viernes, enero 08, 2016

China, no sólo ella, golpea a las bolsas

Ya el final de diciembre fue de fuerte marejada en las bolsas. El tradicional rally de Navidad, en el que se maquillan las carteras para que a finales del ejercicio presenten unos resultados más bonitos para sus suscriptores, no tuvo lugar. Más bien fue al contrario, los índices consolidaron caídas y el año se cerró con unas pérdidas que, en el caso del Ibex, superaron el 7%. 2016 ha empezado peor si cabe, con descensos generalizados que afectan a los parqués de todo el mundo, siendo el peor arranque anual en la historia del Dow Jones. ¿Por qué sucede todo esto? ¿Es grave? Vaya par de preguntas.

La segunda es más fácil de contestar que la primera. Aún sin saber si es grave o no, bueno no es, y es una señal más de que algo en la economía global no funciona. El porqué de los descensos es más complejo, como siempre. Verán que en los medios se habla de dos causas fundamentales, la desaceleración china y la bajada del precio del petróleo. Realmente lo segundo es, en una parte, consecuencia de lo primero. Los mercados bursátiles están bajando ahora como ya lo hicieron hace ya muchos meses los mercados de materias primas (el petróleo es una de ellas, aunque su bajada tiene muchos motivos adicionales), en lo que fue el primer indicio serio de que el impulso de la economía global se estaba acabando. Los países emergentes, que eludieron la crisis global que arrancó en 2008, y se convirtieron en refugio de inversores, han sido los que esta vez han comenzado el ciclo bajista. Brasil está instalado en una recesión que supera el 3% de caída del PIB y China ve como sus cifras de PMI, indicador del comportamiento industrial, no dejan de caer desde hace meses. China, es verdad, se frena, como por otra parte sería lógico esperar de una economía que lleva creciendo demasiado tiempo a tasas muy altas y con un patrón, basado en la inversión, que debe revertir a un modelo de crecimiento endógeno basado en el consumo. El desplome del precio de las materias primas ha ido acompañado, durante todo 2015, de una bajada en los indicadores de comercio internacional, que son de lo más variado, pero que señalan inequívocamente que los flujos comerciales entre países se están reduciendo. Caen las compras y ventas de manera global, aunque haya casos locales, como el español, en el que las exportaciones sigan creciendo. Todos estos indicadores señalan una sola cosa, que es que el crecimiento global se frena. Los países emergentes entran en crisis y los países desarrollados no son capaces de tirar de la economía global, con una Europa que, pese a haber vivido un 2015 económicamente mejor de lo esperado, aún presenta tasas de crecimiento de PIB muy discretas y unos EEUU que, pese a seguir creciendo, se encuentran en una fase muy madura de su ciclo y es de prever que pasen por trimestres de bajo crecimiento, o incluso de contracción. A todo esto se le debe sumar la decisión de la FED de iniciar una (creo que necesaria) subida de tipos para purgar excesos bursátiles y mandar un mensaje de normalidad a unos mercados financieros dopados por tipos de interés anormalmente bajos, que tiene unos efectos secundarios muy intensos en los mercados de divisas, revaluando el dólar y haciendo mucho daño a las economías, muchas de ellas nuevamente emergentes, que están endeudada en esa moneda y no en divisas locales, que se debilitan cuando los capitales salen corriendo en busca del rendimiento que puedan ofrecer los tipos crecientes dictados desde Washington.

Como ven, todo un lío, pero que apunta a la misma dirección. Frenazo global. ¿Crisis global? Todavía es pronto para afirmarlo. Algunos indicadores podrían estar diciendo eso, y el que empiecen a salir voces de expertos afirmando que “esta vez es diferente y no estamos ante una nueva crisis” me produce bastante miedo. Hay mucha información que no tenemos, sobre todo en lo referente a la economía china, cuyo sector bancario “en la sombra” (shadow banking) es enorme y tan opaco como tantos otros sectores económicos del país. Las turbulencias en los mercados seguirán, y está por versión estamos ante una contracción global que nos dejaría un 2016 decepcionante (eso es bastante probable) o algo mucho más serio.

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