Menuda la que se ha organizado en el habitualmente callado y sigiloso PNV al respecto del artículo publicado por José Jon Imaz este pasado Domingo en El Correo, artículo que defendía la tesis de no realizar la famosa consulta popular que tanto desea Ibarretxe, alegando que con ETA sobre la mesa una iniciativa de este estilo sólo beneficiaría a los pistoleros, y que cualquier marco en el estatus político del País Vasco sólo se puede llevara a cabo en un gran consenso social y a través de los cauces establecidos en el marco legal vigente. Es decir, según diga la Constitución y el Estatuto, no lo que proponga el surrealista Plan Ibarretxe.
Y aquí se ha montado el gran follón. Es curioso, porque habrá que recordar que Ibarretxe e Imaz pertenecen al mismo partido político, aunque a veces no lo parezca. En el fondo esta bronca interna nace de los malos resultados logrados por el PNV en las pasadas municipales, trufadas de zancadillas internas como las habidas en Guipúzcoa. Un partido de poder, que llega décadas en él, sufre mucho cuando le expulsan de ayuntamientos consolidados o pude llegara perder Diputaciones (y con ellas la caja de Hacienda, asunto muy importante). También esto es un anticipo de la próxima asamblea nacional del partido, creo que es en Diciembre, en la que se volverán a enfrentar los dos sectores que conviven en el seno de ese “partido guía del pueblo vasco”. Por un lado están los moderados, posibilistas y pragmáticos, encabezados por Imaz y Urkullu, y que en el pasado tuvieron la figura de Ardanza como cabeza dirigente. En frente estarán los radicales, los más nacionalistas, contrarios a pactos de ámbito nacional y más cercanos a las posiciones de Eusko Alkartasuna o, incluso, sectores de Batasuna. Este grupo lo encabeza el inefable Arzallus, inasequible al desaliento, y su sucesor, Joseba Egibar, que ya perdió el pasado congreso pero que parece afilar sus cuchillos para que el próximo no le deje en ls estacada. En medio está Ibarretxe, ese Lehendakari extravagante de aspecto sideral y de pensamientos no menos alejados de la realidad. Y digo que está en medio más como deseo que como realidad, porque Ibarretxe lleva unos años instalado en una deriva de la realidad bastante peligrosa, no afrontando su responsabilidad de 8 años de gobierno (8 años, dos planes viejos!!!) en los que el único fruto tangible ha sido un plan, que lleva su nombre, que es un ejercicio de irrealidad y sectarismo de dimensiones colosales. Parece evidente que Imaz da por amortizado a este hombre y que, si se cumplen sus deseos, no será candidato a la reelección en 2009, y quizás de ahí ese enroque del Lehendakari, en posiciones enfrentadas a la dirección actual de su partido.
Es curioso, pero siendo como soy un antinacionalista convencido, creo que José Jon Imaz ha sido uno de los políticos a los que más he elogiado en esta especie de columna, porque me parece un político moderno, sensato y cabal, pese a que discrepe rotundamente de sus ideas. Y este artículo que ha escrito me reafirma en mi idea de valorar su figura, porque ha demostrado un coraje nada habitual en la política española, llena siempre de medias tintas y cálculos electorales. En el PNV, que tan bien han definido algunos como un partido sometido a una especie de péndulo patriótico, vuelve a haber un sector que retoma el discurso del Arriaga, de la coherencia, la unidad de los demócratas y de la legalidad por encima del instinto, y eso siempre es una buena noticia.
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