El mundial ha permitido a mucha gente evadirse de la realidad e instalarse en el mundo de los sueños del balón. Sin embargo no hay placebos eternos, y tras las resacas de este inicio de semana la realidad vuelve, en forma de huelga de metro de Madrid con servicios mínimos, de debate sobre el Estado de la Nación con, previsiblemente, escasos resultados, y, como no, problemas económicos, porque homenajeando al bueno de Monterroso, cuando el hincha futbolero despertó de su victoria, la crisis seguía allí.
Uno de los clásicos de la temporada que ayer asomó la cabeza en medio de las celebraciones fue Grecia. No se como a nadie, ni siquiera al gobierno, no se le ha ocurrido la idea de vender camisetas en las que ponga “No soy Grecia” o “NO somos como Grecia” y algunos templos derruidos hagan de fondo de las inscripciones. La cosa es que ayer Grecia volvió al mercado de emisiones de deuda y colocó 1.625 millones de euros. Los titulares de los medios, pese a ser variados, tratan a esta como una muy buena noticia, un síntoma de mejoría general de la economía griega y, por extensión, de la eurozona, lo que provocó alzas en las bolsas y en la cotización del euro. Miel sobre hojuelas. Leyendo un poco la noticia, sin embargo, la cosa a mi me parece bastante más oscura. Cierto es que Grecia ha vendido sus títulos, y con un margen interesante respecto a la oferta de los mismos que casi triplica su volumen, pero resulta que la deuda colocadas es a seis meses, es decir, vence el 13 de Enero de 2011, y a un tipo de interés del 4,65%. Para que se hagan una idea, España colocará el jueves una emisión de deuda a 15 años, a devolverla en 2025, vamos, y se espera un tipo de interés en torno al 4,4 o ligeramente superior. ¿Qué nos dice todo esto? Que para los inversores Grecia tiene tanto futuro en los próximos meses como España en los próximos años. Se me antoja muy difícil, por no decir imposible, que Grecia pueda crecer económicamente a una tasa del 4% como para generar recursos que le permitan en enero del año que viene devolver esos 1.625 millones de euros y su interés correspondiente. Lo de ayer más parece un ejercicio de usura o de especulación organizada que otra cosa. Se acude a la subasta y se compra a ese precio tan alto sabiendo que el gobierno heleno no podrá pagarlo, pero que otro lo hará en su lugar, y visto así la noticia no me parece tan buena. Sospecho que esto no es sino otro paso en el proceso de agonía, de muerte a cámara lenta que vive la economía griega y que ninguno de los países que asisten al espectáculo, léase la Unión europea y otros organismos internacionales, parecen ser capaces de asimilar ni de cortar por lo sano. Grecia va camino de la insolvencia, y lo mejor que se podría hacer es decretarla, de manera organizada, y reestructurar su deuda y pagos, pero ya. Varias emisiones más como las de ayer y el volumen de intereses a pagar se convertirán en explosivos e inabordables, no sólo para ellos, sino para el resto de Europa. Como verán, el problema, lejos de solucionarse, tiende a enquistarse, y eso no es bueno.
Así las cosas, ¿cómo se va a valorar en los test de estrés bancario el volumen de deuda griega? En este caso los bancos alemanes son los principales interesados en que no se haga “a la baja” y salgan mal en la foto. Algo parecido a lo que sucede en España con los créditos inmobiliarios, cuya forma de valorarlos en las pruebas empieza a poner nervioso al gobierno. Recordemos que las pruebas de esfuerzo sólo tranquilizarán, para eso se hacen, si se realizan de manera seria, objetiva y realista (traducido, Dura). Creo que es la semana que viene cuando se publican, y pueden dar un respiro en los mercados de cara al Agosto vacacional, pero en septiembre, sospecho, este dinosaurio de la crisis volverá con ánimos renovados.
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