Podrá gustarnos o no, parecernos
una cosa u otra, apasionarnos o detestarnos, pero la tecnología, cuyo
incremento en capacidad y potencia no deja de crecer, lleva muchos siglos
cambiando el mundo y cada vez lo va a hacer más y a más velocidad. Poner
puertas a un campo que no deja de extenderse es una actitud que no tiene mucho
sentido y está condenada al fracaso. Debemos aprender a convivir con la
tecnología y usar el tiempo y nuestro raciocinio para intentar regular sus
efectos de la manera más sensata, posible y capaz de aunar la mayor cantidad de
intereses, ya que será imposible satisfacerlos todos. Debemos ser inteligentes.
Y un ejemplo de cómo no hacer las
cosas es el
anunciado cierre de Google News en España, consecuencia de la nueva ley de
propiedad intelectual. Google News es lo que se llama un agregador, una
web, vinculada al portal de Google, que lista las noticias que se buscan a
través de su web, ofreciendo los enlaces de los medios que las citan. Así
mismo, ofrece un portal de actualidad con las principales noticias y enlaces a
ellas, que acaban llevando a los distintos medios (prensa, radio, televisión,
etc) que son los que las tratan. Muchas personas y entidades utilizan estas
páginas como resúmenes de prensa, para hacerse una idea de la actualidad general,
y luego seleccionan la noticia que más les interese, o el medio que deseen,
pinchan y van a él. Por ello el agregador canaliza tráfico de la web a las
páginas de los medios y, en gran parte, contribuye a su difusión y crecimiento,
sobre todo si, tratándose de Google, muchísima gente puede llegar a usarlo. La
principal queja de los medios respecto a estos agregadores es que muchos
usuarios se pueden sentir meramente satisfechos con el vistazo que dan al
portal de noticias y no ir más allá, de tal manera que el agregador les hace
una especie de competencia a todos los demás, y llevan tiempo pidiendo una
compensación. En el proyecto de ley de propiedad intelectual, que entra en
vigor en 2015, se estable que los agregadores pagarán un canon a los medios para
paliar ese perjuicio que estos denuncian. Y la respuesta de Google ante ese
impuesto a su servicio ha sido fulminante. El próximo martes 16 de Diciembre se
cierra Google News España, y no sólo el
portal, sino el servicio de direccionamiento de noticias que existe en el
buscador matriz, que dejará de enlazar a los medios españoles, por lo que si a
partir de la semana que viene uno busca una noticia a través de Google el
buscador le ofrecerá referencias de los medios extranjeros, pero en ningún caso
de los nacionales, por lo que se convertirán en webs opacas de cara a los
miles, millones de usuarios de búsqueda de todo el mundo. Por querer cobrar una
tasa para paliar sus problemas financieros Google responde con un uso
manifiesto de su poder de mercado y, para no pagar, retira el servicio. Es
obvio que esto es un mal acuerdo que es antiparetiano en todos los sentidos,
porque todos pierden. Pierde Google porque deja su servicio, pierden los medios
porque dejan de existir para gran parte de la web, y pierden los usuarios al no
disponer de una herramienta de información y de los enlaces debidos. Un
desastre. Y me da la sensación de que el orden en el que he escrito los agentes
que salen perdiendo es el mismo que van a seguir en lo que hace a malos resultados
financieros. Las cuentas de Google España se reducirán, despedirán gente y el
gigante verá a este país como algo más residual de lo que lo era antes, pero
para los medios en español, ya sumidos en un marasmo financiero y de negocio,
el perjuicio puede ser mucho mayor. De hecho, empiezan a estar asustados por
las consecuencias.
Como
comenta Enrique Dans en su blog, estamos haciendo el más absoluto de los ridículos.
Los medios no pueden pretender que Google les pague por prestar un servicio que
no hay manera de cobrar de forma directa, mediante un impuesto similar a las
gabelas medievales, y sería necesario que esa tasa se retirase, y todas las
partes se volvieran a sentar en torno a una mesa para decidir cómo gestionar
este problema de una manera mucho más inteligente y favorable para todos. Sino,
serán los medios los grandes perdedores, nuevamente, en un mundo en el que la
tecnología no es la que rige, pero impone unas restricciones y normas que
obligan a convivir con ella y a espabilarse. Nadie ha dicho que esto sea fácil,
es más, cada vez será más complicado, y las soluciones antiguas, directamente,
no funcionan.
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