¿Hace cuanto tiempo que no pasan por esa experiencia de comprar ropa? Yo no soy nada amigo de las prendas, soy muy mal cliente. Aunque todas y mucho disfrutan con eso de ir de tiendas, mirar estampados... “venga, ponte esto, que te queda muy mono” y cosas así, para mi constituyen sensaciones parecidas a las pesadillas. Momentos de cierta tortura, aderezados por la confusión que supone el concepto de tallas, encajes, ajustes, todos ellos variables y sin criterio ni orden, distintos según la tienda y, al parecer, color y balda en la que está la prenda. Un oscuro mundo, desde luego, pero a veces me empujan a él.
Ayer, sin ir más lejos. Tras un buen rato, que me pareció largísimo, y que a mis sufridos, valientes, decididos y adorados acompañantes les pareció muy breve, conseguí comprarme un traje nuevo. Yo sólo estaba de maniquí, porque casi todos me parecían iguales (sólo mostré preferencias por algo oscuro) y empecé a probar uno que de chaqueta no me iba mal, pero me obligaba a aguantar la respiración dos horas seguidas para poder meter los pantalones. Horroroso. Tras ese probé una talla superior, cuyos pantalones ya empezaban a dejar que mis piernas pudieran respirar (y los pulmones) pero a juicio de la crítica, la chaqueta era enorme. La verdad es que lo más probable es que mis espaldas y hombros sean pequeños y caídos, pero aquello no quedaba muy bien. Una vez visto que la chaqueta debía ser del número X y el pantalón del Y, y que había un traje con combinación Chaqueta – pantalón tipo X – Y pequeña y X grande – Y, pregunté muy sorprendido al dependiente si no era posible, y lógico, coger el juego X Y, dado que encima luego se paga. Pero No. Resulta que las combinaciones están cerradas, y tuvimos que buscar otro modelo que ofreciese una secuencia X Y más acorde. Y calo, yo no salía de mi asombro, porque en estos tiempos en los que te personalizan hasta la casa y el coche, resulta que la estructura de la ropa que debes ponerte encima es más rígida que la fantástica modularidad de los asientos de tu nuevo monovolumen. Incomprensible.
Esto es muy similar a una dictadura, no??? Resulta que si a un señor se le ha metido en la cabeza que la combinación idónea es, digamos, 50 – 45, pues todo el mundo a proporciones del 50 – 46, porque todos somos del mismo patrón estructural, verdad???? Eso por no contar con los que no entran en la proporción mínima. Esos que se fastidien, dejen de comer y se corten huesos de la cadera para poder encajar en el talle. En fin, menos mal que conté con los mejores cicerones posibles, porque sino jamás hubiese logrado comprar nada. Y luego hay gente que disfruta con estas cosas, y dicen que yo soy raro................
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