Uno de los aspectos más novedosos de esto que llamamos la crisis es como nos afecta a nuestros ahorros personales, ahora que se extiende el temor ante la escasa estabilidad de las entidades que nos los guardan. En mi semana de vacaciones, ante bajadas de la bolsa, mi madre repetía insistentemente que vendiese las acciones, cosa que no voy a hacer porque ejecutaría pérdidas, y le contestaba que, pese a que ella no lo sabía, su seguro dinero del banco estaba dando vueltas por esos circuitos financieros peligrosos y volátiles que salen en la tele. ¿Es esto así? ¿En qué riesgos nos han metido sin saberlo nosotros mismos?
Ayer, pese al fútbol, Carlos Alsina hizo un programa monográfico en su Brújula sobre la crisis financiera, con llamadas de oyentes y correos electrónico, y expertos para responder dudas. Me voy a fijar en dos de ellas. La primera es la de un señor que suscribió un fondo garantizado al 100%, sin riesgos de pérdida, en el Citygroup, un banco enorme, y que la semana pasada recibió una carta de su banco diciéndole que el fondo en el que había invertido poseía un volumen importante de inversión en títulos emitidos por.... Lehmann Brothers, quebrada como todo el mundo sabe. Su entidad “primaria” le describía algunos de los posibles riesgos de pérdida de valor del fondo derivados del concurso de acreedores al que se enfrenta el patrimonio de Lehmann, y que ya le tendrían informado al respecto. Obviamente, a este señor le han metido en un problema sin que el lo pidiera, aunque es cierto que nadie esperaba que un gigante como Lehmann se derrumbase, con lo avalado que estaba por esas agencias de calificación de riesgos “que tan bien trabajan”.... El segundo caso es ma´s sangrante, ya que la llamada era de una persona que, ante los altos tipos del Euribor, y por recomendación de su banco, había suscrito la hipoteca en yenes. Como los tipos de interés en Japón no superan el 1% obtenía una ganancia muy sustancial cada mes. Cuando lo oí lo primero que pensé es en ese circo de tres pistas, salvaje y peligroso, llamando “mercado de divisas” cuya orientación y rumbo todo el mundo desconoce. Los expertos le advirtieron de que, cierto, iba a ganar con los tipos de interés, pero que tuviese mucho cuidado, porque solo desde Junio el yen se ha revalorizado cerca de un 15% con respecto al euro, por lo que el principal de su hipoteca ha subido en esa misma proporción. El comunicante, que empezaba a estar preocupado, señaló que su entidad no le había informado de ese posible riesgo, y que iba a ver que estaba pasando con el juego de las monedas de cara a saber si estaba haciendo el buen negocio prometido o, por el contrario, se había metido en un peligroso y oscuro jardín. Está claro que en este caso la entidad financiera no se portó de forma profesional con este señor, porque le vendió un producto bastante arriesgado sin informarle de los problemas en los que podría incurrir. Sólo le contó la parte positiva para él, y esto es una forma sibilina, pero cierta, de engaño. O lo que es aún pero, el banco hizo eso porque quién se lo vendió no tenía ni idea de cómo funcionaba ese complejo, volátil y arriesgado producto.
Y es que los productos financieros han alcanzado un grado de sofisticación y complejidad que desborda a muchos de los que los venden (y no les digo nada a mi mismo). Esto es como si uno va a la frutería, pide al tendero que le diga que está de temporada y la moda oscila entre una compleja macedonia o un jugo multifrutas. Al final el cliente se va con un vaso de papel que impide ver el contenido de lo que lleva, y el tendero confía en que se lo trague pronto y no se indigeste. Bancos, cajas, entidades variadas.... ¿sabéis lo que habéis estado vendiendo? Y su no es así, ¿por qué lo habéis hecho? Ah... esa ya me la se, por ganar dinero. Pues vaya con las ganancias.........
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