Ayer Zapatero se refirió a la marcha de su escaño de Pedro Solbes recordando que seguirá oyendo sus consejos y diciendo que “debemos dejarle descansar”. Por el tono en el que lo hizo y la forma en la que Solbes ha dejado el Congreso sólo le falto acabar la frase con un “en paz”, rematando así un comentario que sonaba a obituario de alguien que se ha sacrificado por el presidente de una manera que es difícil de imaginar y que, como reconocimiento público, recibió unas palabras forzadas a preguntas de los periodistas. Sino, ni eso.
Cuando alguien se muere todo el mundo olvida sus errores y loa sus aciertos, y algo así ha sucedido con el fallecimiento político de Solbes. Asaetado por la oposición y los medios hasta el día en el que dejó el gobierno, el ex ministro lleva dos días recibiendo alabanzas de donde quizás nunca las iba a esperar, y curiosamente silencios ominosos y vergonzantes desde sus propias filas. ¿Ha sido Solbes un buen ministro de economía? Depende, como siempre. Es innegable que esta crisis que vivimos ha sido su fracaso, y que durante más de un año se negó, o le obligaron a negarse, a reconocer lo que se venía encima. Dicen que se va para no votar los presupuestos del año que viene, que son irreales e imposibles, pero los dos últimos que firmó también eran falsos, y puso su rúbrica en algo que no sabía, movido seguramente por un sentido de lealtad hacia unos superiores que abusaron de su persona. Solbes no debiera haberse presentado a las elecciones de 2008. Sabía mejor que nadie cómo nos encontraríamos en este momento, y después de ver como su política de rigor y sobriedad era golpeada por todos los flancos, de enterarse en el Congreso, junto al resto, de medidas populistas como las del cheque bebe o los 400 euros y de, en definitiva, sentir que las riendas de la política económica no se diseñaban en Alcalá, su “casa” sino en el gabinete económico de presidencia en Moncloa, su única opción coherente y responsable consigo mismo era marcharse. Se batió el tipo con Pizarro en un debate en el que arrasó al representante popular, tras lo que fue aupado por los socialistas al olimpo, pero en ese debate mintió, y lo hizo a sabiendas. En su haber hay que contar que es una persona seria, formal, predecible y aburrida, y eso son cualidades que deben abundar en un Ministro de Economía. Su conocimiento de la materia está fuera de toda duda, y los años que pasó en Bruselas mostró un rigor y sapiencia fuera de lo común. Sin embargo el no retirarse a tiempo ha enfangado su figura y ahora se ha ido por la puerta de atrás, como nunca debía hacerlo un servidor público como él que, más allá de sus aciertos y errores, ha sido un ejemplo de sobriedad, austeridad, comportamiento personal ético y educado, cosa que cada vez escasea más en el Congreso y en la calle. Así de agradecida es la política en España con sus siervos..........
Mañana, Jueves 17, me voy seis días de vacaciones a Roma, a pasear entre pedruscos, deambular por sus calles y plazas, no tratar de buscar a Audrey Hepburn en sus cafeterías pero sí admirar la ciudad y los monumentos y paisajes que ofrece, a pesar del pronóstico de lluvia. Si no sucede nada raro el Jueves 24 volveré a este maravilloso hueco que Internet nos ofrece para opinar, pensar, hablar, reflexionar, pasar el rato.... casi como unas vacaciones diarias. Disfruten mucho y sean felices, y abríguense, que el otoño ya está aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario