Ayer se acabó por fin la huelga del SEPLA, unas siglas que para todo el mundo, menos los metidos en el mundo aeronáutico, debieran ser unas desconocidas, pero para el español medio ese nombre se encuentra a la altura de Bin Laden o de la gripe aviar. Es sinónimo de desastre, angustia, ira. El Sindicato de los Pilotos es lo más parecido que conozco al Sindicato del Crimen, y la verdad es que ejerce su labor coercitiva y fastidiosa con una puntualidad y eficacia que ya quisieran para sí las aerolíneas. Como todos los veranos, ya hemos tenido nuestra huelga de pilotos, y contentos si sólo aguantamos una, porque, como en los pueblos, les gusta la repetición de las fiestas.
Hace tiempo que no uso Iberia. Los primeros meses de mi estancia en Madrid la empresa me pagaba vuelos, y cogía un avión cada tres semanas, y las experiencias eran siempre muy similares. Esperas, retrasos, extravíos.... y eso que se trataba del viaje Madrid – Bilbao, que no es una distancia muy grande de vuelo. A los pocos meses me di cuenta que lo más lógico era no tomar Iberia, y me decanté por Spanair que, pese a tener unos aviones bastante peores y ruidosos, cumplía con los horarios bastante fielmente. Luego se acabaron los vuelos y los experimentos. En todos esos meses pude vivir multitud de experiencias desagradables en el aeropuerto. Gritos, discusiones, broncas, intentos de agresión, etc. En su mayor parte no justificables, pero sí comprensibles en vista de la dejadez de la compañía hacia el pasaje, y su falta de explicaciones. Estos días han salido por la tele situaciones semejantes, personas desesperadas viendo sus vacaciones o negocios frustrados, quedándose en medio de la nada, y pudiendo recurrir sólo al personal de tierra que, indefenso y tan abandonado por la compañía como el viajero, es quién debe recibir el golpe del usuario, y sin aumento de sueldo ni garantías extras, claro. Eso a mi me daba especial pena, porque esa azafata de tierra no tiene ni la culpa ni la solución.
Al final los pilotos se han salido con al suya. Les vana a garantizar el sueldo y salario durante una buena temporada y, cuando se harten, volverán a las andadas. Me pregunto yo si ante situaciones así no es lícito echar a toda esa gente a la calle, despedirla y contratar a pilotos nuevos, que sean como el trabajador de cualquier empresa, responsables pero que no puedan chantajear al resto, y que vaya a hacer la huelga al Polo Norte. Parece que no, y que la paz ha vuelto, pero los usuarios sabemos que por poco tiempo. Justo cuando más los necesitemos volverán a la huelga, y claro, las ganas que tendrá uno de mandarlos a volar de un buen puntapié no permitirá que el avión despegue. Una lástima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario