martes, enero 15, 2013

Fe de erratas sobre Mali


Opinar es lo que tiene. Uno se informa, emite veredictos más o menos fundados, que pueden ser compartidos o no, pero que se basan en la verdad que conoce. Y a veces se cometen errores, algunos leves, inevitables y poco peligrosos, pero otros son relevantes, de bulto y que condicionan en gran parte la opinión emitida y la impresión que de ella haya obtenido el lector. Ayer, sin ir más lejos, al hablar de la guerra de Mali, cometí un error de los de calibre grueso al afirmar que no había resolución de la ONU que soportase la intervención militar francesa en el país, cuando lo cierto es que sí que la hay.

Se trata de la resolución 2085, de la ONU, del 20 de Diciembre del año pasado. En ella se autoriza a que una fuerza militar internacional, con liderazgo africano, se despliegue en el país y actúe contra las milicias islamistas de AQMI, el mayor de los grupos terroristas que actualmente desarrollan su actividad allí y que es el que lidera la revuelta que se ha hecho con medio país. Por lo tanto la intervención francesa cuenta con el paraguas de la legalidad internacional, o al menos con su sombra, porque resulta muy curioso que Francia, ella sola, haya sido la nación que se haya lanzado al ataque sin esperar a organizar una mínima estructura regional, ese liderazgo africano que se menciona en la resolución, y sin contar con la opinión del resto de países de la UE o de Estados Unidos, que una vez iniciados los ataques se han mostrado solidarios y comprensivos con el gobierno de Hollande pero que no han expresado en qué piensan apoyarle, quizás porque esta intervención les ha pillado tan de sorpresa como al resto del mundo. Tal es así que si se fijan, en el documento PDF que se puede obtener del enlace que les he incorporado al principio del texto, el analista señala, en el párrafo resumen con el que se inicia el texto, que Naciones Unidas no prevé el lanzamiento de la operación ofensiva antes de Septiembre de 2013, y en las conclusiones se señala literalmente, tras apuntar las dificultades a las que haría frente la misión, que “todo apunta a que cualquier acción destinada a recuperar el norte del país, y a erradicar la grave amenaza de las organizaciones terroristas que controlan la región, no llegará de forma inmediata”. Pues bien, apenas tres semanas después de aprobado el texto, y desmintiendo el análisis de los expertos, esa misión está en marcha, aunque es evidente que no tal y como la había planteado la citada resolución. Quizás compartiendo este análisis, y sabiendo que si esperaba a la creación de esa fuerza africana las cosas nunca se pondrían en marcha, Francia ha decidido actuar de manera unilateral y directa, sin intermediario alguno. Más allá de su papel como antigua potencia colonial, y los vínculos afectivos, sociales y estratégicos entre ambas naciones, la rapidez en la intervención me hace pensar que Francia disponía información relevante que le hacía suponer que quedaba poco tiempo para que las milicias islamistas ampliasen su territorio de influencia, quien sabe si incluso mediante un asalto a Bamako, la capital. Quizás el gobierno de Mali, sintiéndose derrotado y asustado ha corrido a solicitar el auxilio de El Eliseo y lo ha obtenido. Lo cierto es que la velocidad de reacción de París ante la oportunidad otorgada por la resolución de la ONU ha sido fulgurante, indicativa en todo caso de la gravedad de la situación que se está viviendo sobre el terreno.

De momento las operaciones, según señalan fuentes francesas, no van mal, y tras cuatro días de ataques aéreos se ha logrado estabilizar el frente islamista e impedir su avance, aunque esas mismas fuentes señalan la capacidad militar de las tropas de AQMI, su preparación y el abundante y poderoso armamento que poseen, de origen desconocido, pero en parte proveniente, con elevada probabilidad, de los restos del ejército libio, revendido por traficantes tras la caída de Gadafi. En todo caso la situación en Mali es confusa, compleja y de difícil previsión, las amenazas terroristas contra Francia surgen por doquier y habrá que seguir este asunto con mucho interés.

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