La notación norteamericana, que
hace que el mes preceda al día, al revés de la nuestra, permite hacer algunos
juegos de palabras con los números que tienen su gracia. El 4 de Mayo es el día
internacional de Star Wars, porque se escribe “May, the four” y al pronunciarlo
se parece mucho al “may the force (be with you)” que recitaban los personajes
de la saga. Hoy es otro de esos días interesantes, porque el 14 de marzo se
escribe 3 / 14, y por eso se le ha llamado, no oficialmente, el día internacional
de PI, por la letra griega que representa la constante que mide las veces
que el diámetro se contiene en la circunferencia, ese cifra infinita que
empieza por 3,14159…. Y no se acaba nunca
Sirva el día de hoy para
homenajear a las matemáticas, una de las asignaturas hueso de los colegios,
pero que si se tiene la suerte de poseer un buen profesor, como en casi todas
las materias, puede ser apasionante. Las “mates” no son sencillas, hay gente
muy dotada para ellas (yo no) y luego la mayoría, que las estudiamos y
aprobamos con esfuerzo, pero son de lo más necesario y útil en la vida, y cada
vez más. Vivimos en un mundo en el que la matemática, el manejo de números,
datos, la operación con los mismos, resulta fundamental para cada vez más
profesiones, algunas de ellas muy ajenas al concepto numérico. La invasión de
lo que se denomina “big data” rompe fronteras y alcanza a los estudiosos del
arte y la literatura, permitiéndoles encontrar patrones y reglas ocultas en las
obras que estudian desde hace tiempo, pudiendo así observarlas desde una nueva
perspectiva y, también, seguir aprendiendo de ellas. La omnipresencia de este
fenómeno se da en cada una de las pantallas de nuestros dispositivos, que nos
muestran publicidad personalizada en función de las búsquedas y rastros que
hemos ido dejando en la red, y son cientos de ordenadores, miles de datos y una
enorme cantidad de software el que se encarga, en cada segundo, de traducir la
información, mediante el empleo de las matemáticas, en ofertas que se dirijan a
cada uno de nosotros, nada más. En este caso las matemáticas no son una vía
para hacer negocio, directamente son la fuente del mismo. En cada uno de
nuestros bolsillos llevamos un aparato que, además de dominarnos y mantenernos
enganchados al mundo del onanismo virtual, posee una capacidad de cálculo jamás
soñada. Para reproducir uno de esos vídeos que calificamos como “virales” y que
en su mayor parte son memeces, se requiere una capacidad matemática enorme para
que el procesador dibuje los polígonos y que van a conformar las escenas que
cobrarán vida ante nosotros, lo mismo que para visualizar fotos, que son
enormes fórmulas matemáticas comprensibles para un ordenador, que secuencian
miles de bits donde se indica, como mínimo, una posición en un tablero y un rango
de colores. Las predicciones del tiempo, que vemos cada día, se nutren de una
enorme cantidad de datos, y hacen uso no sólo de inmensos ordenadores, capaces
de procesarlos, que también, sino sobre todo de fórmulas matemáticas muy
complejas, de mecánica de fluidos, que permiten establecer relaciones entre
esos números. Muchas de esas ecuaciones no tienen solución real, o al menos una
“x” que poder despejarse, y deben ser resueltas mediante lo que se denominan
métodos numéricos, algoritmos que una y otra vez iteran con los datos para
precisar y, como si fueran escaladores, acercarse cada vez más a un pico en el
que las curvas se giran y, allí, poder encontrar un equilibrio. Y podríamos ir
viendo aspectos de nuestra vida que, aparentemente, nos parezcan alejados de
los números, pero con que escarbemos un poco descubriremos que no es así, que
las matemáticas aparecen por todas partes y, también, el omnipresente número
PI.
En una entrevista que leí hace unas semanas, no
recuerdo donde, el autor francés Frederic Beigbeder se quejaba de que el mundo
estaba en manos de frikis enganchados a sus computadores y modelos, ajenos al
mundo real de las sensaciones (los calificaba de pajeros compulsivos,
frustrados por no haber ligado nunca). No se si eso es así o no, pero es verdad
que celebrar el día de PI es algo con un toque friki, quizás más propio de
Sheldom y sus compañeros de “The Big Bang Theory” que de otro tipo de personas
más “normales” pero coja monedas para pagar el café, unte una galleta en él, y
habrá visto tres circunferencias en las que, lo único común a ellas, lo único
inmutable, es PI. Ya tiene excusa para hacer su café de hoy algo más sugerente
y “nerd” de lo habitual.
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