viernes, abril 26, 2019

Fin de la primera campaña electoral


Hoy se acaba, en principio, la eterna campaña electoral que, desde hace un tiempo incontable, vivimos en España a la búsqueda de unas elecciones generales, que tendrán lugar este domingo. Ha sido una campaña atípica, sucia, con líderes nuevos y ya conocidos, dominada por el patético sainete de los debates electorales y sus consecuencias, y en la que la indecisión parece ser una de las bazas para que todos los partidos se consideren con opciones, si no a ganar, a ser decisivos, que para el caso es lo mismo. Asentada la idea de que ganar no es gobernar, los pactos a posteriori y la creación de bloques de gobierno domina todos los debates y escenarios.

Aunque lo son mucho, no tiene por qué ser estas las elecciones más reñidas de la democracia, dado lo que sucedió en las de diciembre de 2015, que tuvieron que volver a celebrarse ante la imposibilidad de formar un acuerdo de investidura. En estas lo único que parece claro es que el PSOE va a ser el ganador, el que quede primero, pero todo lo demás está en el aire. Se da por sentado que serán cinco los partidos que obtengan representación en el conjunto del país, los cuatro ya veteranos y el quinto elemento de tono verde y lenguaje sin complejos, pero lleno de tonterías. Verán apuestas de todo tipo sobre cuántos diputados va a sacar cada uno de ellos y las opciones que existen de coaliciones, que antes del resultado electoral, parecen ser sólo dos. Una formada por el PP y Ciudadanos, apoyada por los machos muy machos de verde, que sólo tendría sentido si la suma de esos tres partidos superase los 176 escaños del Congreso, y otra, con PSOE y Podemos y quién sabe si alguna de sus confluencias nada confluyentes, con apoyo de ERC y otros grupos nacionalistas y / o independentistas, que se crearía si la opción primera no sale. Si los números dieran, mucha gente tiene en mente una tercera opción, que es una alianza entre PSOE y Ciudadanos, que a priori tiene sentido, pero que a día de hoy está muy lastrada por la mala relación personal que existe entre Sánchez y Rivera, aunque ya se ha demostrado innumerables veces que nada une tanto como el poder y la posibilidad de ejercerlo. Sobre los resultados en sí, todo el mundo da por sentado que PSOE, Ciudadanos y los machos muy machos subirán en su número de congresistas, siendo todos nuevos, y no pocos, los que consiga el quinto partido, y que PP y Podemos caerán, sumidos ambos en problemas internos y disputas, algunas propias de patio de colegio, otras de calado. La crisis en la que pueden entrar estas dos formaciones dependerá mucho de la cantidad de escaños que pierdan y del rendimiento que les puedan sacar a los que obtengan. Tiene el PP la experiencia andaluza de un resultado desastroso maquillado por el logro de conseguir el gobierno de la Junta, lo que es una manera de triunfar que admite pocas discusiones. Ambos se pueden encontrar con esa paradoja o con la cruel realidad de una pérdida de escaños y la incapacidad de tocar poder. Y para un partido, que es una organización creada para alcanzar y gestionar el poder, no lograrlo es un fracaso sin paliativos. Ciudadanos y PSOE van a tener más escaños, pero está por ver si logran convertir esos ascensos en victoria o no. Las apelaciones de voto de todos los partidos se basan en el miedo, en lo que hará el supuesto bloque contrario, y razones hay para tener miedo. No tengo muchas dudas de que Sánchez, si los números le dan, procederá a indultar a los ahora enjuiciados por el procés en caso de que sean condenados a cambio de los escaños de una ERC que parece subir como la espuma mientras que el fantasma de Puigdemont sigue destrozando lo que era CiU, PdCat o como quiera llamarse ahora. En el otro lado del espectro, la influencia de los machos verdosos suscita lógica inquietud, y está por ver si sin domesticables o no. Podemos es un ejemplo de que, en parte, el populismo puede atemperarse, pero las rupturas en el reino familiar de los Iglesias Montero demuestran que estos movimientos extremistas son, en esencia, volátiles y de difícil asimilación.

Y claro, mala noticia para todos, una vez terminada la noche electoral, el lunes mismo comenzará una nueva campaña electoral de cuatro semanas hasta el domingo 26 de mayo, fecha de las elecciones municipales en todo el país y autonómicas en gran parte. Por ello es casi seguro que no habrá movimientos de pactos o acuerdos serios hasta después de esos segundos comicios, en espera de un zoco en el que puedan intercambiarse quizás Ministerios a cambio de ayuntamientos o Comunidades en un proceso de negociación mucho más rico y complejo. Todo vendrá determinado por lo que suceda el domingo, y créaselo o no, depende de usted. Vote, como siempre, vaya a votar, cote lo que le de la gana, es su derecho y deber. Ejerza la libertad de voto y sea juez y parte. Esto es la democracia, por la que tanto, cada día, debemos luchar.

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