Otro año extraño, de
olas que van y vienen, de prohibiciones, liberaciones, pasaportes, inyecciones,
y sensación de girar y girar en torno a una pandemia omnipresente. Ante ello
leer, que nunca ha estado sujeto a restricciones, se ofrece como consuelo y ofrece
una vía de entretenimiento y escape de la realidad, más necesaria que nunca.
Este año he leído bastante más novela que ensayo, más descentrado respecto a lo
que suele ser habitual en mi en todos los sentidos. Y la cosecha me ha dejado
satisfecho, aunque más que resolver dudas, me ha planteado muchas más. Quizás
eso también sea bueno.
Recuerden que no tienen
por qué ser libros editados en este año sino los que más me han gustado de
entre los que he leído. Salvo los ganadores de cada categoría, el orden del
resto de libros reseñados no indica una mayor o menor calidad, sólo que son los
que más destaco.
Mejor libro de ficción. Hamnet, de Maggie
O’Farrell, editorial Libros del Asteroide, 352 páginas. Volvemos a Shakespeare,
el autor anglosajón más influyente de la historia, y cuya vida es un misterio
absoluto. En esta novela O’Farrell lo muestra como personaje secundario, que va
y viene, dejando todo el protagonismo a Anne Hathaway, su mujer, y a los hijos,
que viven en la aldea de Stratford upon Avon. Será la vida y el destino de uno
de ellos, Hamnet, el que engarce toda la historia y lleve al bardo a la
inmortalidad. O’Farrell escribe con una delicadeza asombrosa, a veces
despegada, otras como plañidera que acompaña a sus personajes. Es una novela
enorme, que admite muchas lecturas. Imposible ser indiferente ante ella.
• Tiempos recios, de Mario Vargas
Llosa, editorial Debolsillo, 360 páginas. Se ha querido comparar
esta novela, en fondo y calidad, con “La fiesta del chivo” y, aunque creo que
no llega a tan altas cotas, sí estamos ante una obra excelente que, como la
citada, sacude al lector en un contexto latinoamericano de enorme pestilencia.
En la Guatemala de los cincuenta el golpe que, auspiciado por la CIA, derroca
al presidente Árbenz sirve al gran narrador peruano para crear un fresco de
personajes sedientos de poder, ambición y miedos. Escenas tremendas y un pulso
narrativo de primera, en un texto que entretiene y estremece. Historia de las
nefastas, literatura excelente.
• Historia de Shuggie Bain, de Douglas
Stuart, editorial Sexto Piso, 516 páginas. Esta es la primera
novela del autor, premiada en numerosos certámenes, y le deja a uno pensando en
la enorme capacidad que tiene este escritor, novel, que despliega un texto que
engancha y desasosiega. Relato de una familia descompuesta en un Glasgow de
reconversión industrial pesadillesco (podía ser Barakaldo, Avilés, Ferrol…) con
padres que abandonan a sus mujeres y les pegan, madres que tratan de tirar para
adelante y beben para olvidar, e hijos, uno de ellos claramente el autor, que
intentan crecer y ayudar a las personas que les rodean. La narración es dura,
sí, pero está escrita de maravilla.
• Trilogía El problema de los tres
cuerpos, de Cixin Liu, editorial Debolsillo. La ciencia ficción
china está de moda, como toda aquella potentísima nación. He esperado a que
esta trilogía salga en bolsillo para poder ventilármela y sí, merece mucho la
pena. Historia larga, compleja, con aspectos de ciencia ficción “dura” muy
alejada del estilo y contexto anglosajón. Liu crea un relato absorbente,
totalitario, todo un universo histórico futuro alternativo en el que la
verosimilitud de lo que se cuenta, increíble, llega a ser escalofriante. Son
tres tomos gruesos, exigentes, en los que me hice algo de lío con los nombres
chinos de los personajes, pero es una gozada de novela.
• Feria, de Ana Iris Simón, editorial
Círculo de Tiza, 240 páginas. Uno de los libros más
comentados y polémicos del año, que con su calidad literaria deja a sus
críticos como unos pobres resentidos. Ana Iris ha escrito no exactamente una
biografía, ni un ensayo, ni una novela, ni una denuncia, ni un homenaje, pero
algo de todo esto hay en un texto en el que el lenguaje, usado de una manera
excelente, desborda sinceridad, reconocimiento del fracaso, cuando es medido
por lo que la sociedad considera éxito, y añoranza de lo que a ella le da
felicidad, que está muy lejos de los chabacanos y vacíos “me gusta” de las
redes sociales.
