Acostumbra
el INE a publicar con regularidad las cifras demográficas, que engloban una
serie de variables que actúan a la vez y que, con signos, causas e inercias
distintas, nos dan la imagen de la población en la que vivimos; cuántos somos,
éramos, y en cierto modo seremos, y cómo somos y puede que seamos. Los
datos de crecimiento vegetativo, diferencia entre nacimientos y muertes, para
el primer semestre de este 2018 son asombrosos, dado que baten récords, por
el mínimo del primero y máximo del segundo, arrojando un saldo negativo de
46.590 personas. Siete veces y media mi pueblo ha desaparecido de España en el
último año, en el balance entre nacidos y muertos. Es espectacular, y grave.
Los
responsables de la web de El Confidencial han elaborado este artículo y, en su
parte inferior, puede usted consultar el saldo vegetativo de cada uno de los
municipios de España, obteniendo un gráfico que representa los datos desde
el año 1996. Si miro por ejemplo en Elorrio veré que sólo tres años de esa
serie, 2002, 2008 y 2001, ofrecen saldo positivo, y en todos los demás se
pierde población. El saldo provisional de 2018 es de -7, lo que es un uno por
mil de la población. Busquen su municipio, o el que deseen, y observen. En la
mayor parte de los casos se verán más barras rojas que verdes oscuro (o eso me
parece ese color, difícil de definir) lo que muestra la intensidad del
fenómeno. Hay zonas donde la decadencia de población es constante desde hace
años y se acelera, como el noroeste peninsular y el interior, con la excepción
de Madrid y su entorno, que no dejan de crecer. Así, el concepto de “España
vacía” que alumbró Sergio del molino con su excelente ensayo se agiganta,
generando la imagen de un país que se mantiene poblado en las costas pero se
vacía en el interior, con un centro que no deja de crecer y agrandarse,
generando así la imagen de un donuts inverso. Es obvio que estas zonas que se
vacían lo van a hacer, si nada cambia, cada vez a mayor velocidad, porque en
ellas la edad media de la población no deja de crecer. La esperanza de vida es
altísima en nuestro país, de las mayores del mundo, pero no es infinita, y esas
zonas que se despueblan y envejecen caminan hacia el desierto demográfico de
una manera casi imparable. Amplias zonas de las dos Castillas, Aragón,
Asturias, Galicia y Extremadura pueden quedar deshabitadas en no muchos años si
se mantiene el proceso actual. ¿Por qué nacen menos niños? Son muchas las
causas, económicas, sociales de todo tipo. Es caro tener hijos, pocas son las
ayudas que se otorgan, los horarios de trabajo y estudios están diseñados para
que sea imposible realizar ambas tareas si los dos progenitores trabajan, ser
padres es una responsabilidad dura y no tiene por qué apetecer (de hecho, es y
debe ser una elección, no una imposición),m al extrema salud en la que vivimos
garantiza la casi segura supervivencia de todos los hijos , por tanto, no es
necesario tener mucho para garantizar que alguno pueda sobrevivir, toda sociedad
que aumenta su renta ve caer las tasas de natalidad, etc Dada la fuerte inercia
que tienen las variables demográficas, la reducción de nacimientos irá a más,
porque a todas estos factores anteriores se debe sumar que las generaciones a
partir de finales de los setenta ya son menores que las pasadas, por lo que el
número de mujeres fértiles de cada una de ellas es menor. Manteniendo las tasas
actuales, del entorno de 1,3 niños por pareja, cada generación futura se
reducirá simplemente por la caída de mujeres potencialmente madres, en una
espiral descendente que no podría ser corregida ni con aumentos sustanciales
del número de nacimientos per cápita, que desde luego no se esperan, así que es
más que probable que esa cifra de menos 46.950 no sea sino un valor que se vea
empequeñecido por futuras y mucho mayores caídas. El país, atendiendo a esta
variable, se despuebla y envejece de manera irreversible.
Sin
embargo, la población española aumenta, y es que dos son los saldos que otorgan
el valor global de la población, la diferencia entre nacimientos y muertes
(negativo como hemos visto) y la diferencia entre emigrantes e inmigrantes, que
sigue siendo positiva y compensa el bajón vegetativo. Para
este primer semestre de 2018 el saldo migratorio positivo fue de 121.564
personas, que sumados al menos 46.2373 anterior nos indican que la población del
país ha aumentado en 74.591 personas. Es la inmigración la que está
permitiendo compensar la pérdida de población que, de manera natural, se
extingue. Este factor debiera estar muy presente en las discusiones que tenemos
todos los días sobre fronteras, pensiones, mercado de trabajo y futuro, que son
las más importantes, y que tan poca atención y tanta demagogia reciben.
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