Hoy me voy a abstraer de la actualidad diaria, cargada de noticias muy relevantes como la aprobación de la nueva ley de cajas, o la situación de distensión aparente que se vive en Cuba. Incluso voy a ningunear al pulpo Paul, que a este paso se va a convertir en la mascota oficial del gobierno de España, y es que buceando ayer por la red di con un aniversario que se me había pasado por completo, y es que el 3 de julio de 1985, hace una semana, se estrenó en Estados Unidos “Regreso al futuro” la primera película de lo que sería una trilogía mítica que, para que negarlo, me encanta.
Lo primero que me sucedió ayer cuando me di cuenta del aniversario es exclamar un “joder, ya han pasado 25 años” y supongo que puse una cara de compungido. No vi esa película en cine porque en aquellos tiempos el cine de Elorrio estaba cerrado y sólo servía para echar piedras en verano y bolas de nieve en invierno contra los cristales de la fachada, pero ni soy capaz de contar cuantas veces las he visto en televisión. Marty McFly y Doc Brown son una pareja mítica, adorable, maravillosa, que se lo pasa en grande saltando hacia el pasado o al futuro, y que cuentan unas historias fascinantes, emocionantes y divertidas. El argumetno básico de las tres películas es el de que Doc Brown, arquetipo del científico loco, ha inventado una máquina del tiempo que, por sucesos varios, es utilizada por Marty, un adolescente amigo suyo. En la primera película Marty viaja a los años sesenta y está a punto de frustrar el matrimonio de sus padres, en aquel momento adolescentes. Los acontecimientos se complican y finalmente logra unir nuevamente su padre George y su madre Lorraine. Las dos películas restantes ofrecen nuevos saltos temporales, al futuro y al oeste respectivamente, en los que se juega de manera constante y muy divertida con las paradojas temporales, los universos alternativos y muchas otras cuestiones de ese tipo. Los actores, Cristopher Lloyd como Doc y Michael j Fox como Marty, están soberbios, y al menos para mi esos serán los papeles con los que pasen a la historia. Los guiones son fabulosos, y hay diálogos maravillosos y muy divertidos que, en su contexto, son muy difíciles de superar. Y las pelis entretienen y hacen reír. Son un ejercicio de pura evasión bien hecha, con un espíritu aventurero que hoy en día escasea, y dan la sensación de que quienes trabajaron en ellas se lo pasaron como enanos, y logran transmitir esa frescura al público. La recaudación de las salas fue muy buena, y de hecho Wikipedia señala que fue la más taquillera de ese año 1985, con 210 millones de dólares de la época para un presupuesto de 19 millones. Lo coge ahora James Cameron y con lo que se gasta sería capaz hasta de crear el autentico condensador de flujo, y los pelos locos de Doc Brown serían tridimensionales y se saldrían de la pantalla, pero seguro que la historia sería aburrida, sosa y con poca gracia. Afortunadamente en la época aún quedaba algo de espíritu transgresor y friqui tecnológico, que fue capaz de alumbrar esta maravilla. La segunda y tercer aparte, pese a perder la novedad de los protagonistas y del esquema narrativo, logran mantener un nivel muy alto y no desmerecen para nada el original. Además tienen la ventaja de que como ya han mostrado a Doc joven y viejo eliminan la posibilidad de que Geoge Lucas haga una precuela…
¿Quieren un plan maravilloso para este caluroso fin de semana de Julio? Véanse las películas de Regreso al Futuro, suban al Delorean DMC 12, el coche en el que está instalada la máquina del tiempo y que todos los adictos a la serie ansiamos ver algún día moviéndose por la calle, conecten los circuitos temporales a la fecha que más deseen y prepárense para fluzear hacia el reino de la fantasía. Les aseguro que se lo van a pasar en grande, se divertirán y serán mucho más felices, verdad?? Doc????
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