• Exhalación de Ted Chiang, editorial
Sexto Piso, 348 páginas. Ted Chiang se hace de
rogar. Sus libros de relatos son sólo dos, y separados por muchos años unos del
otro. En este segundo volumen el escritor chino nos vuelve a llevar por lugares
insospechados, donde la inteligencia artificial se cultiva y crece ante los
ojos de quienes con ella juegan, los habitantes de otro mundo descubren cómo el
aire exhalado hace funcionar sus mentes y les revela cómo será el final de su
existencia… sí, es ciencia ficción, pero además es una literatura excelente,
poética y que le deja a uno la habitación perdida de preguntas sin posible
respuesta.
• La hora violeta, de Sergio del
Molino, editorial Debolsillo, 200 páginas. Es esta una novela
anterior de Sergio, pero definitoria de toda su carrera, y de su vida. El drama
personal que relata se encuadra en la auto ficción, de esas que ahora está tan
de moda y que a veces se hunden en el onanismo. Aquí no. Escueta en las
descripciones, ausente de regodeos, del Molino relata con parquedad de palabras
algo que es casi imposible poner por escrito, entre otras cosas porque nuestro
idioma ni recoge una palabra que defina ese suceso. Un texto tan bello como
crudo, un relato de puro amor.
• Lluvia fina, de Luis Landero,
editorial Tusquets, 272 páginas. Valor seguro de
nuestras letras, las novelas de Landero se van haciendo más breves a medida que
avanzan los años, pero su contenido, vacío de artificios, se profundiza.
Aprovechando una noticia que leyó el autor, de una reunión familiar que acabó
como el rosario de la aurora, el texto nos describe a los personajes de una
familia que ya sólo comparte rencores. Es un texto directo, sencillo de leer,
pero que pide ir despacio, a medida que la acción se adentra en el cúmulo de
reproches que, cada uno, espera lanzar sobre los demás.
• Nada que temer, de Julia Barnes,
editorial Anagrama, 304 páginas. Pertenece Barnes a una
generación gloriosa de escritores británicos (Amis, McEwan, el Nobel
Ishiguro…). En esta novela, semibiografía y recuento de anécdotas, se describen
a los padres y otros familiares del autor, su relación mutua entre ellos y un
crío, el propio Barnes, que desde pequeño carece de la fe en Dios pero echa de
menos a una figura divina que le alivie de la angustia de ser consciente de la
mortalidad. Una delicia de texto con una capacidad de introspección tan enorme
como la ironía que desprende. Una delicia.
• Tienes que mirar, de Anna
Starobinets, editorial Impedimenta, 176 páginas. Starobinets es una
joven escritora rusa, con trabajos muy premiados en el campo de la ciencia
ficción, de los que, pena, no he leído ninguno. En este texto narra una dura
experiencia personal, que le lleva a conocer los entresijos, más bien,
infiernos, de la sanidad rusa, y como se ve forzada a huir. La sensación que
tiene es la de convertirse ella misma en un personaje de una trama de fantasía
y terror, de esas de las que no se puede escapar. Texto directo, duro, que
parece increíble de lo angustioso que resulta. Y todo es real.
• Panza de burro, de Andrea Abreu,
editorial Barret, 176 páginas. Es también la primera
novela de esta escritora canaria, que cuenta el paso de la infancia a la
adolescencia de un par de amigas en el monótono y nada idealizado pueblo
canario en el que viven, tan alejado del turismo, las playas y el ocio
vacacional. Texto difícil, exige mucho al lector dado que se utiliza mucha
jerga tanto adolescente como local, pero una vez superado ese problema se
adentra uno en una historia mil veces vista, la de la chica tranquila y su
adorada pero salvaje amiga, a la que teme tanto como admira, y sigue hasta que
la vida les pone al límite. Sí, el argumento es manido, pero la forma de
contarlo es tan personal como persuasiva y meritoria.
Mejor libro de no
ficción.
