Una de las noticias río que lleva marcando este año 2008, quizás iba a ser la relevante, pero se ha quedado en segundo plano por la crisis económica, es la campaña de las elecciones norteamericanas. Desde el inicio del proceso de primarias, al poco de empezar el año, estamos viendo continuamente como los candidatos se enfrentan, realizan propuestas, lanzan ataques y, en general, llevan subidos a un estrado todo el año. Todo ese esfuerzo se acabará el Martes que viene, 4 de Noviembre, el día de las elecciones, y dos son los candidatos a llevarse el gato al agua.
Por el bando demócrata Barac Obama, y por el republicano, John McCain. Si alguien nos dice a principios del año que esa iba a ser la pareja de aspirantes muchos hubiéramos dudado que eso fuese posible. McCain empezó las primarias casi derrotado, sin fuerza y con poco dinero, mientras que en el bando demócrata, pese a la emergencia de un negro llamado Obama, era Hillary Clinton la que tenía todo a su favor para lograr la nominación a presidente. Bien, pues ni ella lo logró ni los otros candidatos republicanos fueron capaces de vencer al veterano veterano de guerra. Si hacemos caso a las encuestas, que siempre se deben tomar con cuidado, Obama va a ganar con claridad, y de hecho su campaña está llena de gestos audaces, respaldados por la enorme cantidad de dinero que ha logrado recaudar, como la intervención simultanea en las más importantes cadenas de televisión realizó ayer. En una época en la que los ingresos publicitarios de los medios caen como la bolsa los Lunes y los Viernes, una propuesta como la de Obama sin duda fue muy bien recibida pro los ejecutivos de las cadenas. A los méritos propios de la campaña demócrata debemos sumar los deméritos de la republicana. Uno de ellos, y no el menor, es la figura de Sarah Palin, que ya solamente parece ser útil para dar carnaza a imitadores y bromas variadas. Vacía de contenido, y sin estar mínimamente capacitada para afrontar un puesto como el que ocupa, Palin se hunde, y arrastra en su caída a McCain, quien por su parte no ha sido capaz de articular un discurso coherente, que no se vea sometido a los vaivenes del viento económico o social. Sin embargo es un candidato íntegro, serio y responsable. Me quedo con la escena de un mitin en el que, frente a las acusaciones injuriosas de una espectadora sobre la relación con terroristas de Obama, McCain arrebata el micrófono a la exaltada seguidora, y rápidamente corrige esa falsa idea, defendiendo el patriotismo de Obama, y señalando que esas acusaciones son falsas, y malas para todos los americanos. Se imaginan ustedes una situación similar en España, en la que bien Zapatero, o en su caso Rajoy, salgan a defender a su oponente ante insidiosas acusaciones que sean lanzadas por alborotadores de un mitin?? No, yo al menos no me lo imagino, más que nada porque vemos escenas de acusaciones de esas todos los días desde las tribunas de los hooligans de cada partido y las direcciones de los mismos se dedican a jalearlos continuamente, siendo en eso tan hipócritas como las directivas de los equipos de fútbol, que en el fondo pagan, disfrutan y alientan a los vándalos que gritan por sus colores, pase lo que pase.
Pero a McCain no le basta con ser un caballero para ganar. Los ocho años de la administración Bush le pesan como una losa, tanto en la política internacional como en la gestión económica previa y de la presente crisis. Quizá fuese suficiente su carisma y ansia de cambio frente a un candidato “normal”, pero McCain no se enfrenta a un aspirante por el bando demócrata, no, se enfrenta a un fenómeno, un acontecimiento que promete (y ya se sabe que de grandes promesas pueden surgir grandes decepciones) revolucionar la imagen y la gestión política norteamericana. Se enfrenta a una de las mayores encarnaciones que yo haya visto nunca de eso que se llama el sueño americano. Esa es la sensación que produce Barac Obama.
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