Ayer por la tarde la reunión de jefes de estado y de gobierno celebrada en una Bruselas fría y lluviosa, con el verano ausente, acabó en acuerdo al respecto del segundo plan de rescate de Grecia. La alternativa de no acordar nada era el desastre. A partir de ahí el mero hecho de alcanzar un compromiso compartido por todos es una beuna noticia. Cómo de buena depende del contenido concreto del acuerdo, que es muy complicado y que, en algunos puntos, aún está por determinar. Lo cierto es que, por ahora, hemos salvado la situación.
Lo más importante del pacto alcanzado por el eurogrupo es el reconocimiento de que Grecia está quebrada. Es una amarga realidad, sí, pero es lo que hay. Con mucho retraso, demasiado, se admite que Grecia no puede hacer frente a sus pagos, y este reconocimiento es para mí el principal valor del acuerdo. No se menciona en ninguna parte el término quiebra, o default, pero en el fondo expresiones alambicadas del tipo “impago selectivo” vienen a ser eso. Una vez dado esto por sentado se derivan el resto de medidas, como el alargamiento de los plazos y la reducción de los tipos de interés, o la recompra de bonos griegos por otros de mayor vencimiento, pudiendo usar para ello el fondo europeo de rescate. En el fondo lo que se hace es una quita temporal, dado que lo que se esperaba cobrar en X años ahora se cobrará en 3X, y eso es una versión como otra cualquiera de default. El otro punto importante es que el nuevo plan de rescate, el segundo, con un valor de cerca de 160.000 millones de euros (con qué facilidad hablamos de estas cifras inconcebibles) contará con la participación “voluntaria” de la banca privada, que obligada por los estados, de ahí las comillas, pondrá cerca de un tercio del importe del plan, estando aún por determinar cómo se repartirá esta cuantía entre entidades y naciones. Esto es una victoria de la canciller Merkel y una derrota de Trichet, el gobernador del BCE. De hecho es el BCE el que, en el fondo, asume el principal coste de este plan, porque una vez puesto en marcha los títulos de deuda griega que posee se devalúan, al no ser ya cobrables ni en tiempo ni en cuantía de interés. Además las entidades que deban aportar al rescate griego solicitarán refinanciación ene la ventanilla del BCE y éste tendrá que comprometerse con más empeño en sostenerlas. Si todo esto se pone en marcha Grecia podrá hacer frente a los vencimientos de deuda que tiene desde hoy y hasta el 2014, por lo que si impago global y “cierre” del país se aleja, lo que sin duda es un alivio para los griegos y el conjunto de la zona euro. ¿Cómo nos afecta todo esto a los españoles? El que haya un acuerdo es bueno en sí, y ayer la prima de riesgo, perdiendo la cota de los 300 puntos, así lo confirmaba. Desde luego la presión de Bruselas para que nosotros e Italia sigamos con nuestras reformas pendientes se va a intensificar, y el esfuerzo de ajuste de las cuentas públicas deberá crecer a medida que, esperemos, el problema griego se estanque pero no empeore. De momento, ya a falta de saber como reaccionan hoy los mercados al texto completo y real del acuerdo, especialmente en lo que hace al papel de la banca privada en el mismo, creo que por ahora nos hemos salvado del desastre, y es probable que hayamos conseguido la tranquilidad necesaria para pasar el verano, tanto en España como el resto de la UE. Hoy en día es difícil afirmar algo así con la mínima confianza en que vaya a suceder, pero ojala sea así.
¿Hay sombras en este acuerdo? Sí. La principal es que si la actividad económica no despega, y parece que no lo va a hacer, todo esto serán parches temporales ante una deuda que seguirá creciendo. Tampoco me gusta que se diga que este plan excepcional será sólo para Grecia, porque Irlanda y Portugal pueden estar en unos meses en esta situación y lo excepcional se puede volver a repetir. Y recordemos la euforia de hace un año con la aprobación del fondo de rescate, que era la solución a todo, con subidas del IBEX del 14%, de las que ya no hay recuerdo. Pero creo que, de momento, hemos salvado la situación. Toca descansar un poco y seguir trabajando duro para arreglar todo esto.
Me cojo una semana de vacaciones elorrianas, si no pasa nada raro, hasta el lunes 1 de agosto. Descansen y sean felices.
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