Comentaba la semana pasada la sorpresa que ha supuesto en todas partes (ahora algunos medios lo negarán, calo) la concesión del premio Nóbel al escritor francés Jean-Marie Gustave Le Clézio. Pese a que se ha sabido que hubo filtraciones del jurado que desbarataron las apuestas de algunas casas de juego, se puede afirmar que acertar con el Nóbel de literatura es casi tan difícil como ganar en al bolsa en este año. Quizás esa sea una de las causas que dan tanto prestigio al galardón, a saber su imparcialidad, y el no estar sometido a los designios del mercado, sino que más bien contribuye a crearlo, opinión que seguro comparten los hasta ahora mustios editores de Le Clézio.
Justo en frente de esta postura están los premiso cantados, o aquellos en los que casi es imposible fallar, y como ejemplo paradigmático está el premio Planeta. Ayer tuvo lugar la tradicional cena de concesión del coitado premio, donde se reúne lo más selecto de la burguesía catalana en la noche del día de Santa Teresa, en homenaje a la difunta esposa del ya fallecido editor Lara, fundador de la casa Planeta y creador del premio. Pese a los seudónimos y otras argucia, el rumor que corría ayer por la tarde daba como ganador a Fernando Savater, y como finalista a la escritora y columnista Ángela Vallvey, como así fue finalmente. Oyendo ayer por la noche la concesión del premio en directo en Onda Cero, comentaba José María Calleja que a las 23:30, media hora antes de saberse el fallo, las ediciones digitales de La Vanguardia y El País ya anunciaban a todo trapo los dos ganadores, y huelga decir que no se equivocaron. En esto la tradición manda, y el galardón se otorga por parte de la editorial a quien esta determine que deba ser cada año, en función de sus intereses promocionales. Sabida es la historia, nunca confirmada pero siempre mantenida, de que Miguel Delibes se negó a recibir el premio. Lara padre, el fundador, le vino a decir que con presentarse al concurso con la última edición de las páginas amarillas de Valladolid se lo llevaba de calle, pero Delibes, hombre sereno, cabal, recto y, por encima de todo, honesto, se negó. Opinaba el maestro que los premios hay que merecérselos, y que no son las editoriales quienes deben organizar un sarao de este tipo para autoafirmarse y generar un negocio algo tramposos con la colaboración de los escritores que a ello se presten. Así, Delibes no se presentó, y no ganó el Planeta, y lo que es peor, aún no le han dado el Nóbel que sí se lo merece. Quizás el colmo del surrealismo se dio el año pasado, cuando el premio se le llevó Juan José Millás con una novela autobiográfica titulada El Mundo. Un escritor de El País se lleva el Planeta con El Mundo. Una combinación tan difícil de lograr que sólo Lara hijo, con todo su impreso por detrás, demostró estar en condiciones de llevar a buen término sin que degenerase en una abierta guerra de las galaxias. Recientemente se le ha concedido a Millás el Premio Nacional de Narrativa con esa novela mundial, y dado que este premio tiene algo más de empaque literario que el de “Casa Lara” puede indicar que la novela de Millás, que no he leído, sea algo más que un envoltorio de marketing promocional. Y como Savater, ganador de este año, escribe bien, y sabe contar historias, quién no me asegura que Lara hijo está premiando incluso buenas novelas. Confiemos en que sea así, porque dicen que el ganador del Planeta es la novela más comprada y menos leída del año, y de ser buena eso sería triste.
Ahora bien, tanto Savater como Vallvey como el Nóbel Le Clézio van a ver su destino unido, dado que sospecho que, como le pasó al francés, el día de gloria de los planetas nacionales se va a ver ensombrecido por otro desastre bursátil de dimensiones planetarias, esta vez con todo el sentido del término, dado el castañazo que se volvió a pegar ayer el Dow Jones, cosa que empieza a no ser noticia, porque cuando a un boxeador le pegan un derechazo y salta un diente los flashes se dispara, pero cuando está grogui en el suelo y recibe una tunda pocos se fijan ya en él. A ver si Fernando y Ángela son capaces de hacerse un hueco entre las gráficas y los rojos porcentajes, que hoy coparán las portadas electrónicas de los diarios. Suerte....
No hay comentarios:
Publicar un comentario