Quería esperar a septiembre, ansiaba a que aún en este no muy cálido verano no nos tocaría soportarlo pero, al igual que las rebajas o los libros de texto del curso nuevo, que cada vez llegan antes, ya ha empezado la campaña electoral para las elecciones generales, que parece ser que al final se disputarán cuando toca, en Marzo. Lo que nos queda por aguantar hasta entonces. El pasado debate sobre el estado de la nación ya sirvió para escenificar ese arranque oficial, con los dos líderes lanzados en tromba uno frente a otro, con pocas propuestas, pero sí mucho ruido y mensaje.
El que ha tomado ventaja en estos metros híncales es ZP. Empezó con el anuncio sorpresa de los 2.500 euros por niño, el que no se sabe aún como se va a materializar ni cobrar, ni los problemas en algunas Comunidades Autónomas están poniendo a su implantación en el territorio de su competencia. Pero no contento con eso siguió una crisis de gobierno sorpresa este pasado Viernes. Un traslado de cartera, Elena Salgado, que pasa de Sanidad a Administraciones Públicas, una defenestración, la de Jordi Sevilla, ex ministro de la función pública y una de las mentes más lúcidas (y silenciosa, ¿por qué?) del PSOE, y tres nuevas presencias: Bernat Soria al frente de Sanidad, Cesar Antonio Molina en Cultura y Carma Chacón al frente de vivienda, que va atener un difícil papel a la hora de justificar los tres años de incompetencia manifiesta demostrada por Maria Antonia Trujillo. Son cambios relevantes, pero que no dejan de tener un cierto aire cosmético, porque dado el increíble calendario laboral del Congreso de los Diputados, mirando las vacaciones de verano, Navidades y la disolución previa a las elecciones, quedan tres escasos meses de debates y plenos, por lo que estos ministros no van a poder aprobar ninguna ley en es tiempo, pero era necesario sacudir el gobierno, y eso sí se ha hecho. La última jugada ha sido el intento de repesca de José Bono como número uno en la lista de Toledo, y vuelta así al Congreso, y al parecer como presidente en caso de victoria del PSOE. Todo un golpe de efecto y con una visión estratégica muy buena por parte de Ferraz, que no ha dejado muy contento a Manuel Marín, actual presidente de la cámara, hombre culto y civilizado, que se ha encontrado, tras años en Europa, dirigiendo un debate abrupto en un país inmaduro como quizás no lo recordaba.
A todo esto Rajoy se descolgaba ayer con propuestas de rebajas fiscales, respondiendo desde la barrera al envite de un PSOE que ha dominado las portadas los últimos días. Esto me da un poco de miedo, porque aprovechando que la caja del presupuesto está llena de superávit de aquí a Marzo gobierno y oposición nos van a agasajar con regalos financieros como si fueran bancos vendiendo cuentas naranjas o verdes. En vez de preocuparse por destinar esos fondos a la I+D o la competitividad o educación, servirán para comprar votos de pensionistas, asalariados y demás. Menos mal que todos sabemos, empezando por los políticos, que las promesas electorales son mentira, pero las que vamos a oír de aquí en adelante van a ser jauja.
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