En un día tan apasionante como el de ayer, lleno de noticias importantes, hubo un hombre que se llevó los focos por partida doble, en sesión parlamentaria de mañana y rueda de prensa por la tarde. Manuel Conthe, hasta ayer presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, CNMV, formalizó su renuncia después de una comparecencia por él pedida, que defraudó a quienes esperaban ataques directos y vengativos al gobierno, pero que sí dejó traslucir su amargura y las sensaciones de haber sido manipulado en el camino de la eterna OPA.
Tipo curioso este Conthe. Todo el mundo coincide en señalar que es una persona brillante, técnicamente rozando la genialidad, pero que allá donde va provoca desencuentros y tensiones, debido a un carácter rudo y antipático. Desde luego parece ser una persona que tiene un alto concepto de si misma, y está dotado de un aspecto físico, con una cara llena de hoyuelos y cordilleras que le garantizan trabajo en las películas de nuestro querido Scorssese durante muchos años, por si ahora se encuentra sin ocupación ni destino. Es difícil opinar sobre un asunto tan confuso como este de la OPA, y saber si realmente Conthe actuó de buena fe a lo largo de sus entresijos. Lo cierto es que, desde un principio, y de manera bastante burda, el gobierno tenía claros intereses en determinados actores del negocio, bien fura Gas Natural en un principio y luego la alianza Enel – Acciona. Asimismo el PP también se posicionó claramente a favor de los actuales gestores de Endesa y luego votó por EON sin disimulo, pese a que ello supusiera la pérdida de la santa nacionalidad de la empresa, que unos y otros esgrimían farisaicamente como valor fundamental de toda operación. Ambas posturas son criticables, pero creo que la del gobierno es peor, principalmente porque, por muy mal y falsamente que hay actuado el PP, no dispone ahora de los resortes del poder, por lo que no puede influir en el camino trazado por los agentes. El gobierno, sin embargo, tiene instrumentos para hacer que se cumpla su voluntad, que es, curiosamente (¿) lo que ha acabado pasando. En el camino hay varios cadáveres, empezando por el de Conthe y la propia CNMV, desprestigiada y hundida en un pozo de desconfianza y chanchullismo indigno de una economía occidental avanzada.
Hoy será muy divertido ver como valoran los medios las comparecencias de Conthe. Habiendo estado tres años como presidente de la CNMV, hasta hace dos meses los medios afines al gobierno le defendían a capa y espada del acoso sin piedad que le planteaba un PP duro, que le tachaba de manipulador y de esbirro de las directrices de Moncloa. Pero desde hace un mes Conthe se ha convertido en un individuo rencoroso y poco fiable a ojos del gobierno, habiendo hecho dejación de sus responsabilidades, y frente a ello el PP se ha caído del caballo y ha descubierto la nobleza, independencia, el idealismo y la seriedad de su labor al frente del organismo regulador. De risa. Así está el patio ideológico e intelectual patrio, donde todo el mundo cambia de idea o discurso al calor de lo que afirman los voceros de su propio partido guía.
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