Seguro que los asesores y demás equipo de Moncloa se han pasado todo el fin de semana tirándose de los pelos y mentando a la madre que trajo al mundo a mucha gente, porque todas las horas de esfuerzo y sacrificio destinadas a pulir el discurso de ZP en la asamblea de la ONU, todo el esfuerzo diplomático para que esa aparición del presidente fuera aun éxito, y su encuentro con Obama un triunfo aplastante ha quedado diluida por la presencia de las hijas, de ZP, su indumentaria y el borrado o no de sus caras.
En la famosa foto, que yo tengo en la versión caras no censuradas, aparecen las dos hijas de ZP escoltando a su padre y a Obama. Lo que más revuelo ha causado, a parte de su presencia, es su atuendo. Las chicas son góticas, y se han presentado de esa guisa en la recepción que tuvo lugar en el Metropolitan de Nueva York, lo que ha sido la excusa perfecta para que surgieran chistes en Internet a las pocas horas de la publicación de las fotos en los que las chicas se esconden tras unos orcos con espadas medievales, las sitúan en el monte del destino, en Mordor, o las juntan con sus padres en un remedo de la familia Adams, bromas algunas de un gusto escaso, la verdad, y es que las chicas no tiene la culpa de nada de lo sucedido. Si quieren ser góticas, perfecto, hacen bien. Es una de las muchas tribus urbanas que circulan por la calle, con su estilo y pensamiento propio. Y la verdad es que de entre todas las existentes es la que mejor me cae, no sólo porque, no les voy a engañar, las mujeres vestidas con ese atuendo me gustan mucho (me ponen, que se diría más en plata) sino porque creo compartir algunos de los pensamientos que rondan por la cabeza de este grupo, tanto en lo referente a la visión melancólica de la vida como a la existencia de cierta oscuridad en nuestro interior y en lo que nos rodea que acaba manifestándose. También me gustan los espacios románticos del XIX, las ruinas, las tormentas y cosas asociadas a esa estética, por lo que no es justo criticar a las niñas porque así se sientan, ni lo hubiera sido de pertenecer a un grupo de “bakaladeras”, “Moods” o similar. Lo que es objetable es que sus padres, para una foto oficial, les hayan dejado vestirse como si el acto del Metropolitan fuese una fiesta social particular, y no un encuentro público con jefes de estado y de gobierno, y fotografiarse con Obama fuera como hacerlo con Bruce Springsteen o, más cercano a las chicas, Marilyn Manson. No, aquí la culpa es de los padres, que las han permitido salir así. Otra opción posible era que las chicas fuesen con ese atuendo y no participasen en la foto oficial, que recordemos la saca y publicita la Secretaría de Estado Norteamericana, por lo que en principio no está bajo el control de Moncloa ni de la delegación de ningún otro país visitante. Se sacan al foto los dos matrimonios y las chicas, si es su ilusión, se sacan una foto con Obama privadamente, que es gestionada por ellas o en su caso el séquito de ZP, y no hay problema alguno.
El resultado final, que seguramente a Berlanga le estará proporcionando horas de carcajadas sin fin, es el resultado de una bisoñez e ingenuidad que raya la inconsciencia por parte de ZP y de sus asesores. Lo malo es que al final el pato lo pagan las chicas, cuyo rostro ya es público, cosas que tiene Internet, y que han tenido un estreno mediático tan sonado como grotesco. De lo malo malo este episodio ha servido para que los góticos reivindiquen su presencia pública y consigan más espacio en los medios de lo que lo han logrado en su vida. Algo así como la luz que se esconde bajo nuestra oscuridad interior.
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