Estamos en la época de las cosas basura. Desde hace tiempo la llamada comida basura se ha instalado en nuestras vidas, la telebasura llena nuestra pantalla y sólo se puede huir de ella apagando el televisor, y el periodismo basura, en sus múltiples versiones, se ha hecho con parte de los medios de comunicación. Esto ha tenido más relevancia en el mundo anglosajón, donde los periódicos sensacionalistas siempre han estado al borde de franquear al límite entre el escándalo y el delito. Ahora parece que tenemos pruebas de que hace tiempo traspasaron esa frontera.
Si no fuera por el derrumbe económico y político de Europa, la gran noticia de esta semana, y me atrevo a decir que del mes, es el asunto del cierre del periódico News of the World y de todo lo que está sucediendo en torno a los medios controlados por Rupert Murdoch. Hace ay semanas que se destaparon denuncias de que ese periódico, de edición dominical, había pinchado ilegalmente teléfonos de víctimas de los atentados del 5J en Londres, de padres de niños secuestrados y de adolescentes maltratadas, había manipulado mensajes dejados en móviles privados, sobornado para acceder a información privada sobre la vida y enfermedades de cargos públicos y, en definitiva, una serie de acusaciones gravísimas. Sólo oír las acusaciones resulta ofensivo, y la decisión de Murdoch de cerrar ese periódico, el más veterano de los existentes en Inglaterra, y el más rentable de los que edita su grupo, está a la altura de los delitos presuntamente cometidos. Si sumamos a esto que algunos directivos de News of the Wolrd han ocupado cargos hasta hace muy poco en el gobierno inglés de David Cameron, y el peso y poder de Rupert Murdoch en el mundo anglosajón, tenemos el escándalo perfecto, en el que se mezcla intriga, poder, corrupción, y delincuencia por parte de, todos juntitos, periodistas y políticos. Estos días, ocultos entre los titulares de la prima, se han deslizado varios comentaristas reflexionando lo que todo esto supone para el ejercicio del periodismo. Se ha tratado de relativizarlo al considerar que, frente a los periódicos “serios” el News y otros son periódicos basura per se, y que no es de extrañar que al final hayan caído presas de su propia codicia y ausencia de valores. Pero no debemos olvidar que esos periódicos, que los ingleses llaman tabloides porque son más pequeños que los serios, venden millones de ejemplares, roban miles de lectores a la prensa seria e ingresan millones de euros, en un mercado tan competitivo como el de la información. ¿A qué está dispuesto un periódico a renunciar a cambio de una exclusiva? ¿Dónde pone el límite? No es nueva la imagen del director de periódico desquiciado, obsesionado en su despacho por la exclusiva, al precio que sea. La clara adscripción ideológica de cada una de las cabeceras a un partido o ideología, cosa que pasa en Inglaterra, España y Tanzania, seguramente, unida a la crisis de ingresos que vive la prensa, ha hecho que en estos últimos años los periódicos sensacionalistas lo sean cada vez más y los serios cada vez menos. Además, en épocas de penuria como esta un periódico depende en extremo de sus anunciantes, a los que difícilmente criticará, y del gobierno, que inserta publicidad institucional en sus páginas. ¿Se puede comprar así a la prensa? Se es más independiente si un medio tiene autonomía financiera, pero ¿Cómo obtenerla? ¿y qué hipoteca se esconderá detrás de los ingresos del grupo?. ¿Cómo sobrevivir a un mundo en el que Internet lo ha cambiado todo y ha multiplicado la competencia hasta el infinito?
Como verán el debate es muy complejo. Más allá de que lo que haya hecho el grupo Murdoch en Inglaterra, y está por ver si en EEUU, sea un flagrante y repulsivo delito, la prensa y los medios serios se enfrentan a un complejo futuro en el que, si desean sobrevivir, al menos deberán mantener un estilo y ser muy rigurosos, porque su credibilidad será de las pocas cosas que seguirán siendo de su patrimonio, editen en papel o se lean en un tablet o comenten en twitter. Urge que la prensa se recupere del asunto Murdoch y haga limpieza, porque no sólo de políticos corruptos está lleno el mundo, sino también de algunos que se hacían llamar periodistas…..
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