Pozuelo de Alarcón es una localidad sita al suroeste de Madrid, más o menos al otro lado de la casa de campo, y se compone de un pequeño núcleo urbano y de montones de colonias de chalets y adosados en las que vive un montón de gente pudiente, que la colocan en las primeras posiciones en lo que hace a renta per cápita de toda España. Una sucesión de piscinas, jardines, casitas y cercados que algunos imaginarían como el paradigma de la calidad de vida y de la riqueza. Un lugar idílico, y una población envidiada por su riqueza por muchas otras de la Comunidad de Madrid.
Pues bien, en este escenario peliculero se produjeron el pasado Sábado unas escenas dignas de la Kale Borroka que se da en los pueblos del País Vasco o en los degradados suburbios de París, sólo que en el caso de Pozuelo ni las imágenes revelan pintadas etarras ni la cartelería habitual ni los agresores parecían unos negros abandonados a su suerte por la sociedad. Las imágenes grabadas por algunos de los presentes muestran la dureza del ataque contra las unidades de la policía, y la voz de algún gilipollas, por no llamarlo de otra manera, que se mofa de los agentes del orden mientras esto son asaetados a botellazos y piedras. Un botellón, en el que muchos de los participantes seguro que ganaban más dinero que un agente de la policía, degeneró en una batalla campal que se ha saldado con varios policías heridos, alguno de ellos graves, coches policiales quemados, destrozos abundantes en el mobiliario urbano y un pseudointento de asalto de la comisaría de la policía del pueblo. Más de diez mayores de edad fueron detenidos pero ayer se les puso en libertad por no poder demostrar de manera fehaciente su estancia en el lugar de los hechos. Lo que el Domingo era una noticia pequeña, minimizada por los medios, ayer se convirtió en el relato de una noche de horror en la que la peor cara de esta cutre sociedad que estamos construyendo salía a relucir por todas partes. Esa voz en off del vídeo es la de un joven borracho, irresponsable, para el que la autoridad no significa nada, al que seguramente nunca, ni en casa ni en el colegio le han dicho NO a nada, al que le han enseñado que con dinero se compra todo y que los papelitos de colores que son los euros son su pasaporte a la felicidad, sin otra cosa por la que preocuparse. Esa voz en off es la muestra de un fracaso social, de padres, educadores, escuelas, gobiernos, etc, pero esta bonita distribución de culpas no puede obviar que el culpable de quemar un coche de policía es el que quema el coche de policía. Tautológico, estúpido, pero hay que repetirlo. Algunos de los imbéciles que el Sábado casi matan a los agentes del orden debieran pasar una temporada en al cárcel, acusados de tentativa de homicidio, y ellos y sus padres debieran pagar los desperfectos causados al patrimonio del pueblo y de las fuerzas de seguridad. Supongo que ahora se empezarán a oír mensajes de comprensión, de “pobres, si no tienen la culpa de lo que han hecho”, “lo importante es educar” y demás. Y serán mensajes bien intencionados y probablemente con toda la razón, pero la primera cosa que deben aprender estos chicos, su primera lección educativa, es la de el que la hace la paga.
Hoy algunos de los testigos cuentan, eufóricos, que la noche del Sábado fue la más divertida del año, y se quedan tan tranquilos. Y sus padres no se lo harán mirar, y algunos mirarán para otro lado mientras que las voces que, como la mía, pidan orden y seriedad serán tachadas por muchos de carcas, conservadores y reaccionarios (o cosas peores). El País Vasco es un buen ejemplo de a donde se puede llegar a través de la banalización de la violencia, su aliento, su jaleo e incluso orgullo. Lo que costará recuperar las calles de Euskadi como para que ahora esas ordas de salvajes se adueñen del resto. Vergonzoso.
3 comentarios:
Esta es la juventud que nos tiene que sacar de la crisis. La juventud que tiene que pagarnos las pensiones (ja!) y demás.
Los valores sociales están muertos, como la cultura (leer, escribir, escuchar música clásica, teatro, opera, etc.).
Lo gordo, David, es que no tiene nada que ver con el dinero. Los jóvenes "pobres" o de otras clases sociales más bajas, son igual. No hay más que ver las aficiones que tienen la mayoría: tunning, alcohol, facebook y poco más.
Menos mal que hay excepciones, porque siempre las hay. La pena, que no sobrevivirán en la jungla que tienen al lado.
Siempre he pensado que, dado como funciona el sistema eduativo y de valores que nos hemos dado, los principales estafados por él son sus destinatarios, esa juventud alocada, pero los sufridores, ahh, somos todos, y sobre las pensiones......... brrrrrrr
Efectivamente el problema es de base en la educación de este país. Pero no SÓLO a la educación que se da en parvularios, colegios, escuelas, institutos, universidades, academias y demás. No. Me refiero, ADEMÁS, a la educación de los ciudadanos en general. Al respeto, a los valores sociales, etc.
Has hablado de ello en numerosas ocasiones, pero me sigue impresionando lo anti-social que es la propia sociedad en general y el individuo en particular. Nadie da las gracias, nadie pide perdón, nadie ayuda, cada uno va a lo suyo sin importar por encima de quién pase. De nuevo, es una generalidad, y no todos somos así, pero si que somos la minoría muy minoritaria (minority report :) :) ).
Hay países y sociedades con excepciones (Suecia, Dinamarca, Noruega, Islandia, etc...) pero ellos, incluso, tienen ovejas negras que empañan sus sociedades.
Estamos abocados al fracaso, como sociedad.
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