martes, enero 05, 2016

Navidades de política, sol y viento sur

Día extraño el de hoy, en el que la ciudad se levanta sabiendo que por la tarde la cabalgata de reyes llenará calles y ocupará a padres e hijos sin límite ni mesura. Poca animación espero en la oficina a la que, después de reyes, empezarán a llegar a los compañeros y contarán su experiencia navideña, de cómo les han ido sus reuniones familiares, si tuvieron bastanteo creen que un año es poco tiempo como para recuperarse de las heridas sufridas. Como anticipo a sus historias, que ustedes no conocerán, les relataré algo de la mía, que en lo personal ha sido tranquila, sin sobresaltos y sin mucho que destacar.

Lo más noticioso, de lo me muchos hemos hablado estos días, es de lo poco navideñas que han sido estas fiestas respecto a años anteriores. La campaña electoral, que llevó casi a convertir las urnas en bombos de lotería (y visto el resultado la metáfora es de lo más acertada) y el buen tiempo han hecho que la navidad de 2015 sea atípica. La tele se llenaba de eslóganes, campañas, mensajes de vótame, seguidos de pacta o no pactes, y la chica que busca a Jacqes se ha transmutado en representante de partido buscando gobierno. Y no, se m mire como se mire, no es lo mismo. Y el buen tiempo nos ha proporcionado las primeras navidades tropicales en mucho tiempo. Antes del estallido de la burbuja irse al caribe en nochevieja se convirtió en algo rutinario, no hacerlo era señal de atraso. En esta ocasión, en recuperación, aún en planta del hospital económico, ha sido el caribe el que ha venido a visitarnos. Constantes ráfagas de viento sur han azotado toda la costa cantábrica a lo largo de un extraño mes de diciembre en el que no era raro picar la cota de los veinte grados, y en el que no ha llovido prácticamente nada. Día tras día el amanecer traía nubes altas, cinceladas por la brisa, y hojas que se movían como locas por el suelo, en función de lo que dictasen las ráfagas de un viento que no cesaba. Contaminación, aire sucio, y sensación de calor han sido constantes durante todo el mes, y en el norte, acentuado por esa sequedad del terreno y el viento que no cesaba, los incendios forestales han hecho aparición, especialmente en Asturias y Cantabria. Algunos por descuidos o imprudencias, otros por fatalidad, la mayoría provocados, las lamas se elevaban al cielo enmarañado desde el verde norteño como si de pleno agosto se tratase, y los bomberos y equipos antiincendios se las veían y deseaban para contener unos fuegos que no había manera de controlar, impulsados por ese aire constante que, día y noche, no cesaba. Hizo muy buena noche en noche buena, tanta que alguno quizás pensó en celebrarla en su terraza, si no fuera por el dichoso viento. Y después de Navidad el buen tiempo siguió, y visité a algunos amigos de la universidad y doctorado, con los que pude comer en Bilbao el día 28, en una jornada de las que pocas salen en Bilbao en verano, casi despejada, rozando los veinte grados y con sensación de calor, extraña. Veías iluminadas las calles con las luces navideñas y las chaquetas te sobraban. Mirabas los escaparates y en las televisiones no lucían perfumes ni juguetes, sino políticos desesperados, algunos catalanes, otros no, nunca los de la CUP, que estaban siempre reunidos y votando, y se decía uno a sí mismo “qué extraña Navidad la de este año” carente de casi todo. Hasta en Roquetas de Mar, donde cayó el gordo, la alegría no duró ni un par de días, con el asesinato de un magrebí y los disturbios que le sucedieron.


Los que hayan pasado las fiestas bajo las pertinaces nieblas de Castilla o del Ebro tendrán la sensación de que han sido frías. Los de Galicia, donde llovía mucho antes de que esa bendición llegara al resto de regiones, dirán que han sido secas y desérticas, y cada uno las contará en función de todo lo que ha vivido, sudado o digerido. Seguro que habrá anécdotas de todo tipo, pero no lo duden, el tiempo que nunca falla, y el “amor” a los políticos estará en boca de la mayoría. Y es que esta, tampoco, ha sido una blanca Navidad. Cuando eso suceda sólo se hablará… del tiempo.

Que les traigan muchas cosas los Reyes, hasta el jueves!!

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