Quizás tema alguno que hoy hable del bate que tuvo ayer lugar en el Congreso sobre la crisis, pero no, porque sólo dejo en evidencia la nulidad de quienes nos gobiernan, la vacuidad de quienes se les oponen, y la falta de liderazgo generalizado en medio de la que está cayendo. Así que vamos con algo más interesante y misterioso, terrenal, mejor acuático, pero que supera en intriga a las patochadas de los programas sobre abducciones, apariciones y demás cuentos chinos. Piratas, barcos desaparecidos, y oscuros intereses internacionales nos esperan.
Hace unas semanas un carguero de bandera finlandesa y tripulación rusa llamado “Artic Sea” que transportaba maderas, desapreció mientras navegaba por el mar del norte rumbo al sur. El Báltico o el Canal de la Mancha son sitios que uno no asocia con la piratería que hace muy peligrosas las aguas de mares como el Índico, y sino dense una vuelta por Somalia. Así, el nerviosismo y los rumores aumentaron hasta que al cabo de unos días el barco fue descubierto cerca de las costas del Golfo de Guinea, en África, con su carga intacta y la tripulación sana y salva. ¿Qué había sucedido allí? ¿Quiénes fueron los piratas? ¿Llegó el inefable Íker Jiménez con un OVNi desde Alderaan y lo abdujo con hélices y todo? La cuestión es que intenté algunos días indagar por la web sobre lo que había sucedido, pero no encontré nada. Delincuencia ordinaria con métodos extraños y en un lugar desacostumbrado, pensaba, pero mira por donde la noticia reflotó nunca mejor dicho, hace unas jornadas, cuando el periodista ruso que denunció la desaparición del barco huyó de su país. Que un periodista ruso sea amenazado en Rusia es tan habitual como que un periodista español no pueda preguntar en las ruedas de prensa españolas, pero es que el periodista ruso ha relatado una historia que deja en mantillas a los libros e espías y al OVNi de Jiménez. Cuenta ese periodista que el barco, cuya ruta original era Finlandia Argelia, era una tapadera, que bajo las maderas que llevaba como carga se escondía un cargamento de armas de contrabando para Irán, provenientes de Rusia, y que los asaltantes del barco fueron un grupo de élite del Mosad, el servicio secreto israelí, que se habían enterado de la operación de transporte y decidieron impedirla, tomando el control del barco, desviándolo de su ruta y quién sabe si destruyendo las armas o arrojándolas simplemente al fondo del Atlántico. Relata esta noticia que fuentes rusas posteriormente llegaron a detallar el armamento que podía estar en ese barco, hablándose de lanzaderas de misiles, cohetes en incluso material para su uso en bombas nucleares. Vamos, que de ser así los rusos estarían suministrando a Irán tecnología militar de vanguardia cuyos fines no suelen ser pacíficos ni tranquilizadores, saltándose de paso un montón den normativas internacionales al respecto y contribuyendo a aumentar el peligro que supone, y no deja de crecer, al capacidad nuclear iraní. ¿Qué ha hecho el gobierno ruso ante semejantes rumores y acusaciones encubiertas? Nada, que se sepa. Quizás haya abierto una de esas investigaciones que se quedan en la nada, o puede que en el futuro el periodista delator aparezca muerto en alguna capital europea víctima de Polonio, u otra cosa rara que, sospechosamente, algún miembro del ex-KGB puso en su mesa. No sería la primera vez.
Lo cierto es que si uno coge las piezas y trata de montar el puzzle la historia es verosímil, y encaja, y da para que muchos guionistas elaboren películas y serie sobre el al asalto al barco. “Operación Artic Sea” o “Abordaje preventivo” podían rodarse con el cada vez peor Nicolas Cage como protagonista de ambas. A mi, la verdad, me interesaría más un reportaje periodístico que contuviera una entrevista con alguno de los tripulantes y que contase su experiencia de esos días de verano a bordo del barco. Seguro que el relato, quizás comparable al episodio de la “Bounty”, no tenía desperdicio.
1 comentario:
¡Anda ya!, mira que pedir un reportaje periodístico con cierto rigor.... no ves que todos están ocupados con Belén Esteban....
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