Muchas son las metáforas y chistes que, en castellano, se pueden hacer a cuenta de los globos, y el episodio de vivido este fin de semana en los cielos norteamericanos a cuenta de uno chino ha dado juego a comentaristas y tuiteros ingeniosos. Las gracias han servido para rebajar algo la tensión en un incidente serio en el que, nuevamente, resulta cargante la absoluta hipocresía desplegada por el régimen de Beijing. De los portavoces que aconsejaban no obsesionarse por las cifras de covid en el país cuando eran miles los que caían al día ha salido el nuevo mensaje de no obsesión por lo que no es una actividad de espionaje. Lo de la política zen china es tan “oriental” como sarcástica.
El principal asunto en esto del globo es que muestra que la tensión entre las dos grandes potencias no deja de subir y, con ellas, el recelo mutuo. Nadie se cree que el globo, descubierto sobre los cielos de Montana, justo encima de un montón de silos nucleares, es un instrumento meteorológico. Cierto es que este tipo de globos se usan para investigar la atmósfera y que, por definición, la trayectoria de un globo está sujeta a un componente errático que puede llevarle a un sitio imprevisto, pero como mínimo, las sospechas de que Beijing no estaba estudiando el vórtice polar en la frontera entre EEUU y Canadá son elevadas., Estos globos permite observar con un coste mucho más reducido que el de un satélite y pueden aguantar hasta un mes en el cielo, en alturas de unos 20 kilómetros, bastante más allá del techo de la aviación comercial, y su uso como instrumento de espionaje está ampliamente documentado desde los tiempos de la guerra fría, la del siglo XX, va a haber que empezar a puntualizar. China y EEUU se observan de manera obsesiva y cada uno trata de inmiscuirse en el otro de la manera más efectiva y secreta posible. La opacidad de lo que sucede en Beijing es bastante más elevada de lo que conocemos de Washington, pero los servicios de inteligencia de ambas naciones juegan en las sombras y lo hacen sin que ni usted ni yo podamos adivinar qué es lo que traman. De hecho, es su trabajo actuar de tal manera que sean inexistentes. Cuanto menos se perciba su labor mejor la están haciendo. Para China lo de globo es un revés, porque ha quedado al descubierto uno de sus aparatos de manera clamorosa, y ahora corre el riesgo de que, si se puede recuperar algo del material transportado en volandas, la inteligencia americana pueda acceder no tanto a sus tecnologías de observación como a lo que interesaba al gobierno chino. El derribo del aparato se produjo una vez que abandonó la vertical de las aguas territoriales norteamericanas en la costa de las Carolinas, por lo que los restos no podían causar daño alguno en su caída, pero se han ido al agua. Hay equipos de la marina buscándolos con buzos y naves especializadas, y es poco probable que sepamos si el pecio es finalmente hallado y, menos aún, de que se trataba. A lo sumo es de esperar que EEUU confirme que estamos ante un acto de espionaje y presenta algunas pruebas que no podremos determinar plenamente si son reales o no, pero que servirán para asentar lo dicho. El comunicado oficial del gobierno chino, mostrando su enfado por el derribo y anunciando futuras acciones para compensarlo es ya la muestra de que lo que defiende EEUU es cierto y que el acto de espionaje denunciado realmente lo era. La suspensión del viaje del secretario de estado Blinken a Beijing, prevista para este fin de semana ha sido la primera gran consecuencia de este suceso, y un daño serio al sistema de relaciones y contactos entre ambas potencias. Los desencuentros mutuos no dejan de crecer, el apoyo poco disimulado de China a Rusia en su infame guerra ha posicionado claramente a China frente a occidente y las sanciones tecnológicas impuestas por EEUU al gigante asiático son una muestra de que la rivalidad entre las naciones sigue escalando posiciones en un proceso de “enfriamiento guerrero” que puede ser irreversible, con los riesgos que ello lleva.
Que China es el gran rival de EEUU, en todos los planos posibles, es de las pocas cosas en las que están de acuerdo demócratas y republicanos, y las posturas de fuerza de Washington frente a Beijing no aflojarán en un año este que es previo al de las elecciones presidenciales. Kevin McCarthy, el que republicano que fue elegido presidente de la cámara de representantes tras aquel montón de fracasadas votaciones, ya ha anunciado que tienen previsto viajar a Taiwán con toda la cohorte de asesores y representantes que sea capaz de reunir. El rumbo de colisión de los gigantes en torno a esa isla es cada vez más claro, y tarde o temprano puede suceder algo que desencadene una respuesta no “fría”. Esto del globo, en el fondo, tiene poco de broma.
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