Pues sí, en esta semana llena de desgracias, atentados y desastres varios hay una buena noticia que no quiero dejar escapar, que deseo regodearme en ella, e ilusionarme en su justa medida. El equipo de investigación que, desde Nueva York, dirige el científico español Joan Massagué ha logrado descubrir que genes son los responsables de las metástasis pulmonares del cáncer de mana, o para decirlo de otra manera, saber como el tumor se extiende, invade otros órganos y acaba así matando al paciente. Un éxito que es la portada de la revista científica Nature, y que abre las puertas a una futura vía para poder evitar esa maldita metástasis y así luchar contra el enemigo silencioso. El cáncer.
No se si me haré millonario con al herencia, de mi familia, lo dudo mucho, pero lo que es seguro es que trazas genéticas de cáncer anidan en mis tripas, vistos los antecedentes. Por la rama paterna, muchas mujeres de mi familia han sufrido cáncer de mama, y muchos hombres de próstata. Se ve que tras años de familiaridad, y quién sabe si consanguinidad las células de mi cuerpo contienen bombas que, tarde o temprano acabarán despertando. Y esto que es algo serio no deja de ser bastante habitual, dado que los casos de cáncer en mi pueblo de origen, Elorrio, son muy elevados, o al menos así me lo parece. De hecho mi médico de cabecera me comentó hace años que nunca había visto un pueblo en el que hubiese tanto cáncer, y de modalidades tan variadas. Al parecer hace años se hizo un estudio del agua para saber si esa era la fuente de, digámoslo así, contaminación. Y el resultado debió ser negativo. Como dudo que haya una fuente radiactiva debajo de la plaza, aunque quién sabe, siempre he dicho que el origen más probable de todo esto sólo puede estar en las fundiciones, que día tras día desde hace años no dejan de emitir humo y cenizas, cubriendo varias veces todo el pueblo, especialmente en los cálidos y movidos días de viento sur. Claro que, si fuera así, habría que cerrar muchas de ellas y la gente se iría al paro, por lo que puede que estemos ante el típico caso de problema ambiental que no se soluciona por el enorme problema social que genera su remedio. La cuestión es que, sea por lo que sea, hay mucho cáncer, y en mi familia es algo bastante habitual, y eso hace que al final a uno términos tan feos como metástasis, antígenos prostáticos y demás le sean conocidos de toda la vida, lamentablemente.
Por eso esta noticia es tan buena, no sólo por saber que hay gente que dedica sus esfuerzos y empeños en buscar el bien de los demás, que cuánto mejor nos iría a todos si el resto siguiéramos ese ejemplo, aún en pequeño. Lo cierto es que abre esperanzas nuevas a enfermos y familiares que están angustiados. Hay que esperar mucho, y ver como este descubrimiento se plasma en medicamentos, terapias y remedios eficaces en humanos, y eso costará aún años, pero cada paso que damos cerca un poco más a esa maldita dolencia, a la que muchos se refieren como una “larga y penosa enfermedad” y que no es otra cosa que el cáncer. Al final venceremos, y todo por el trabajo de gente como Joan Massagué. Muchas gracias.
2 comentarios:
Hola David,
Pues sí que es buena noticia. Lo que te comentó tu médico acerca de la desproporción de casos de cáncer en Elorrio también es aplicable a Durango. Comentaba un amigo de mis padres (rondando los 57-58 años), que de las personas de su generación que conoció en las escuelas ha caído ya más de la mitad. De hecho, el número de fallecidos por cáncer en los últimos años ha crecido tanto, y a edades tan tempranas (40-60) que el tema suele salir periódicamente en Tele-Durango. Allí un médico dió el interesante dato de que buena parte de los cánceres, aun siendo de pulmón, se dieron en personas no fumadoras. No es un dato realista ni concluyente, pero al poco tiempo se supo que la concentración de dioxinas en Durango era de las más altas de la CAV. Blanco y en botella...
P.D.: Hay otro síntoma extraño, y es la campaña emprendida por el Ayuntamiento en el último año para obligar a las cuatro fundiciones que quedan en Durango a instalar o reemplazar sus filtros en las salidas de humos. Según me han comentado, estos filtros pueden llegar a costar hasta 600.000 €. Las fundiciones por supuesto, se niegan a pagar de su bolsillo este dineral.
Interesante, algo había leído últimamente sobre la muy alta contaminación en Durango .... Ya estoy viendo que, dentro de varias décadas, cuando no queden fundiciones en Vizcaya, porque se hayan ido a China o similar, serios y rigurosos estudios públicos demostrarán lo cancerígenas que eran esas fábricas, y lo que ganamos en calidad de vida gracias a la decisión del gobierno de turno de llevarlas al extranjero. Eso sí, de los dolores presentes, que entonces pertenecerán a un oscuro y perdido pasado hablará muy poca gente, seguro.
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