martes, julio 04, 2006

Descarrilamiento

Enorme tragedia la de ayer en el metro de Valencia. 41 muertos son muchos muertos, demasiados. Habrá que investigar que ha sucedido para que semejante carnicería pueda ser posible, que ha fallado, que se ha hecho mal, que irresponsabilidades de gestión, conducción o de cualquier otra causa han podido contribuir a semejante desastre. Si ha sido por incompetencia o desidia alguien debiera dar la cara y dimitir. Es una pena que el maquinista del tren, de quién se dijo inicialmente que estaba herido leve, finalmente esté entre los muertos. Nos quedaremos sin su testimonio de porqué el tren aceleró de repente y se salió de la vía de una manera que tanto extraña a los expertos.

Con lo que me gusta a mi el metro..... Es rápido, limpio y seguro, MUY seguro. La mayor parte de accidentes habidos en estos últimos años han sido en derivaciones tras el servicio o en superficie. Sí es un entorno peligroso para un caso de atentado terrorista, como lo demostró el ataque con gas sarín en el de Tokio o las bombas del metro de Londres, para cuyo primer aniversario sólo nos faltan tres días. En ese caso se une, a los daños físicos provocados por el atentado (o un accidente como el de ayer) la sensación de encierro, agobio, claustrofobia por sentirse bajo tierra, sin luz ni aire natural. En un lugar muy propicio para el pánico. Cuando a veces los trenes se detienen entre estaciones, por la causa que sea, siempre observo alguna cara temerosa, deseando saber porqué nos hemos parado aquí, en medio de de esta oscuridad, y si no pasará nada malo. Cuando el convoy vuelve a arrancar, esas caras se tranquilizan, pero les queda en el fondo un resquemor de duda, aprensión por estar moviéndose en un sitio que no es cómodo para ellas, no es natural, y se les nota. Nunca me he visto en una situación semejante, y quiera Dios que siga así, por lo que no se como reaccionaría ante un panorama como el de ayer. Supongo que me podría el miedo y la congoja, aunque la situación en superficie, de las familias que llaman, no obtienen respuesta y se hunden en la desesperación debe ser mucho peor.

Como muestra de lo que es el miedo y como evitarlo, al coger el metro ayer camino a casa, a la tarde ya muy avanzada, en el canal de televisión del metro de Madrid, que emite publicidad y noticias, no hicieron referencia alguna al accidente en ninguno de los bloque s de informativos que puede ver, en los que si hablaban de otros sucesos y noticias producidos esa tarde. En cierto modo es lógico, porque nadie se queda tranquilo cuando baja veinte metros bajo tierra y le dicen que en Valencia han muerto 34 personas (que era la cifra de ayer por la tarde) hace pocas horas en un lugar similar. A veces es mejor no saber las cosas, pero me quedé pensando delante de la pantalla, notando esas ausencia, y preguntándome que hubiese sido mejor. Si ocultarlo o difundirlo y honrar la memoria de las víctimas desde el lugar en el que más próximos no s podríamos sentir a ellas: un andén de metro.

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