He estado dudando
bastante sobre cuál seleccionar, casi hasta hoy.El gran sueño de China,
de Claudio Rodríguez, editorial Tecnos, 328 páginas. Hay un montón de libros
sobre China, prueba de la importancia del tema y del imparable protagonismo de
un actor global que no deja de crecer. En este ensayo, el autor conjuga sus
perfiles de ingeniero y economista en un texto que desgrana la estrategia que
el régimen de Beijing ha planificado en su camino hacia el poder global y el
control interno. El subtítulo “Tecno socialismo y capitalismo de estado” lo
dice casi todo. Imprescindible sobre el tema.
• Bajo la sombra del Vesubio, de Daisy
Dunn, editorial Siruela, 344 páginas. Plinio el viejo vio que
algo pasaba en la bahía de Nápoles y se convirtió en el primer cronista de una
erupción volcánica, la del Vesubio. Allí murió, pero su sobrino Plinio, el
joven, recopiló sus escritos y añadió muchos otros de su cosecha, porque heredó
tanto la curiosidad de su tío como su capacidad narradora. Revisión de la vida
de dos personajes apasionantes, del tiempo romano que les tocó vivir y de cómo
la historia y arqueología han permitido conocer el legado de una época
inolvidable.
• No digas nada, de Patrick Radden
Keefe, editorial Reservoir Books, 544 páginas. Este libro fue un gran
éxito el año pasado, y debo decir que plenamente merecido. Planteado como un
enorme reportaje periodístico, el autor recorre el conflicto de Irlanda del
Norte a partir de la desaparición de una madre en la Belfast católica de los
setenta. Los paramilitares unionistas, el terrorismo proirlandés del IRA,
protestantes y católicos, traidores y conversos, héroes y villanos… el relato
narra con pulso el absoluto fracaso de varias generaciones enfrentadas por unos
ideales que les llevaron al dolor mutuo. Es el testimonio de una catástrofe
social llena de perdedores y no pocos aprovechados.
• Música, una historia subversiva, de
Ted Gioia, editorial Turner, 576 páginas. Es este un ensayo sobre
música, sí, pero con un contenido muy centrado en la antropología, en el
significado de la música como expresión de una cultura y el influjo que esos
sonidos producen en sus creadores y oyentes. El hecho de que las tendencias
musicales, siempre subversivas en su nacimiento, acaban por ser asimiladas por
la sociedad y convertidas en clásicos es una constante en una obra densa y que
dedica mucho espacio a las eras arcaicas, en una cronología no muy habitual. Es
un trabajo excelente.
• Madrid, de Andrés Trapiello,
editorial Destino, 560 páginas. Este es un libro muy
especial en la producción de Trapiello, dedicado tanto a la ciudad en la que se
ha desarrollado su carrera literaria y vital como a relatar una versión de su
biografía, sazonada de calles, barrios y lugares de una ciudad contrahecha, con
abundantes parches, que a veces deslumbra en belleza y otras es un adefesio que
echa para atrás. Con sus contrastes, Madrid es un lugar muy particular, en el
que la vida puede ser plena, si a la urbe sobrevives, y Trapiello lo ha
logrado, y lo cuenta como nadie.
• El club de los desayunos filosóficos,
de Laura Snyder, editorial Acantilado, 640 páginas. Experta en ensayos
históricos sobre la ciencia y sus avances, Snyder nos lleva a la Inglaterra del
siglo XIX y nos presenta a cuatro personajes, William Whewell, Charles Babbage,
John Herschel y Richard Jones, a través de los cuales se muestra la evolución
del improvisado filósofo natural hasta el científico profesional, incluyendo la
propia creación del ese término, el de científico. Abarcando varias décadas, el
trabajo es excelente a la hora de retratar una época de constantes avances en
todas las materias del saber, con Darwin y electromagnetismo apareciendo al
final.
• El zapatero y su hija, de Conor
O’Cleary, editorial Crítica, 400 páginas. La vida del zapatero
Stanislav Suvorov, suegro del autor, sirve de hilo conductor de un libro que
relata cómo era la vida en el mundo soviético, desde las posiciones de
privilegio en un Gorzny inicialmente pacífico hasta la supervivencia en un
destierro siberiano. Del apogeo del imperio hasta su debacle y conversión en un
capitalismo de oligarcas y el empobrecimiento absoluto de una población
abandonada a su suerte que ya llevaba décadas de privaciones. Excelente
combinación de historia y vivencia personal.
