viernes, diciembre 14, 2018

Cada vez nacen menos, pero somos más


Acostumbra el INE a publicar con regularidad las cifras demográficas, que engloban una serie de variables que actúan a la vez y que, con signos, causas e inercias distintas, nos dan la imagen de la población en la que vivimos; cuántos somos, éramos, y en cierto modo seremos, y cómo somos y puede que seamos. Los datos de crecimiento vegetativo, diferencia entre nacimientos y muertes, para el primer semestre de este 2018 son asombrosos, dado que baten récords, por el mínimo del primero y máximo del segundo, arrojando un saldo negativo de 46.590 personas. Siete veces y media mi pueblo ha desaparecido de España en el último año, en el balance entre nacidos y muertos. Es espectacular, y grave.

Los responsables de la web de El Confidencial han elaborado este artículo y, en su parte inferior, puede usted consultar el saldo vegetativo de cada uno de los municipios de España, obteniendo un gráfico que representa los datos desde el año 1996. Si miro por ejemplo en Elorrio veré que sólo tres años de esa serie, 2002, 2008 y 2001, ofrecen saldo positivo, y en todos los demás se pierde población. El saldo provisional de 2018 es de -7, lo que es un uno por mil de la población. Busquen su municipio, o el que deseen, y observen. En la mayor parte de los casos se verán más barras rojas que verdes oscuro (o eso me parece ese color, difícil de definir) lo que muestra la intensidad del fenómeno. Hay zonas donde la decadencia de población es constante desde hace años y se acelera, como el noroeste peninsular y el interior, con la excepción de Madrid y su entorno, que no dejan de crecer. Así, el concepto de “España vacía” que alumbró Sergio del molino con su excelente ensayo se agiganta, generando la imagen de un país que se mantiene poblado en las costas pero se vacía en el interior, con un centro que no deja de crecer y agrandarse, generando así la imagen de un donuts inverso. Es obvio que estas zonas que se vacían lo van a hacer, si nada cambia, cada vez a mayor velocidad, porque en ellas la edad media de la población no deja de crecer. La esperanza de vida es altísima en nuestro país, de las mayores del mundo, pero no es infinita, y esas zonas que se despueblan y envejecen caminan hacia el desierto demográfico de una manera casi imparable. Amplias zonas de las dos Castillas, Aragón, Asturias, Galicia y Extremadura pueden quedar deshabitadas en no muchos años si se mantiene el proceso actual. ¿Por qué nacen menos niños? Son muchas las causas, económicas, sociales de todo tipo. Es caro tener hijos, pocas son las ayudas que se otorgan, los horarios de trabajo y estudios están diseñados para que sea imposible realizar ambas tareas si los dos progenitores trabajan, ser padres es una responsabilidad dura y no tiene por qué apetecer (de hecho, es y debe ser una elección, no una imposición),m al extrema salud en la que vivimos garantiza la casi segura supervivencia de todos los hijos , por tanto, no es necesario tener mucho para garantizar que alguno pueda sobrevivir, toda sociedad que aumenta su renta ve caer las tasas de natalidad, etc Dada la fuerte inercia que tienen las variables demográficas, la reducción de nacimientos irá a más, porque a todas estos factores anteriores se debe sumar que las generaciones a partir de finales de los setenta ya son menores que las pasadas, por lo que el número de mujeres fértiles de cada una de ellas es menor. Manteniendo las tasas actuales, del entorno de 1,3 niños por pareja, cada generación futura se reducirá simplemente por la caída de mujeres potencialmente madres, en una espiral descendente que no podría ser corregida ni con aumentos sustanciales del número de nacimientos per cápita, que desde luego no se esperan, así que es más que probable que esa cifra de menos 46.950 no sea sino un valor que se vea empequeñecido por futuras y mucho mayores caídas. El país, atendiendo a esta variable, se despuebla y envejece de manera irreversible.

Sin embargo, la población española aumenta, y es que dos son los saldos que otorgan el valor global de la población, la diferencia entre nacimientos y muertes (negativo como hemos visto) y la diferencia entre emigrantes e inmigrantes, que sigue siendo positiva y compensa el bajón vegetativo. Para este primer semestre de 2018 el saldo migratorio positivo fue de 121.564 personas, que sumados al menos 46.2373 anterior nos indican que la población del país ha aumentado en 74.591 personas. Es la inmigración la que está permitiendo compensar la pérdida de población que, de manera natural, se extingue. Este factor debiera estar muy presente en las discusiones que tenemos todos los días sobre fronteras, pensiones, mercado de trabajo y futuro, que son las más importantes, y que tan poca atención y tanta demagogia reciben.

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