Ayer se esperaba con ansiedad la reunión del Banco Central Europeo, el BCE, dándose por descontado una bajada de tipos de interés. Las expectativas oscilaban entre un descenso de 50 tipos básicos o 100, sin que mi me quede muy claro quién ha sido el que se ha inventado la unidad de cuenta “punto básico” para dividir los puntos porcentuales en bloques de cien unidades, quizás sólo para que así todo parezca bastante más misterioso y difícil. Finalmente la bajada fue de 75 puntos básicos, tres cuartos de punto, un 0,75%, y el tipo se queda en el 2,5% Ayer el euríbor cerró a 3,7777% y se espera que siga bajando.
Como en economía no todo es blanco y negro, sino gris y poliédrico, hay ganadores y perdedores con esta bajada. Aquellos que tienen el dinero metido en depósitos y fondos van a ver reducido su atractivo rápidamente, porque los bancos trasladarán esa bajada a sus productos en pocos días. Sin embargo para la mayoría de los consumidores la rebaja de tipos se traduce en una rebaja de las hipotecas, cuya velocidad de bajada es mucho menor. En este caso pasa como la gasolina, que el precio sube muy rápido pero le cuesta bajar una barbaridad. Para el caso concreto de quien esto escribe la bajad de tipos me va a dejar más bien frío, porque no tengo depósitos a plazo y me tocó la revisión de la hipoteca en Septiembre, con máximos de euríbor, descocado entonces por el 5,4%. Hasta septiembre del año que viene no me vuelve a tocar revisión, por lo que durante un ejercicio mi querida y amada entidad financiera va a sacar un rendimiento incomparablemente bueno con mi hipoteca, justo el que existe entre ese tipo alto que yo pago religiosamente, so pena de ser crucificado con igual precisión bíblica, y el rebajado tipo con el que esa entidad va a ofrecer nuevos, suculentos y atractivos productos financieros. Espero que en septiembre, cuando me toque la revisión, los tipos sigan bajos y me pueda llevar parte del pastel, pero a la velocidad que se suceden los acontecimientos no tengo muy claro si mi entidad amada del alma seguirá viva en septiembre, mi casa en pie y la luna atravesando fases cada 28 días, porque lo que ayer era triple A de seguridad hoy son bonos basura, los que hasta antes de ayer era líderes indiscutibles en la gestión, management y demás zarandajas ahora tientan con sus huesos los banquillos de los acusados (en España no, claro) y lo que no dejaba de ser una pequeña desaceleración económica sin consecuencias ni posibilidades de malograr el objetivo del pleno empleo se ha convertido en una crisis de enormes proporciones que avanza con vida propia sin que nadie sea capaz de saber hasta donde va a llegar. Seguro que de ir todo viento en popa los gobiernos se atribuirían el éxito de las política y de los empleos creados, como ocurría hasta hace poco más de un año, pero ahora que van mal la culpa no es del gobierno, sino de los especuladores y los codiciosos, que hace poco más de un año se estaban forrando con igual avidez y fruición que ahora, o incluso más, pero entonces no eran malvados, sino “constructores de riqueza”.
Como muestra, mi amada, santa y adorable entidad financiera, cuyos edificios seguro que lucen como una patena, dado el donativo que le hacemos muchos clientes, aderezado con ese típico aguinaldo navideño denominado “cancelación parcial de la hipoteca” que no consiste en que te llega una carta de la sucursal diciendo que te perdonan XXX euros por estar en estas fechas de amor y paz, sino que, siempre es igual, te entra como particular un complejo de remero de Ben-Hur y te ofreces a atarte otro remo más a las piernas, y decides apoyar a tu Banco o Caja con un dinero extra para que en estas fechas sus cuentas sí que sepan lo que es amor y solidaridad. Esto sí que es turrón..... del duro.
No se si estaré aquí el Martes, así que puede que ese día no haya entrada...... o sí. :-))
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