lunes, diciembre 22, 2014

Balance de 2014


Hoy, el día de la lotería, en la que nunca juego, como en cualquier otro juego de azar, es momento para recapitular este año, porque si todo va como preveo este será el último artículo de 2014. Para los que nos gusta la actualidad este año ha sido, me atrevería a decir, demasiado intenso. Empezó con recuerdos de centenario, de la Gran Guerra europea, y acaba con una guerra instalada en el este de Europa, siempre en el este, que deja miles de muertos en los territorios del oeste de Ucrania y el resurgir de Rusia como un problema para Europa occidental, que nunca ha estado cómoda con tan inmenso y poderoso vecino.

Cuatro han sido a mi entender las noticias que han marcado este año. A la citada Ucrania se le debe sumar el ébola, esa epidemia contagiosa surgida en África occidental, que existe desde hace décadas, que en febrero rebrotó con fuerza en algunos países cercanos al golfo de Guinea y que, pese a la virulencia y las cientos de muertes que llevaba causados, nos importaba a los occidentales lo mismo que brotes pasados, hasta que la enfermedad llegó a nosotros en forma de cooperantes religiosos repatriados, y se montó escándalo. Y se produjo un contagio, y se montó el gran escándalo, dejando ver las vergüenzas de nuestra sociedad, la incompetencia de los gobiernos de todo nivel, la dedicación de los profesionales y la cobardía de un mundo, el nuestro, acostumbrado a vivir entre algodones, que no soporta perturbación alguna y muestra una cara egoísta que da mucho que pensar cuando algo de este “perfecta sociedad” que hemos creado se resquebraja. El ébola nos definió mucho, y en gran medida para mal. Las otras dos noticas son el surgimiento del Estado Islámico y el derrumbe del petróleo. Los islamistas del EI se han hecho desgraciadamente populares a lo largo de este año, tanto por su habilidad para la propaganda como por su infinito grado de saña y crueldad. Expertos en grabar y retransmitir decapitaciones, su capacidad para el asesinato y la guerra van mucho más allá, y actualmente, controlando parte del territorio de la antigua Siria e Irak, y con abundantes recursos económicos, suponen una amenaza global, no sólo para aquella zona. Su capacidad de captación de radicales en todo el mundo, y el atractivo, incomprensible pero cierto, que genera en ciertas capas de la población, suponen un peligro para nuestras y otras sociedades, que ven como ciudadanos de las mismas son captados, transformados en asesinos, lanzados al combate y, si sobreviven, retornados a sus países de origen convertidos en una bomba amenazante. Su forma de actuar combina la más moderna de las estrategias con el más arcaico de los pensamientos, y suponen una nueva dimensión de la amenaza yihadista que amenaza con ser noticia durante mucho tiempo. El otro asunto, el cuarto, es el derrumbe de los precios del petróleo, tanto por el exceso de oferta (el fracking tiene mucho que decir ahí) como por la bajada de la demanda como por el uso del crudo como arma frente a enemigos (Arabia Saudí suní frente a Irán chií, créanme). El barril ha perdido más del 40% de su valor en tres meses y deja al borde del abismo a países productores que dependen por completo del mismo para su supervivencia, como Rusia, irán, Venezuela, Nigeria y otros. El desmadre monetario del rublo de estas semanas es sólo el primero de los grandes efectos de esta onda de choque que va a condicionar muchas de las noticias que sucedan en el próximo 2015, en donde habrá perdedores y ganadores. Su bolsillo estará entre estos últimos, al bajar el precio de los carburantes, y eso será gasolina para una economía, la española, necesitada de estímulos, que ha tocado fondo, y crece algo, pero sigue viviendo en el páramo devastado por la crisis.

Qué horror, pensarán algunos. Pero no, vivimos en el mejor de los mundos que hasta ahora han existido, con sus imperfecciones, sí, y maravillas, también, de las que ahora nos enteramos al instante, lo que desvirtúa nuestra opinión y la sesga hacia la negritud. Y si no les gusta este mundo, hay otros. En 2014 Rosetta Phillae en el asteroide 67P y Curiosity en Marte nos han mostrado que más allá de la Tierra hay compuestos biológicos y agua que pueden ser indicios o soportes de vida. Casi cada día se descubren nuevos planetas extrasolares, y quién sabe si un día hallaremos un vecino que pueda acogernos. Quizás el año que viene sea el momento adecuado para descubrirlo.

Si todo va bien, el próximo artículo lo escribiré el Lunes 5 de Enero de 2015. Pasen unas maravillosas fiestas, cuídense, sean muy felices y ojalá el espíritu de la Navidad nos dure más allá de estas fechas.

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