Estuvo ayer muy atinado un
analista en twitter cuando afirmó que Rajoy es el único animal que tropieza dos
veces en la misma Soria. La
renuncia del exministro a su propuesta al cargo en el Banco Mundial, conocida
ayer por la tarde, fue una bomba informativa, que los medios contrarios al
PP convirtieron en sangre fácil y los favorables distorsionaron, transformando
la lógica y justa concesión de hace un par de días por parte de un comité
técnico en el justo sacrificio realizado por un concernido Rajoy. Vericuetos
absurdos para enmascarar una decisión del gran jefe Mariano que sólo ha
generado costes para su persona y entorno, y que era vista por todos como un
error garrafal.
O no, que diría el gran Mariano,
porque todo puede ser mucho más retorcido. Ya en algunos medios figuraba ayer
por la tarde, tras la renuncia de Soria, una
teoría muy interesante que a quien ponía en el disparadero no era al frustrado
exministro, tampoco a Rajoy, sino al poderoso ministro Guindos. En todo
este proceso de nombramiento, en el que el concurso y la comisión a la que
tanto se han mencionado ni han existido como tales ni suelen darse (lo apañan
los tecos entre ellos) el que más ha salido a defender a la palestra lo
sucedido y se ha comprometido a hacerlo ante el Congreso es el Ministro Luis de
Guindos, cuyo papel en el gobierno no ha dejado de crecer con los años. Desde
hace meses incluso se ha barruntado su nombre como un posible candidato de consenso
de cara a conformar un gobierno técnico, una versión hispana del interregno de
Mario Monti en Italia, gobierno centrado en la economía, el cumplimiento de los
compromisos con Bruselas y el funcionamiento de la administración, sin apenas
gestión política. Recordemos que Guindos ni es afiliado al PP ni se ha
presentado en las listas electorales. Ese papel de figura emergente ha sido
desmentido con fuerza por cualquier portavoz del PP y de otras formaciones, y
tomado como absurdo por parte del propio Guindos y su entorno, pero el rumor
existe desde hace tiempo, y la imposibilidad de formar gobierno tras dos
elecciones fallidas no ha hecho sino acrecentarlo. Pues bien, la teoría que
ayer se comentaba y hoy se publica es que la jugada de Soria lo que ha logrado,
en realidad, es desactivar a Guindos como alternativa a Rajoy. Siguiendo los
consejos de su jefe Mariano, Guindos habría otorgado el puesto a Soria contando
con que esa decisión sería respaldada por el gobierno y PP, pero a la vista de
la reacción social generada por un nombramiento claramente injusto, y el
revuelo en un PP que se enfrenta a elecciones decisivas, no tanto en País Vasco,
pero sí en Galicia, Rajoy no ha dudado nada en desdecirse, darle la vuelta al
argumentario, aparecer como el salvador que ve la realidad y admite que Soria
no puede ocupar el puerto por decencia política, y por consiguiente deshace esa
decisión. Y deja a Guindos, valedor y mano ejecutora del proceso, colgado de
una brocha. “Así que ese es el criterio moral del tecnócrata aspirante a
sucederme” parece querer Rajoy que pensemos todos los que nombremos el nombre
de Guindos, en vano o no. Con todo este extraño y chusco episodio, error mayúsculo
en todos los sentidos, lo que dicen estas voces es que no hemos asistido a una
comedia de enredo entre incautos e incapaces, sino a un episodio de “House of
Cards” en versión hispánica, con un cruel cruce de navajazos entre ambiciones
políticas cuyo resultado deja a un peso pesado tocado en su despacho de la
torre de Cuzco.
La teoría, vista en su conjunto, cuadra, lo cual
la hace atractiva, aunque para mi sigue siendo demasiado retorcida. Lo cierto es
que, sean cuales sean las fuerzas que se han movido tras el escenario de este
extraño episodio, hay ganadores y perdedores, y Rajoy puede acabar no estando
entre estos últimos, lo cual vuelve a demostrar, a propios y extraños, que ese
curioso personaje de la política con pinta de abuelo bonachón es, como todos
los que han llegado a ese puesto, un profesional de exterminar a sus rivales,
un individuo poseedor de un afilado colmillo político y una criatura
especializada en sobrevivir en el hostil entorno de la cúspide del poder. Otra
vez se demuestra que infravalorar a Rajoy es un grave error por parte de quien
lo comete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario