Todos los sectores económicos están sufriendo la crisis que vivimos, en mayor o menor medida. Desde nuestros trabajos, o su ausencia, cada uno percibe una visión parcial de esos sacrificios y sudores que cuesta el llegar a fin de mes, la recepción de malas noticias que afectan a personas cercanas o conocidas. Frases del tipo “a fulano le han echado”, “un conocido mío lo está pasando mal”, “hay rumores sobre recortes en mi departamento” y otras similares se han convertido en el día a día de nuestra cada vez más tétrica y frustrante vida laboral.
Uno de los sectores que lo está pasando muy mal es el de los medios de comunicación. Vividores compulsivos de la publicidad que contratan, el desplome de este sector, que empezó muy pronto, ha abierto un enorme agujero en las cuentas de las empresas del gremio. Quizás más que las televisiones es en la prensa donde se está cebando la crisis. Hay muchos periodistas que antes tenían trabajos mal pagados y que ahora directamente pasean por las aceras con las manos en los bolsillos, porque no nos engañemos, sui quitamos a las lumbreras de la profesión, el periodismo es un oficio donde no se suele hacer mucho dinero. Grupos mediáticos como PRISA, poseedora de El País, o Rizzoli, dueña de El Mundo, lo están pasando muy mal, y es que las ventas de los periódicos no dejan de hacer, y como muestra el desplome que OJD certifica en Septiembre, que deja una bajada interanual del 17%. Además los periódicos se enfrentan a varios problemas, derivados algunos de su pérdida de relevancia social y de no atraer a nichos importantes de la población (poca gente joven compra periódicos) y del cambio tecnológico. En Internet un periódico es una dirección más, al alcance del navegante como cualquier otro enlace, y muchas veces poseedora de menos atractivos estético que otras Web, que captan la atención y los gustos del consumidor de una manera más efectiva. Se ha dicho que la edición electrónica de un periódico es la mayor competencia de sí mismo, y los recortes de plantilla que se han producido afectan tanto a las ediciones en papel como a la versión Web, fusionando ambas en una misma entidad. El papel mismo se está convirtiendo en un debate en el mundo de la prensa. La aparición de los libros electrónicos, aunque a mi modo de ver aún son una curiosidad sin efectos comerciales, ha agudizado el debate de si es necesario seguir imprimiendo periódicos todas las mañanas, repartiéndolos en los quioscos y demás. A día de hoy es impensable que una cabecera de prestigio nacional exista sólo en Internet, de la misma manera que una edición impresa de un periódico exclusivamente digital probablemente no tuviera el impacto que alcanza en al red, y eso creo que se debe a que, pese a la existencia de grandes profesionales transversales (juegan en ambos medios) los periódicos clásicos hacen muy bien su trabajo clásico, y los que han nacido en al Web es allí donde explotan sus posibilidades, y el paso de frontera de un lugar a otro es meterse en un terreno que a veces no se domina. Trabajar sólo para Internet es más barato, posee menos costes, pero exige ser muy ágil, estar pegado a la actualidad al segundo y depender casi en su totalidad de los patrocinadores y publicitarios, y cuando alguno de ello se cae.........
Así, no todas las aventuras de la prensa en Internet acaban bien. Esta semana el periódico digital Soitu se cierra por falta de financiación. La caída del negocio en los ámbitos ante señalados le llevó inicialmente a reducir parte de la plantilla , finalmente, a echar el cierre. Así lo cuenta su director en un artículo publicado ayer mismo. Más de veinte personas se van esta semana al paro, a engrosar las filas de los “plumillas” (se podrá decir en este caso “tecletas”?) que, en este caso, se lo toman con humos, negro, quizás por las fechas en las que estamos, y hoy celebran la capital ardiente del periódico. Desde este modesto y nada relevante punto de la red, os mando un abrazo, y muchos ánimos, y un deseo de mejor futuro para todos vosotros.
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