A parte de ver a amigos y familiares, lo más intenso y
placentero de estas vacaciones ha sido… un libro. Sí, sí, un libro. Me llevé
seis para la semana y los acabé todos, cinco de ellos eran pequeños y de
bolsillo y uno era grande, denso y pesado, pero fue el que más satisfacciones
me produjo. Precedido de magníficas críticas en todo el mundo, y esta vez sin
la habitual tardanza de las editoriales españolas ante textos especializados,
editorial Deusto ha sacado este 1 de septiembre la edición española de Por
qué fracasan los países, de Daron Acemoglu y James A. Robinson, libro
llamado a ser un clásico.
Este libro trata de responder a esa pregunta tan compleja que
siempre nos ha rondado en la cabeza, porque si todos los humanos somos iguales resulta
paradójico ver que hay países ricos y triunfantes mientras que otros siguen
sumidos en la pobreza, de la que no pueden escapar de manera alguna. Historias
de frustración y miseria que desde antaño se han explicado en base a condicionamientos
tales como la superioridad del pensamiento protestante frente al católico, origen
de las diferencias entre el norte y sur de Europa, la existencia o no de
restricciones medioambientales, causa a al que se achaca el colapso de la
civilización maya, e ideas por el estilo. Los autores rebaten todas estas teorías
y proponen una alternativa general, que basan en lo que se da en llamar la teoría
institucional. Así, explican que hay dos tipos de sociedades posibles, unas son
las inclusivas, en las que la mayor parte de sus miembros tienen algo de poder
y fomentan la creatividad y el progreso tecnológico, y otras, denominadas
extractivas, en las que una pequeña casta controla los recursos del poder y
extrae la riqueza del resto de la sociedad, impidiendo que los demás miembros
puedan acceder al poder y eliminando los incentivos a la innovación y el
progreso. Así, las sociedades inclusivas crean círculos virtuosos de innovación,
prosperidad tecnológica y desarrollo económico, mientras que las sociedades extractivas
generan círculos viciosos de apropiación, usurpación y sometimiento, en los que
la innovación se encuentra muy limitada al ser una posible fuente de nuevas
clases y focos de poder y la tecnología no prospera. Tras explicar de manera más
precisa todos estos conceptos, los autores se lanzan a un apasionante y, porqué
no decirlo, maravilloso viaje en el tiempo desde el neolítico hasta nuestros días,
analizando decenas de ejemplos de sociedades que en el mundo han sido,
caracterizándolas según los parámetros antes expuestos y observando su evolución
en el tiempo. Los asentamientos urbanos del creciente fértil, el imperio
romano, el feudalismo, la edad media, Venecia, el imperio español, francés, los
mayas, las diferentes culturas americanas del norte y del sur, los imperios
africanos de la costa del índico y del atlántico, China, Japón y otros imperios
del extremo oriente, etc todos ellos son diseccionados metódicamente, y el patrón
que se observa es siempre el mismo. Mientras la sociedad que estudiemos tenga
características inclusivas prosperará, al desarrollar una economía de corte
inclusivo basada en la innovación y la tecnología, pero en el momento en el
que, bien por una intervención exterior o por una dinámica interna, el modelo de
poder dominante se vuelva extractivo, la economía también lo hará y comenzará
un declive que puede acabar por hundir por completo al sistema económico y a la
sociedad que lo alberga. Resulta escalofriante, a la par que luminoso,
comprobar con qué exactitud se repite este patrón a lo largo del tiempo y en
contextos geográficos, culturales y medioambientales completamente diferentes
y, en muchos casos, carentes de contacto entre sí.
2 comentarios:
Muchas gracias por la recomendación. Me ha hecho pensar que al igual que las sociedades, las personas también son "inclusivas" o "extractivas" y de ahí cómo alcanzan lo que se pudiera llamar éxito. O no.
Aunque poseen dinámicas propias que escapan a nuestro control, las sociedades se componen de, obviamente, personas, y desde luego las conductas particulares influirán sobre el resultado global... y sí, vivan las inclusivas!!!!
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