jueves, noviembre 29, 2012

Enterrando cadáveres financieros


¿Le queda a usted todavía alguna duda de lo que es un rescate, de lo que significa? Espero que ayer le quedasen todas ella despejadas. Se nos ha vendido, falazmente, que una “línea de crédito condicionada” no es un rescate y no lleva a aparejadas condiciones, lo cual es falso e imposible. Préstamo, rescate o como usted lo quiera denominar, lo que es seguro que tiene como compañía son unas condiciones más o menso duras, e impuestas por quien otorga el dinero. Ayer conocimos las que Bruselas obligará a cumplir a las entidades rescatadas, y desde entonces algunos españoles se han unido al club de los arruinados.

El caso de Bankia es el más voluminoso, pero no el más sangrante, dado que su tamaño impide que sea liquidada con la prontitud y severidad con que lo van a ser Novacaixagalicia y CaixaCatalunya. En el caso de la entidad madrileño valenciana la aportación de capital europeo es de unos sangrantes 16.000 millones de euros, a cambio de los cuales se cerrarán más de mil oficinas, se despedirá a unos 6.000 empleados, los titulares de preferentes perderán, al menos, el 40% de su inversión (tranquilos, será mucho más) y se obligará a rediseñar el plan de negocio para salir de sectores como el del crédito promotor y otros relacionados con la burbuja. Es decir, la entidad será jibarizada y convertida en algo mucho menos aparatoso de lo que es hoy. Cuando ese proceso esté terminado, si eso acaba sucediendo, Bankia habrá dejado de ser sistémica y entonces, y esto lo creo yo pero nadie lo dice, vendrá su fase de achatarramiento,, troceo y reparto entre las entidades que existan en ese momento en el mercado, y el nombre de Bankia sólo se asociará a pesadillas y dolores de cabeza. Las más pequeñas, la gallega y catalana, arruinadas como Bankia pero sin alcanzar una dimensión sistémica que las convierta en peligrosas, están sentenciadas. La inyección de capital se hace con objeto de proceder a una liquidación ordenada de la entidad, y su posterior troceo y disolución, pese a que repito que no será esto lo que lean en la prensa. Para la caja gallega se habla de quitas en las preferentes de entre un 30% y un 70%, que al final se traducirán en que por sus participaciones el inversor quizás reciba una cesta navideña con dos botellas de albariño para darle un toque celta a la cosa. En estas entidades más concentradas en un territorio, el efecto de los despidos y la liquidación de activos va a ser mucho más intenso en su entorno que en el caso de Bankia, dispersa entre varias regiones. Como se pueden imaginar muchos ahorradores, accionistas, depositantes, preferentistas y demás figuras que puedan existir se quedaron ayer asombrados al oír lo que el comisario Almunia iba desgranando desde Bruselas. Atrapados en esas entidades basura, estafados muchos de ellos, tras años de espera en la que los directivos de las cajas y los distintos gobiernos les han dio contando películas de Disney, ayer salió un remedo de Fredy Kruger para avisarles de que se habían equivocado de sala de proyección y que se habían metido en un festival “gore”. Las reacciones no se han hecho esperar, y se anuncian múltiples querellas, demandas y acciones de protesta, pero una de las consecuencias de la intervención es que ya no sirve de nada que se hagan en Madrid ante el Ministerio o el Banco de España. Es Bruselas la que da el dinero, y la que decide, y nosotros los que lo recibimos y, arruinados, acatamos.

Triste, ¿verdad? Pues sí, lo es, y mucho. Rescate a mi modo de ver también es sinónimo de fracaso, de incapacidad, de no haber sido capaces de hacer lo que había que haber hecho hace muchos años, de las consecuencias de que todos sigamos sumidos en la irrealidad de lo que tenemos delante y, como no, de la desidia de la administración reguladora y de los gestores de las entidades, que siguen exculpándose unos a otros como si no hubiera sucedido nada después de haberlas quebrado de una manera tan burda como vergonzosa. Dijo ayer Almunia que la lista de culpables era muy larga. Esperemos que esa lista acabe en al Audiencia Nacional y, al menos, conduzca a algunos de ellos a las sombras de la prisión.

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