martes, marzo 14, 2017

Hoy es el día de PI (π)

La notación norteamericana, que hace que el mes preceda al día, al revés de la nuestra, permite hacer algunos juegos de palabras con los números que tienen su gracia. El 4 de Mayo es el día internacional de Star Wars, porque se escribe “May, the four” y al pronunciarlo se parece mucho al “may the force (be with you)” que recitaban los personajes de la saga. Hoy es otro de esos días interesantes, porque el 14 de marzo se escribe 3 / 14, y por eso se le ha llamado, no oficialmente, el día internacional de PI, por la letra griega que representa la constante que mide las veces que el diámetro se contiene en la circunferencia, ese cifra infinita que empieza por 3,14159…. Y no se acaba nunca

Sirva el día de hoy para homenajear a las matemáticas, una de las asignaturas hueso de los colegios, pero que si se tiene la suerte de poseer un buen profesor, como en casi todas las materias, puede ser apasionante. Las “mates” no son sencillas, hay gente muy dotada para ellas (yo no) y luego la mayoría, que las estudiamos y aprobamos con esfuerzo, pero son de lo más necesario y útil en la vida, y cada vez más. Vivimos en un mundo en el que la matemática, el manejo de números, datos, la operación con los mismos, resulta fundamental para cada vez más profesiones, algunas de ellas muy ajenas al concepto numérico. La invasión de lo que se denomina “big data” rompe fronteras y alcanza a los estudiosos del arte y la literatura, permitiéndoles encontrar patrones y reglas ocultas en las obras que estudian desde hace tiempo, pudiendo así observarlas desde una nueva perspectiva y, también, seguir aprendiendo de ellas. La omnipresencia de este fenómeno se da en cada una de las pantallas de nuestros dispositivos, que nos muestran publicidad personalizada en función de las búsquedas y rastros que hemos ido dejando en la red, y son cientos de ordenadores, miles de datos y una enorme cantidad de software el que se encarga, en cada segundo, de traducir la información, mediante el empleo de las matemáticas, en ofertas que se dirijan a cada uno de nosotros, nada más. En este caso las matemáticas no son una vía para hacer negocio, directamente son la fuente del mismo. En cada uno de nuestros bolsillos llevamos un aparato que, además de dominarnos y mantenernos enganchados al mundo del onanismo virtual, posee una capacidad de cálculo jamás soñada. Para reproducir uno de esos vídeos que calificamos como “virales” y que en su mayor parte son memeces, se requiere una capacidad matemática enorme para que el procesador dibuje los polígonos y que van a conformar las escenas que cobrarán vida ante nosotros, lo mismo que para visualizar fotos, que son enormes fórmulas matemáticas comprensibles para un ordenador, que secuencian miles de bits donde se indica, como mínimo, una posición en un tablero y un rango de colores. Las predicciones del tiempo, que vemos cada día, se nutren de una enorme cantidad de datos, y hacen uso no sólo de inmensos ordenadores, capaces de procesarlos, que también, sino sobre todo de fórmulas matemáticas muy complejas, de mecánica de fluidos, que permiten establecer relaciones entre esos números. Muchas de esas ecuaciones no tienen solución real, o al menos una “x” que poder despejarse, y deben ser resueltas mediante lo que se denominan métodos numéricos, algoritmos que una y otra vez iteran con los datos para precisar y, como si fueran escaladores, acercarse cada vez más a un pico en el que las curvas se giran y, allí, poder encontrar un equilibrio. Y podríamos ir viendo aspectos de nuestra vida que, aparentemente, nos parezcan alejados de los números, pero con que escarbemos un poco descubriremos que no es así, que las matemáticas aparecen por todas partes y, también, el omnipresente número PI.

En una entrevista que leí hace unas semanas, no recuerdo donde, el autor francés Frederic Beigbeder se quejaba de que el mundo estaba en manos de frikis enganchados a sus computadores y modelos, ajenos al mundo real de las sensaciones (los calificaba de pajeros compulsivos, frustrados por no haber ligado nunca). No se si eso es así o no, pero es verdad que celebrar el día de PI es algo con un toque friki, quizás más propio de Sheldom y sus compañeros de “The Big Bang Theory” que de otro tipo de personas más “normales” pero coja monedas para pagar el café, unte una galleta en él, y habrá visto tres circunferencias en las que, lo único común a ellas, lo único inmutable, es PI. Ya tiene excusa para hacer su café de hoy algo más sugerente y “nerd” de lo habitual.

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