Lo confieso. Me da una pereza monumental tener que dedicarle una entrada al caso Gürtel, porque con la que está cayendo y los problemas a los que nos enfrentamos que ocupemos nuestros esfuerzos y tiempo en que unos estafadores, que no parecen muy presuntos, nos mareen sobre si se van o no, si lo dejan, vuelven o desaparecen es un despropósito. En todo caso el patético espectáculo que está ofreciendo el PP llega a cotas de auténtico vodevil, y lo que sucedió ayer en Valencia demuestra hasta que punto el partido de la oposición carece de gobierno.
Resulta que el Viernes se anunció por SMS que en la reunión de la ejecutiva valenciana del PP de ayer se iba a promover el cese temporal de Ricardo Costa en sus papeles de Secretario General del PP en la Comunidad Valenciana y portavoz del mismo. Recordemos que Costa aparece en las grabaciones hechas públicas del sumario Gürtel aceptando sobornos por parte de Correa y toda esa calaña tales como relojes de 20.000 euros, que supongo darán la hora como los del todo a 100 y prebendas varias. Así, su situación personal y política se deterioró con fuerza a lo largo de la semana pasada y parecía que su cabeza era el precio necesario para contener una manera que desbordaba claramente a al ejecutiva nacional del PP. Ayer sin embargo, tras la reunión regional, no quedó claro si se había cesado a Costa o no, y a día y hora de hoy yo no se exactamente en que situación está, porque él y los valencianos admiten que si se crea una comisión interna de investigación sobre su patrimonio Costa será relevado temporalmente como Secretario General, pero los líderes de Génova dan por sentado que YA ha sido relevado de las DOS funciones, Secretario General y portavoz. Algunos periódicos, ejemplo de El País, ofrecen hoy la versión de que Camps, el jefe de Costa, realmente ha engañado a Rajoy y al resto de Génova, de tal manera que inicialmente ofreció la cabeza de su mano derecha pero luego no se atrevió a cortarla, y en la central dieron por hecho un cese que no ha tenido lugar. Lo cierto es que ahora no hay nada cierto, ya que como dice un mismo titular de El Mundo, Camps mantiene a Costa en el cargo y a su derecha, en otro titular, señala que Rajoy lo da por cesado. El cruce de notas, comunicados y frases que se produjo ayer por la tarde noche entre Valencia y Madrid fue bochornoso, y a quién dejó en peor lugar inicialmente fue a la ejecutiva de Madrid, porque o bien parecía que no se enteraba de nada o que era toreada por completo por los hombres de Camps, un dirigente que en este asunto ha demostrado no saber gestionar un problema, y que independientemente de si está involucrado o no en el escándalo de corrupción, ha quedado inutilizado como figura política para siempre, al menos a ojos de quien esto escribe.
¿Qué debe hacer el PP para salir del precipicio al que algunos le han empujado y con todas sus propias ganas se ha arrojado? Pues echarle valor y un par. Nada más y nada menos, y empezar a cortar cabezas en la plaza pública de la manera más cruda y cruel posible. Resulta evidente que la organización valenciana del partido ya no es válida. Debe ser cesada, creada una gestora dirigida directamente desde Madrid y Camps, Costa y todos los demás deben dar explicaciones de lo sucedido. Todo lo que el PP tarde en hacer algo así supondrá un deterioro en su imagen y solidez que puede acabar por hundirlo en un peligroso fango. Es hora de que algunos de sus dirigentes dirijan, que parta eso están.
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