jueves, enero 07, 2016

Corea del Norte juega con la bomba H

¿Se portaron bien los reyes con ustedes y sus hijos? Seguro que sí. Ayer era el día de desenvolver muchos paquetes, estrenar juegos y juguetes y bajar a la calles, si el tiempo lo permitía, para darles uso y enseñárselos a los demás. Todos los niños practican en esta fecha el mismo ritual, y Kim Jong-Un, el dictador de Corea del Norte, que tras su gruesa figura esconde a un niño, o puede que por volumen a varios de ellos, también practicó el mismo ritual. Se autohizo un regalo de reyes en forma de bomba, H dice, salió a la calle y jugó con ella para que todos nos enterásemos de cuál era su nuevo capricho.

Es realmente difícil saber qué es lo que sucede en Corea del Norte, la dictadura más paranoica, oscurantista y errática del mundo. Más allá de saber que el país entero es una cárcel que mantiene a millones de personas alienadas y encerradas, el resto es misterioso. Sólo conocemos lo que el régimen permite que sepamos, y cuando hace pruebas de estas tengan por seguro que no realiza esfuerzo alguno por ocultarlas, como ha sucedido esta vez. Hace ya algunos años Corea del Norte hizo una prueba nuclear llamémosla convencional, una bomba de fisión estilo Hiroshima, y desde entonces el régimen se convirtió en intocable, llevando a la práctica una de las grandes lecciones de la guerra de Irak de 2003, que es que si te acusan de tener armas de destrucción masiva y las utilizas no te invadirán, de lo contrario pensarán que vas de farol y te harán la guerra. La bomba demostró que los coreanos del norte, a la hora de resolver el problema que vivieron los rusos durante la guerra fría, la disyuntiva entre cañones y mantequilla, poderío militar versus desarrollo civil, han optado por profundizar aún más en la intensidad de sus hambrunas. Para cualquier nación el desarrollo de la bomba supone un gran esfuerzo tecnológico y presupuestario, como se ha visto estos años con el caso de Irán. Avanzar el siguiente paso, que es la bomba de hidrógeno, una de fusión en la que la bomba atómica original actúa como detonador (háganse una idea de la potencia que se puede obtener) es algo mucho más difícil y complejo. De hecho, en el club nuclear formado por los países que poseen la bomba, lo hayan declarado o no, creo, aunque puedo equivocarme, que sólo EEUU y Rusia (puede que China y Reino Unido también, pero no estoy seguro) poseen armas termonucleares, la forma elegante de llamar a la bomba H, y además miniaturizadas de tal manera que pueden cargarse en la ojiva de un cohete, lo que da como resultado las “cabezas nucleares” de las que tanto se hablaba en los ochenta, y que o bien convencionales o H, alcanzaban cifras de millares para cada uno de los dos contendientes en la guerra fría y de decenas, o pocas centenas, en el resto de países, muchos de ellos sin tecnología portadora de cohete. La capacidad destructora que posee una bomba de este tipo es, simplemente, inimaginable, y al contrario de lo que sucede con las convencionales, carece de límite teórico para su crecimiento, dado que si en las clásicas la cantidad de uranio o plutonio que se puede fabricar para la bomba es siempre restringida, el hidrógeno que actúa como explosivo en las H (se fusiona formando núcleos de helio como en el Sol) es casi ilimitado y, una vez puesta en marcha la reacción, la potencia de la bomba depende de la cantidad de hidrógeno que contenga. El fin último de estos monstruos era el de destruir, de un solo golpe, las grandes ciudades del país rival, y destruir quiere decir arrasar por completo cientos de kilómetros cuadrados desde el punto de impacto, sin que nada pueda sobrevivir. El infierno nuclear.

Hay muchas dudas sobre lo que realmente hizo estallar ayer el psicótico régimen norcoreano, pero parece aceptado que fue otro artefacto de origen nuclear, según algunos expertos una bomba atómica convencional reforzada. Habrá que esperar a los análisis y estudios, pero en todo caso supone un nuevo paso adelante en la paranoica y absurda escalada de una dictadura infecta que, cuando caiga, que algún día lo hará, nos mostrará hasta qué punto de horror y vileza han llegado sus métodos. Lo más relevante de lo sucedido ayer es que no podemos olvidar que Corea del Norte es una tiranía absoluta, y que sus más de veinte millones de personas viven encarceladas. Eso es lo nuclear del asunto.

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