Este fin de semana se celebra el llamado Todos los Santos, o el día de los cementerios. La verdad es que hay cierta confusión al respecto, porque es el 31 de Octubre el día en que se conmemoran a los fieles difuntos, y el 1 de Noviembre es todos los santos, pensado sobre todo para aquellos que no tienen día propio en el calendario, porque en esto de la santidad también hay clases. La tradición manda ir a los camposantos, poner flores en unas tumbas que en muchos casos se abandonan durante el resto del año y pensar en los que se fueron, y dar gracias porque aún no les acompañamos.
Sin embargo desde hace algunos años ha arraigado con fuerza en España la celebración de Halloween que, proveniente del imaginario anglosajón, y explotada con fuerza por la cultura norteamericana, ha logrado que en algunas de esas tascas infames que adornan nuestros pueblos el dueño haya puesto una calabaza de plástico e incluso unos murciélagos recortados sobre las paredes. Lo cierto es que la tradición de halloween no tiene nada que ver con las costumbres españolas, pero ha triunfado, y es que si hay algo que sirve de excusa para poder correrse una juerga, santifíquese en el acto, y aunque no tenga mucho sentido vestirse de zombie o pintarse la cara todo el mundo corre a hacerlo movido por el ansia de fiesta, que es lo que la gente busca. Mi primera experiencia de halloween como posible fiesta local, a parte de los soberbios episodios de los Simpson dedicados a la materia, tuvo lugar a finales de los noventa del siglo pasado (que mierda, ha pasado ya un siglo) cunado estaba estudiando el Doctorado en Bilbao. Una de nuestras compañeras, la simpar y adorable ABG nos mandó un correo diciendo que tenía fiesta de halloween con las compañeras de piso y otros amigos, en un año en el que también coincidía todo el evento en fin de semana, como en este. “Vaya, la primera persona que celebra halloween que conozco “ pensaría seguramente, y es que ABG siempre ha sido muy adelantada a su tiempo, y no sólo en estas materias. Le contestamos algunos compañeros en plan de coña para saber si se iba a poner una calabaza en la cabeza (o en otras partes) y creo que fue el gran BLL el que se cachondeó un montón en su contestación a cuenta del jálogüin y de lo casposo que le parecía celebrar eso, “aunque por unas birras cualquier excusa es buena” venía a decir. Quizás ABG fuese precursora en esto también, pero lo cierto es que en unos años el fenómeno se ha disparado. La venta de disfraces mortuorios en estas fechas ha crecido un montón y no tantos como Papa Noel (otro importado) pero este fin de semana muchos niños saldrán vestidos de esqueletos y, aunque aquí no se estila lo del “trato o truco” de los americanos para recaudar golosinas, seguro que se lo pasan en grande. Probablemente sus maestros y padres no entiendan nada, y menos los de adolescentes y talluditos que salgan hoy o mañana no dispuestos a comerse la noche, como suele ser habitual, sino a que la noche se los coma a ellos, que no es lo mismo.
Curiosamente, viendo ayer la prensa descubrí una noticia muy de halloween, de muertos no tan vivientes y de cosas tenebrosas. Resulta que una joven promesa del flor canadiense de 19 años ha muerto devorada por unos coyotes. En al imagen que ilustra la noticia se ve a Taylor Mitchell, que así se llama la protagonista, oscura, tenebrosa e interesante, quién sabe si poco antes de dar su paseo senderista que acabó con su vida. Así que ya saben, si salen este fin de semana no sólo tendrán que preocuparse de los habituales “pulpos” nocturnos, sino también de los coyotes y otras criaturas de la oscuridad, que aprovecharán la fecha para emerger de sus tumbas o madrigueras para aterrorizarnos, brrrrrrrrrrrrrr
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