Se agolpan las noticias en esta semana previa a las vacaciones, y muchas de ellas dan juego para poder ser comentadas largo y tendido. Pero de lo que sucedió ayer lo más relevante es, a mi entender, la histórica decisión (muchas veces se abusa del adjetivo “histórico” pero creo que esta vez se puede usar sin reparos) de la FED, el Banco Central de los Estados Unidos, de bajar los tipos de interés y dejarlos en un rango que oscila entre el 0% y el 0,25%. Sí, sí, el primer número es un cero redondo, la nada, sin tipo de interés. Nunca en la trayectoria de la FED se había llegado a esos extremos.
El título de la entrada de hoy hace referencia al hecho de que la fijación del tipo de interés es una de las principales herramientas, desde luego la más visible y conocida, que posee un banco central para llevar a cabo eso que denominamos política monetaria. Bajadas de tipos implican políticas expansivas, porque abaratan el crédito del Banco Central al resto de entidades financieras, y se dinamiza así la economía a través de los préstamos otorgados por los bancos privados, se crea dinero y eso empuja la demanda y, habitualmente, los precios. Subidas de tipos generan un camino inverso, basadote la contracción de la demanda y la moderación en los precios. Adicionalmente en Europa las hipotecas variables se fijan sobre el Euríbor, que es un índice de referencia que está claramente determinado por el tipo del BCE. Si la FED ha decidido bajar los tipos a su mínima expresión son varias las reflexiones que uno puede deducir. En primer lugar, la FED es consciente de la enorme gravedad de la crisis en la que nos encontramos, que de ser un terremoto financiero se está convirtiendo en una peligrosa metástasis real que salta de sector en sector, contaminándolo todo y matando empresas y creando desempleos por doquier. Ante eso, la FED lanza el mensaje de que está dispuesto a hacer todo lo que esté en su mano para evitar el colapso, y si eso implica atarse de pies y manos y suicidarse, pues allá va. Y es que después de esta bajada poco puede hacer ya la FED, porque su tratamiento de quimioterapia intensiva le ha dejado sin herramientas. Ahora mismo el Banco Central norteamericano se ha convertido en un espectador, que sólo puede mirar y medir lo efectos de su medida, pero que no puede hacer ya nada. Si este tratamiento de choque no resulta efectivo, la FED poca cosa podrá hacer ya. La política monetaria se ha fulminado, y está por ver que efectos generará una media tan radical como esta. Recordemos que ahora mismo, tras sucesivas bajadas, los tipos en Europa están en el 2,5%, y las presiones para que sigan bajando se acentúan. Parece que a corto plazo nos enfrentamos a un escenario de inflación suavizada, y ya hay analistas que apuntan a que el verano que viene asistiremos a meses deflacionistas, con tasas interanuales negativas. Tipos a cero, deflación.... este es un escenario de pesadilla típico de los problemas de macroeconomía de la facultad, en los que las curvas de IS LM se volvían locas ante esto supuestos, la Demanda Agregada adoptaba posturas inverosímiles y lo que habías estudiado de poco te servía. Ahora todo es real.
¿Y que va a suceder en el futuro? Así, en bruto, y de manera muy general, creo que tenemos dos escenarios posibles. Uno es el de que, tras una caída pronunciada de la economía real, que ya ha comenzado, y que seguiría hasta, al menos, el verano que viene, todas estas medidas empezasen a surgir efecto, y las navidades de 2009 fuesen el arranque de un periodo de crecimiento suave y tranquilo. El otro escenario es el de la “japonización” de la economía mundial, replicando la crisis inmobiliaria japonesa de los noventa, que llevó los tipos allí igualmente a 0, pero que no han evitado que el país lleve más de una década sumido en la atonía. Espero que se de lo primero, pero hay muchas señales que advierten de lo segundo. Veremos a ver que pasa.
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