Se celebra estos días en Bruselas la cumbre de jefes de estado y gobierno que pone fin al semestre de presidencia francesa de la Unión Europea. Sarkozy se va a pasar llorando todo el fin de semana porque va a dejar de ser al cabeza visible de Europa, y como es sabido su muy escaso afán de protagonismo me temo que la señorita Bruni va a tener trabajo extra para consolarle y librarle de la amargura que le invadirá al ver como el presidente de la República Checa ocupe su puesto de Enero a Junio. Quiénes son esos checos para relevarme, pensará desde su despacho del Eliseo.
Lo más interesante de esta cumbre es el aparente enfrentamiento de las posturas respecto a que hacer frente a al crisis. Por un lado se encuentran Francia e Inglaterra, abanderadas de al intervención pública y el gasto con el objetivo de rescatar a los sectores que se hunden en el fango. Por otro está Alemania, que parece adoptar una postura más prudente, y no quiere caer en deudas excesivas ni en riesgos que hipotequen la recuperación que, algún día, llegará. Esto es interesante, porque afecta al plan de la Comisión de rescate financiero, cifrado en un os 200.000 millones de euros, y es bien sabido que Alemania es el principal contribuyente neto a las arcas de Bruselas. Si los alemanes no quieren pagar es difícil que el proyecto salga adelante. El resto de países se alinean más o menos con alguna de estas posturas. En el caso de España ZP apoya a este nuevo eje París – Londres, con la novedosa aportación teórica expresada ayer de que lo que hay que hacer es confiar en que las negativas previsiones sobre una recesión futura no se cumplan. Sólo le faltó decir que si se cumplen no pasa nada, ya saldremos algún día del pozo.... y claro, así que alguno de los presentes le increpó, creo que más al sistema en general y a la coyuntura que a la figura del presidente, que pasaba por allí y se llevó la bronca. Por de pronto en la subasta de activos financieros celebrada ayer el tesoro tuvo más éxito que en la ocasión anterior. Se colocó más de un 90% del dinero previsto, y bancos y cajas acudieron raudos y solícitos a los fondos frescos a cambio de la venta de los activos. Sí, esas entidades serias, solventes, bien supervisadas y sin riesgo alguno que no necesitan liquidez, pero que si se la ofrecen la demandan como un sediento en medio del desierto, quizás porque a cada día que pasa la liquidez escasea más. El euríbor cae, pero con cuenta gotas, y las familias se benefician del descenso demasiado tarde, en virtud de los plazos de las renovaciones de las cuotas. Así, las entidades están sacando un bonito margen a cuenta del sufrido contribuyente y de paso obtienen recursos que no acaban revirtiendo ni en los particulares ni en las PYMEs vía préstamos. Por lo tanto intuyo que los siguientes balances bancarios, a presentar a principios del año que viene, mostrarán unos abultados beneficios, pero obtenidos a base de sangrar cada vez más a los pequeños clientes, que deben estar cayendo como moscas en medio del fango de las deudas. Todo esto me suena muy mal.
Que quieren que les diga, pero viendo ayer los reportajes sobre esta cumbre y las imágenes de un montón de líderes sonrientes sólo me venía a la cabeza la sensación de asistir a una representación, una reunión de actores que tratan de eludir el fracaso de su gestión durante los últimos años, que no ha hecho nada para evitar del desplome que vivimos y el que se acerca, que va a ser horroroso, y que en los años de bonanza lo único que han hecho ha sido enriquecerse y, en gran medida, dilapidar los recursos. Ya lo predijo el gran Arturo Pérez reverte hace ya bastantes años, y si pasa por estos señores el que se solucione la crisis que vivimos me temo que nos espera una buena. Feliz fin de semana
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