápida y contundente. La reciente estancia de observadores de la Liga Árabe, un señuelo de supervisión internacional para lavar la cara del régimen, sólo ha servido para que Asad y compañía adquieran un poco de oxígeno de cara a su posición exterior. Y es que Siria es, lo que se dice, caza mayor. Fronterizo con Israel e Irak, Siria es uno de los agentes más activos en la zona en lo que hace a inversión militar y a labores de asalto a sus vecinos. Principal fuente de financiación de la milicia de Hezbola, mantiene a Líbano en una situación de protectorado de facto, controlando el país y estando sus servicios secretos implicados en los últimos magnicidios habidos en ese país, tales como los de la familia Hariri. Enfrentado a Israel por los Altos del Golán, hostiga con frecuencia la frontera norte judía y se sospecha que también proporciona soporte y ayuda financiera a Hamas. Sus servicios secretos son muy activos en todo el Kurdistán iraquí y turco y, en definitiva, su ejército, que es el que realmente controla el país, no deja muchos resquicios a nadie que trate de oponerse a la estrategia de dominio de la zona. País mayoritariamente suní, cerca de un 80% de la población, el gobierno y los altos cargos de la administración y el ejército pertenecen a la minoría alauí, que representa un 10% de la población, y que desde hace años reprime al resto con puño de hierro, como le gusta decir al gobernante Al Asad. Desde el golpe de estado que dio su padre, hace ya muchos años, los Asad han impuesto una férrea dictadura, la más oscura de la región, y han exterminado toda opción de protesta contra el régimen de las maneras más crueles que uno pueda imaginarse, incluyendo el uso intensivo de armamento químico en los ochenta contra algunas ciudades chiíes que se rebelaron en aquellas fechas. Amparados en una ideología de corte socialista y laico, denominada Baaz, que seguro les suena porque era el nombre del partido que sostenía a Sadam Husein, en Irak, nada ha cambiado en la hermética Siria en los últimos treinta años, hasta hoy, momento en el que las revueltas llegan a nuestros hogares con imágenes borrosas e imprecisas, fruto del cierre del país a los medios de comunicación que tan bien efectúa el régimen de Asad y tan poco se denuncia por parte de occidente.
Junto a todo esto, Siria tiene aliados tradicionales, como son Rusia y China, que sistemáticamente vetan cualquier propuesta de sanción o intervención internacional en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pese a ello, el proceso de degradación que vive el país y el régimen, acelerado tras atentados tan crueles como los vividos la semana pasada en la ultravigilada Damasco, de origen incierto, anticipan que Asad y los suyos acabarán cayendo, o al menos así lo deseo. Será largo, duro y muy mortífero, pero caerán. Y eso nos llevará a las puertas del gran socio de Siria en la zona, la joya de la corona de las revueltas, y el que sospecho va a ser el gran protagonista y animador de la escena mundial en 2012. Irán.
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