miércoles, diciembre 23, 2015

Resumen de un convulso año 2015

2015 comenzó el 7 de enero, en la calle parisina en la que se encuentran la redacción de Charlie Hebdo, y terminó el 13 de noviembre, no muy lejos de allí, en la sala de conciertos Bataclán. Un año corto, como el corto siglo XX, enmarcado entre dos atentados salvajes, uno con objetivo certero, otro puramente indiscriminado, que han mostrado a Europa, y a todo el mundo, hasta qué punto el terrorismo yihadista se ha convertido en una peligrosa amenaza global que no conoce fronteras ni límites en su capacidad de matar y hacer daño. París ha sido este año la capital sentimental y del dolor global. Su llanto es también el nuestro.

Una París sita en una Europa que ha afrontado, junto con la del terrorismo, otras dos graves crisis que la amenazan en lo más profundo de su ser. Una de ellas es la económica, que no se acaba nunca, otra vez con Grecia como epicentro del temor. Poco antes del verano la temperatura, que ya era demasiado alta en las calles, se disparó entre Atenas y Bruselas, y a punto estuvieron de saltar los plomos. La rendición de Tsipras ante la cruda realidad, no sin que antes la población helena sufriera en sus carnes las consecuencias de su irresponsable política, amainó las aguas, pero el problema griego, y en general, la disfunción económica en el seno de la UE, permanece, y es probable que rebote si, como creo, 2016 será un año económico peor de lo que muchos analistas estiman. La otra gran crisis europea ha sido la de los refugiados, en la que hemos visto lo mejor y lo peor. Lo mejor por parte de quienes huyen del horror, y de algunos que les han acogido, y de naciones como la alemana, que han dado un ejemplo. Lo peor, en la parálisis de la UE en su conjunto, en el levantamiento de fronteras y vallas por doquier, en el auge de populismos nacionalistas en gran parte del continente, especialmente en el este, que basan en el egoísmo y el miedo toda su política, por llamarla así. La crisis de los refugiados ya no sale en los medios, pero su drama, diario, sigue ahí, y no, no hacemos nada para evitarlo. La fuente del problema de los refugiados, el islamismo radical y la guerra de Siria, han sido el gran asunto internacional del año. Siria, por quinto ejercicio, se sigue desangrando en un conflicto salvaje, total, enrevesado hasta lo diabólico, en el que no cesan de aumentar las partes en conflicto. Se han creado grupos de trabajo y conferencias que pretenden auspiciar un plan de paz para la zona, pero se encuentran ante una oscura realidad a la que sólo miramos de reojo, pero que no deja de generar sangre, muerte, destrucción (y sí, obviamente, refugiados) cada día que pasa. No es probable que el año que viene esto cambie mucho. El derrumbe absoluto del precio del petróleo y del conjunto de materias primas, el frenazo de la economía china y la recesión brasileña, la subida de tipos de la FED y la bajada del comercio mundial, aunque sean materias que parecen sólo económicas, han condicionado la política, geoestratégia y vida de gran parte del planeta, y así seguirá siéndolo el año que viene, salvo gran sorpresa. Un año nuevo que vendrá condicionado por las elecciones norteamericanas de noviembre, esperemos que sin el impresentable Donald Trump ni de candidato, y por la amenaza del referéndum de salida de Reino Unido de la UE, el temido “Brexit”.

En España el año económico ha sido mejor de lo esperado, gracias a méritos propios y coyunturas externas. Invadidos por turistas, el PIB ha crecido más de un 3% en medio del constante soniquete del desafío independentista de un cada vez más acosado por sus corruptelas Artur Mas. La política patria ha esperado casi a las campanadas para ofrecernos el parlamento más complejo y divertido de las últimas décadas, y nos mantendrá entretenidos, quizás hasta el hastío, durante buena parte de 2016. Y como era de esperar, no hemos sido relevantes en ninguna de las grandes cuestiones internacionales citadas.

Subo hoy a Elorrio a pasar las Navidades y año nuevo. Salvo sorpresa, el próximo artículo será el martes 5 de Enero de 2016. Disfruten de unas fantásticas fiestas, sean muy felices, y hagan felices a los suyos. Y que nos sigamos leyendo.

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