Por fin, tras muchas dudas y retrasos, y en una semana aciaga y llena de desgracias, una buena noticia. El despegue del trasbordador Discovery producido ayer en Cabo Cañaveral, Florida, fue todo un éxito. Los temores a desprendimientos de la espuma aislante del tanque de combustible fueron disipados, aunque al parecer pequeños fragmentos sí se cayeron. Está por ver los daños producidos, cosa que sabremos en dos días, una vez que la nave se ancle a la Estación Espacial y, desde allí, pueda ser observada en su panza y laterales con detenimiento. Esperemos que sin consecuencia alguna, el viaje de retorno sea tranquilo.
Los que sí que tenían ganas de que despegase la nave eran, sin duda, los astronautas que llevan un largo tiempo aislados en la Estación Espacial. Tras el desastre del Columbia, destruido en su reentrada hace ya casi dos años y medio, la carrera espacial norteamericana se paró, y con ella la principal herramienta de construcción y abastecimiento de la Estación, la flota de transbordadores. Diseñados para ser baratos, reutilizables y funcionales, los costes de utilización de estas naves se han revelado prohibitivos a la medio y largo plazo, y su operatividad mermada por las bajas órbitas que alcanzan (300 – 500 km de altura). En 1983 el Challenger se destruyó ante la atónita mirada de todos. Fue horrible. El Columbia murió en la reentrada y sólo que dan dos naves, que se jubilarán en 2010 según las previsiones y, hasta entonces, serán las únicas vías de enlace con esos valientes que viven allí arriba, los hombres más aislados del mundo, que ni están en el mundo, sino más allá. Si yo fuese psicólogo no dejaría de estudiar la situación de esos tres solitarios, abandonados en un cascarón con las mejores vistas posibles, incapaces de tener ningún contacto humano que no sean ellos, y que sobreviven pese a todo sin pegarse ni tirarse la (cutre) vajilla espacial como un vulgar matrimonio. Eso es resistencia y heroísmo, y quién se acuerda de ellos habitualmente???
Como homenaje, recomendaría a las televisiones que, entre partido y partido y partido y partido de fútbol pusiesen alguna película de homenaje a estos valientes. Tres recomendaciones: “Apolo 13”, con Tom Hanks anhelando alcanzar la luna como comandante Jim Lowell, “Space Cowboys” con Clint Eastwooed y otros grandes compañeros dando lecciones de integridad, valor y audacia a unos mozalbetes imberbes y, especialmente, “Elegidos para la Gloria” basada en la novela de Tom Wolfe, sobre los pioneros de la aventura espacial estadounidense. Sólo por el título merece ser repuesta, porque no hay mejore definición para esos valientes, que cumplen nuestro sueño de alcanzar las estrellas. Si fuese millonario pagaba el pasaje y subía, pero sólo soy rico en ilusión, y eso es suficiente?????? Puede que sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario