¿Se portaron bien los reyes con
ustedes y sus hijos? Seguro que sí. Ayer era el día de desenvolver muchos
paquetes, estrenar juegos y juguetes y bajar a la calles, si el tiempo lo
permitía, para darles uso y enseñárselos a los demás. Todos los niños practican
en esta fecha el mismo ritual, y Kim Jong-Un, el dictador de Corea del Norte,
que tras su gruesa figura esconde a un niño, o puede que por volumen a varios
de ellos, también practicó el mismo ritual. Se
autohizo un regalo de reyes en forma de bomba, H dice, salió a la calle y jugó
con ella para que todos nos enterásemos de cuál era su nuevo capricho.
Es realmente difícil saber qué es
lo que sucede en Corea del Norte, la dictadura más paranoica, oscurantista y
errática del mundo. Más allá de saber que el país entero es una cárcel que
mantiene a millones de personas alienadas y encerradas, el resto es misterioso.
Sólo conocemos lo que el régimen permite que sepamos, y cuando hace pruebas de
estas tengan por seguro que no realiza esfuerzo alguno por ocultarlas, como ha
sucedido esta vez. Hace ya algunos años Corea del Norte hizo una prueba nuclear
llamémosla convencional, una bomba de fisión estilo Hiroshima, y desde entonces
el régimen se convirtió en intocable, llevando a la práctica una de las grandes
lecciones de la guerra de Irak de 2003, que es que si te acusan de tener armas
de destrucción masiva y las utilizas no te invadirán, de lo contrario pensarán
que vas de farol y te harán la guerra. La bomba demostró que los coreanos del
norte, a la hora de resolver el problema que vivieron los rusos durante la
guerra fría, la disyuntiva entre cañones y mantequilla, poderío militar versus
desarrollo civil, han optado por profundizar aún más en la intensidad de sus
hambrunas. Para cualquier nación el desarrollo de la bomba supone un gran
esfuerzo tecnológico y presupuestario, como se ha visto estos años con el caso
de Irán. Avanzar el siguiente paso, que es la bomba de hidrógeno, una de fusión
en la que la bomba atómica original actúa como detonador (háganse una idea de
la potencia que se puede obtener) es algo mucho más difícil y complejo. De
hecho, en el club nuclear formado por los países que poseen la bomba, lo hayan
declarado o no, creo, aunque puedo equivocarme, que sólo EEUU y Rusia (puede
que China y Reino Unido también, pero no estoy seguro) poseen armas
termonucleares, la forma elegante de llamar a la bomba H, y además
miniaturizadas de tal manera que pueden cargarse en la ojiva de un cohete, lo
que da como resultado las “cabezas nucleares” de las que tanto se hablaba en
los ochenta, y que o bien convencionales o H, alcanzaban cifras de millares
para cada uno de los dos contendientes en la guerra fría y de decenas, o pocas
centenas, en el resto de países, muchos de ellos sin tecnología portadora de
cohete. La capacidad destructora que posee una bomba de este tipo es,
simplemente, inimaginable, y al contrario de lo que sucede con las convencionales,
carece de límite teórico para su crecimiento, dado que si en las clásicas la
cantidad de uranio o plutonio que se puede fabricar para la bomba es siempre
restringida, el hidrógeno que actúa como explosivo en las H (se fusiona
formando núcleos de helio como en el Sol) es casi ilimitado y, una vez puesta
en marcha la reacción, la potencia de la bomba depende de la cantidad de hidrógeno
que contenga. El fin último de estos monstruos era el de destruir, de un solo golpe,
las grandes ciudades del país rival, y destruir quiere decir arrasar por
completo cientos de kilómetros cuadrados desde el punto de impacto, sin que
nada pueda sobrevivir. El infierno nuclear.
Hay muchas dudas sobre lo que realmente hizo
estallar ayer el psicótico régimen norcoreano, pero parece aceptado que fue
otro artefacto de origen nuclear, según algunos expertos una bomba atómica
convencional reforzada. Habrá que esperar a los análisis y estudios, pero en
todo caso supone un nuevo paso adelante en la paranoica y absurda escalada de
una dictadura infecta que, cuando caiga, que algún día lo hará, nos mostrará
hasta qué punto de horror y vileza han llegado sus métodos. Lo más relevante de
lo sucedido ayer es que no podemos olvidar que Corea del Norte es una tiranía
absoluta, y que sus más de veinte millones de personas viven encarceladas. Eso
es lo nuclear del asunto.
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