miércoles, marzo 15, 2017

Elecciones en Holanda, en juego nuestro futuro

A principios de año eran varias las fechas marcadas en rojo muy intenso en las que se podía poner el lema de “nos jugamos el futuro de Europa” y conformaban juntas una especie de rosario de misterios dolorosos, de estaciones de penitencia, ahora que estamos en Semana Santa, en las que la UE iba a sufrir, no estaba claro si mucho o muchísimo. Como todo llega, de camino al calvario que pueden ser las elecciones francesas de dentro de un mes, y con la vista puesta en el otoño electoral germano, llegan hoy las elecciones en Holanda, un pequeño país del núcleo duro de la UE, de sus fundadores, que nos puede deparar un susto serio.

Las encuestas, a las que hay que dar poca credibilidad visto lo visto, y que aquí son analizadas con el detalle y profesionalidad habitual de Kiko Llaneras, muestran como el apoyo al xenófobo Wilders se ha ido debilitando a lo largo de los últimos días. Pese a ello, es posible que sea el ganador de unos comicios que, en todo caso, dejarán un parlamento muy fragmentado, hasta el absurdo si lo vemos desde nuestra experiencia. Con un total de ciento cuarenta escaños, se considera en los sondeos ganador a aquella formación que alcanza los veinticinco o poco más, por lo que, de darse un resultado así, no es que fuera necesaria la creación de una alianza electoral, no, sino la constitución de un acuerdo al estilo “pentapartito” italiano para dar algo de solidez al gobierno. Esta fragmentación y necesidad de acuerdos es la que, grabada a fuego en nuestra cabeza, elimina casi por completo la posibilidad de que Wilders sea quien pueda encabezar un gobierno, o que su formación sea determinante para condicionar las políticas del país, pero lo que nos han enseñado las elecciones habidas a lo largo de 2016 es que debemos ir quitándonos de encima expresiones como “grabada a fuego” porque puede pasar cualquier cosa. Uno de los errores que cometieron los sondeos en 2016 fue precisamente el de minusvalorar el voto protesta, el voto pataleta, que tan bien han encauzado las formaciones extremistas. ¿Tiene Wilders una masa de voto oculto que no aparece en las encuestas? ¿Alcanzará resultados mejores de lo esperado y será capaz de condicionar el gobierno y sus decisiones? A estas horas de la mañana nadie es capaz de asegurar nada a este respecto. Lo único cierto, y lo que es más grave de todo este asunto, es que Wilders va a cosechar muchos votos, muchísimos, a base de un discurso antieuropeo, xenófobo, islamófobo y lo_que_sea_ófobo que se les ocurra, cargando las tintas en una ideología nacionalista, reaccionaria y turbia que produce mucho miedo. Y como en el caso de Trump y otras figuras por el estilo, lo más grave no es su existencia, sino la masa de votos que han conseguido y lo que arrastran detrás de sí. Holanda ha sido siempre un país muy moderno, abierto al exterior, tanto por deseo propio como forzado por una geografía dura donde las haya, en la que cada metro cuadrado de tierra del país es fruto de una lucha contra el mar. El discurso proteccionista en Holanda es tan absurdo como poner un cartel de “bajo en calorías” a la entrada de una plantación de caña de azúcar. Su economía es sólida, competitiva y moderna, las estadísticas del país en tasas de paro, inflación, inversión en I+D+i, compromiso social y educación son envidiables. En muchos aspectos Holanda es un país a imitar (en otros no, nadie ni nada es perfecto) y en la gestión de los asuntos públicos y la economía nos puede dar bastantes lecciones. Entonces, ¿de dónde surge el votante de Wilders? ¿dónde ve la amenaza existencial a su modo de vida? ¿en los pocos inmigrantes musulmanes que viven en aquel país?. Si los movimientos de voto protesta son dignos de estudio, el caso holandés roza el de fenómeno paranormal.


Dos últimos aspectos que no puedo evitar mencionar. Uno es la posible influencia de la crisis que el país vive ahora mismo con Turquía, y el cruce de mensajes insultantes entre Erdogan y Wilders, dos personajes que tanto se parecen… ¿a quién le beneficiara? ¿al extremista o al moderado gobierno liberal? (a Erdogan, por supuesto, le viene muy bien). El otro asunto, que no es para tomárselo a risa, es que el recuento y todo el proceso electoral serán manuales, sin la presencia de tecnologías informáticas, para evitar la actuación de hackers rusos o de cualquier otra procedencia. Los votos serán contados a mano para mayor seguridad, lo que probablemente retrasará el resultado. Crucen los dedos, que Wilders no gane y que, como ha sido desde hace años, Holanda forme parte de la solución europea

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