Ayer tuvo lugar la primera sesión del debate de investidura de Mariano Rajoy, que concluirá hoy en torno al mediodía con su elección como sexto presidente del gobierno de la etapa democrática. Fue una sesión blanca, sin enfrentamientos notables, salvo, curiosamente, al final, en las réplicas a Rosa Díez, justo donde menos me lo esperaba. Transmitió Rajoy en su discurso la gravedad de la situación que atravesamos y el resto de grupos, desde sus posturas, coincidieron en que los tiempos son difíciles y exigen unidad. Buenas palabras de todos que veremos cuanto duran.
En una de las críticas más habituales que se le hacen a Rajoy, y con mucho fundamento, se puede decir que ayer dijo QUÉ quiere hacer, pero en ningún momento dijo CÓMO quiere hacerlo, en un nuevo ejercicio de su ya famosa ambigüedad. Hizo una promesa de gasto, la revalorización de las pensiones, congeladas desde hace un año, pero no concretó de dónde sacará los recursos para ello. Anunció pequeñas bajdas de impuesto en forma de desgravaciones en el impuesto de sociedades, compra de vivienda y subvenciones a la contratación, pero no quedó claro cómo se pagarían, y lo más importante, hizo referencia a la necesidad de recorte de gasto público para cumplir los compromisos de déficit para 2012 con la UE, fijados en el 4,4% del PIB. Cifró ese ajuste en 16.000 millones de euros, lo cual es mucho, pero probablemente se quede corto, dado que se basa en una previsión de final del año 2011 en un nivel de déficit del 6%. Dado que el PIB de España es, aproximadamente, un billón de euros, cada punto porcentual de PIB lo pueden asimilar a 10.000 millones. Todo lo que el déficit de este 2011 supere el 6% será una factura a añadir al recorte anunciado, y no duden que se superará esa barrera del 6%. Hace pocos meses se estimaba que podríamos alcanzar Diciembre con un valor cercano al 6,5%, pero eso era antes de comprobar como la actividad económica se está desplomando en este último trimestre del año. Casi seguro que acabaremos el año mucho más cerca del 7% que del 6%, y por ello con una necesidad de recorte que superará, ampliamente, los 20.000 millones de euros. ¿Cómo va a proceder Rajoy a reducir ese enorme volumen de gasto? Dijo ayer que salvo pensiones todas las partidas de gasto estarán en revisión, y así debe ser, pero esas cifras implican, muy probablemente, eliminar departamentos, despedir personal y afrontar una más que segura conflictividad social. Y el gobierno debe ser rápido de cara a poner en marcha su plan de austeridad, porque el tiempo corre en su contra, y en la de todos. Muy probablemente España llegue a Marzo en situación de recesión técnica, con dos trimestres de decrecimiento, y la primera y segunda EPA de la era del PP arroje resultados de destrucción de empleo que lo pueden llevar al entorno de los cinco millones y medio de desempleados en torno a Mayo. No quiero ponerme agorero, pero el panorama es el que es, y en un contexto internacional endiablado, en el que damos por sentado que la UE sobrevivirá y el euro permanecerá en nuestros bolsillos. De no ser así el panorama cambiaría radicalmente, y ni el PP ni nadie sería capaz de afrontar la situación a la que nos enfrentaríamos en caso de colapso monetario. ¿Tiene todo esto Rajoy en su cabeza? Espero que sí, y que sus asesores sean conscientes de a lo que se enfrentan, y que tengan suerte. Más nos vale.
Por de pronto, los que cobren nómina del sector público ya pueden hacerse a la idea de que no la van a ver crecer en mucho tiempo. En mi caso personal, como empleado del gobierno con contrato laboral, he dado por seguro que mi permanencia en este trabajo tiene los días contados, y así se lo digo a quien me pregunta, generando asombro a mi alrededor. Puede que finalmente no me echen, lo que estaría muy bien (cómo no!!!) y así, preparado ante el peor escenario posible, cualquier cosa que sucediera sería mejor, pero dado como está el panorama es conveniente prepararse para la tormenta, y luego que Ángel Merkel decida. En fin, ya les iré informando de cómo evolucionan las cosas.
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