viernes, diciembre 18, 2015

Hoy se estrena Star Wars VII, El Despertar de la Fuerza

Una pantalla oscura, con unas titilantes estrellas de fondo y, de repente, unas letras enormes, redondeadas, de fina silueta amarilla, sin fondo, que permiten ver a las estrellas, y el sonido atronador de una fanfarria que eleva a todo el que lo oiga a una dimensión sideral… Es el inicio de La Guerra de las Galaxias, la cabecera que todo el mundo es capaz de imaginar, el principio de una saga que no deja indiferente a nadie, un icono no ya del cine, sino del imaginario popular que trasciende a todo lo conocido, y que siempre arrastra multitudes. Ha llegado el 18 de diciembre tan esperado. Hoy se estrena el Episodio VII de esta franquicia.

Tengo entrada para asistir al evento esta misma noche, y voy a entrar en la sala de cine con una extraña mezcla de sensaciones. Ilusión, y mucha, porque tras meses, años de espera, en los que han ido saliendo noticias con cuentagotas de cómo iba a ser esta nueva trilogía que ahora se nos presenta, el momento ha llegado. Disney, la nueva propietaria de la marca, ha realizado un ejemplar uso del marketing para aumentar aún más si cabe la ansiedad de los fanáticos de la serie, que son muchos, y ha elevado mucho el listón de las expectativas. Al conocerse que el castillo de Blancanieves se había hecho con la matriz de Lucas film cundió el pánico entre los fieles de la fuerza. “Seguro que nos meten un número musical entre R2D2 y C3PO” pero los avances mostrados de la producción han ido generando la sensación de que estamos ante una película seria, no una versión “Frozen” de la helada batalla de Hoth. Ese temor también tenía una base sólida en el pasado, porque la nueva trilogía, la estrenada a partir de mediados de los noventa, que sitúa los acontecimientos antes de los narrados en la vieja trilogía, supuso una profunda decepción para el público y crítica. Soy de los que al ver las citadas letras amarillas y escuchar la música de John Williams ya me emociono, pero resulta obvio que las películas viejas son mejores que las nuevas, más entretenidas, más serias, más adultas, sin que los efectos especiales se las coman, y sin la presencia de personajes absurdos que acaparan un protagonismo que no tiene sentidos alguno (los recopilatorio de las miles de maneras de asesinar a Jar Jar Bings fueron un clásico en su momento) por lo que, al conocerse que iban a rodarse nuevas películas la citada ilusión se tornó en miedo, miedo a que ese reverso tenebroso de Lucas, esa pasión por el merchandising y el negocio pudiera frente a la necesidad de contar una buena historia. Parece que, por lo que se comenta, Disney ha logrado la cuadratura del círculo, porque es imposible realizar una campaña de marketing más intensa de la que hemos vivido con esta película, cuyas cifras económicas son de auténtico vértigo, y pese a ello se palpa la sensación de que el producto cinematográfico es bueno, de que vamos a ver una buena película de aventuras. Si esto es así estaremos ante un auténtico milagro. El ultimo al que pudimos asistir de este estilo fue “El señor de los anillos” donde tres grandes películas no quedaban sepultadas por una avalancha de monigotes, camisetas, tazas, cortinas, peluches y todo lo imaginable. El negocio fue compatible con el arte. Confiemos en que esta vez también sea así

Por todo ello, acudir hoy al estreno de la película es algo complejo. Las críticas que han ido publicándose a lo largo de la semana han sido bastante favorables, a excepción de la expuesta por Carlos Boyero. No me resisto a enlazarles el fascinante (¿cuándo no?) artículo de ayer de Marta Fernández, afortunada ella que ya la ha visto. Sus palabras son como un bálsamo que genera descanso ante el miedo del seguidor de la saga, y le lleva a las puertas de la sala de cine con la garantía de que va a asistir a algo muy especial. Ya les contaré, no se cómo ni cuándo, mis impresiones sobre la película, pero la cosa promete. Y, por supuesto, que la fuerza les acompañe hoy, el Domingo cuando vayan a votar, y siempre.

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