viernes, enero 18, 2013

Argelia se contagia de la guerra de Mali


De mientras las nubes altas correteaban por el cielo de Madrid como preludio del temporal que se abatirá sobre España el fin de semana y, diecinueve plantas debajo de mi despacho Soraya Sáenz de Santamaría desgranaba un discurso sentido y, a mi entender, muy valiente, sobre el problema del desahucio, en Argelia se desataban los infiernos en la planta gasísitica secuestrada en medio del desierto por parte de los islamistas de ALQMI. La intervención del ejército argelino para rescatar a los numerosos rehenes allí retenidos, occidentales y oriundos del país, sigue al parecer en estos momentos y su resultado es muy incierto, aunque las cifras de entorno a cuarenta fallecidos son bastante esclarecedoras.

En este enlace que les adjunto pueden ustedes ver un plano de la red gasística que se teje sobre Argelia, para que puedan situarse de dónde y lo que estamos hablando. La planta asaltada se encuentra en el enclave de Anemas, sito al sureste del país. Pueden ustedes observar que existe una carretera que enlaza esta localidad con Hassi R’Mel, punto estratégico del que parten la mayoría de los gaseoductos dirigidos al norte del país, la zona poblada, y a Europa. El principal comprador internacional del gas. Verán también que justo al lado de Anemas, en Wafa, parte un gaseoducto independiente que, transitando por Libia, cruza el Mediterráneo para llegar hasta Sicilia y unirse allí con la línea de abastecimiento italiana que partía de Hassi R’Mel. En definitiva, que la planta asaltada por los islamistas no es una gasolinera de una remota área de servicio en medio de la nada, sino uno de los principales puntos de extracción, almacenamiento, procesamiento y distribución de gas del país, y por su situación el más cercano (o menos lejano dadas las inmensas dimensiones de Argelia) a la frontera de la zona de Mali ocupada por los islamistas. Así, además del componente político y puramente militar del conflicto de Mali, pueden ustedes observar que se empieza a configurar una peligrosa derivada en lo que hace al suministro y abastecimiento de gas por parte de Europa y, sospecho, un incremento en la tensión de los precios del conjunto de materias primas energéticas, como ayer ya reflejó un barril de Brent que subió más del 1% y que se situó en los redondos y altos 111 dólares. De ahí puede que venga la urgencia con la que el ejército argelino ha tratado de sofocar el secuestro, entrando a sangre y fuego, sin contemplaciones, y evitando que la situación se dilatase en el tiempo, convirtiéndolo en un problema internacional de gran calado dadas, entre otras cosas, la variada nacionalidad de los rehenes, provenientes los occidentales de casi todas las potencias imaginables. Esta forma de actuar por parte de Argelia no está exenta de graves riesgos, especialmente para los secuestrados, pero también para los asaltantes. El uso de la, llamémosle así, doctrina Putin, de asalto y aniquilación de los terroristas, se ha demostrado lesiva y generadora de bajas en gran número entre los rehenes, y no hay más que recordar como acabaron el asalto al teatro Dubrovka de Moscú o el secuestro de la escuela de Beslan en Osetia, con cientos de muertos en ambos casos y la imagen del gobierno ruso hundida en el fango de la incompetencia, la tragedia y la incapacidad. Como en aquellos casos víctimas y asaltantes eran rusos, o al menos de repúblicas ex soviéticas, la cosa quedó en casa y no se pasó de condenas morales por parte de terceros países. En este caso esos terceros países recibirán féretros.

A falta de saber finalmente como va a acabar este cruel episodio, lo mínimo que se puede decir es que en apenas una semana el conflicto de Mali ha alcanzado dimensión plantearía, logrando enfangar al ejército francés y obligando a las potencias occidentales a tomar postura en una crisis que no estaba en el radar de casi ninguno de los analistas, al menos con el marchamo de “urgente” impreso sobre ella. Mali se ha convertido en un perfecto ejemplo de eso que se da en llamar “cisne negro” un suceso altamente improbable de enormes consecuencias. Las derivadas estratégicas, militares, geopolíticas, sociales y económicas del conflicto son enormes y, no lo olvidemos, esto al contrario de Afganistán, sucede aquí al lado….

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