• A finales de enero, de Javier
Padilla, editorial Tusquets, 400 páginas. La muerte de Enrique
Ruano, tras ser detenido por la policía franquista, sirve al autor para
realizar un recorrido por el movimiento de protesta que empezó a crecer en
España a finales de los sesenta, especialmente en ambientes universitarios
acomodados, y que protagonizan un triángulo en el que el propio Ruano y Javier
Sauquillo quisieron y cortejaron a Dolores González, auténtica protagonista de
la historia y, en su reiterada desgracia, reflejo de las convulsiones de
nuestro país. Todo un relato de amor.
• ¡Que los dioses nos ayuden!, de Néstor
Marqués, editorial Espasa, 440 páginas. ¿Es Néstor Marqués el
mejor divulgador español del mundo clásico? Probablemente sí. Sus libros
mezclan erudición a raudales con un estilo directo y una concienzuda voluntad
de huir del presentismo a la hora de valorar el pasado. En este último trabajo
se adentra en el complejo mundo de la religión romana, de sus personajes, ritos
y obligaciones, en su similitud y diferencias respecto al panteón griego, y el
improbable pero arrollador triunfo de una creencia monoteísta de origen judaico
que, llamada cristianismo, ha modelado los últimos dos milenios del mundo. Y
creado, entre otras cosas, la Navidad.
• Contra la España vacía, de Sergio del
Molino, editorial Alfaguara, 280 páginas. Sergio del Molino
descubrió el concepto de la España vacía, al que después le han salido muchos
más padres, apologetas y rebautizadores que habitantes tiene ese territorio. En
este ensayo, miscelánea de temas, el autor no se rectifica exactamente, pero sí
aborda aspectos ya tratados en su anterior trabajo, desde una óptica crítica y
revisionista. Trabajo intelectual a contracorriente de las modas imperantes,
huye del aplauso de una parte de la bancada ideológica para mostrarnos valores
y carencias de nuestra sociedad desde una perspectiva tan ecuánime (que no
equidistante) como mordaz.
• Corazón de Ulises, de Javier Reverte,
editorial Debolsillo, 496 páginas. Javier Reverte falleció
el año pasado. Había leído poco de él, debo reconocer el error que eso supone,
y estoy tratando de arreglarlo. En este libro Reverte viaja a Grecia, la
recorre de norte a sur y termina en Ítaca, siguiendo los pasos del Ulises en su
odisea. Es un texto bellísimo, de rendida admiración a los clásicos y su
legado, en el que se aprende una barbaridad tanto de historia como de
literatura, y que supone un fantástico compendio de hedonismo viajero y saber
“cultureta”. Una joya.
• El país donde florece el limonero, de
Helen Attlee, editorial Acantilado, 320 páginas. ¿Conocer la historia de
un país por sus cultivos de cítricos? Un planteamiento curioso pero que
funciona muy bien. La autora, experta en jardines, nos lleva a varias regiones
de Italia en las que los cítricos forman parte de la cultura y vida desde
tiempos inmemoriales. El papel de la mafia en su recolección y comercio en
Sicilia, la tecnología antigua necesaria para proteger los árboles en la zona
del alto milanesado… un viaje de lo más interesante, dulce y ácido, como el
contenido de esos frutos. Incluye recetas.
• El precio de la paz, de Zachary
Carter, editorial Paidós, 680 páginas. Una biografía de Keynes
que no pretender suplantar el trabajo canónico de Skidelsky, sino ahondar en
pasajes no tan centrados en la economía como en lo social o vital. Flaquea algo
en su tramo final, pero es excelente el tratamiento que hace de la vida
personal de Maynard, su relación con los miembros del grupo de Bloomsbury y con
el funcionariado y políticos de un imperio británico en el que creía como el
que más. La atención que presta a sus seguidores es también muy interesante.
• The road to conscious machine, de
Michael Wooldridge, editoral Penguin, 388 páginas. De propina, un libro en
inglés sobre el apasionante tema de la inteligencia artificial, IA. El autor es
un experto en el campo y realiza una detallada historia sobre el surgimiento de
la IA y las distintas modas, éxitos y decepciones que ha habido en la materia,
hasta llegar a nuestros días, dominados por el éxito de los algoritmos, el
machine learning y otros avances que ya están cambiando nuestra forma de
entender el mundo. No es necesario tener conocimientos previos para leerlo, y
supone una guía de referencia sobre el tema, sus posibilidades y, también,
riesgos y frustraciones.