Ayer les hablaba de la llegada de
Juno a Júpiter, que ha sido finalmente exitosa (Bien!!!!) Este es un caso de
avance tecnológico en el que sólo hay lado positivo (o al menos no logro
encontrarle parte negativa alguna) pero normalmente las cosas no son tan
sencillas. Cada descubrimiento y avance científico abre la puerta a nuevas
posibilidades de todo tipo y, también, nuevos riesgos. Algunos de ellos
previsibles, otros, como sus posibilidades, ocultas hasta que alguien las
descubre. Y a medida que nuestros dispositivos y tecnologías crecen en poder y
complejidad los efectos, de todo tipo, son más intensos y, por ello, tan
beneficiosos como peligrosos.
La
semana pasada se supo del primer caso documentado de accidente de un coche sin
conductor con el resultado de muerte del viajero. La noticia es un poco más
compleja de lo que parece. Conductor había, que iba haciendo otras cosas
mientras el programa de piloto automático instalado en su vehículo, un Tesla,
le llevaba por una carretera de Florida. No estamos por tanto ante un coche
vacío y sólo, sino ante el uso de un asistente que toma el mando del vehículo
en determinadas condiciones, una situación híbrida entre lo que experimentamos
cada día y la conducción completamente autónoma. Lo cierto es que un camión se
cruzó en la trayectoria del coche, procedente de una incorporación, y el
sistema del vehículo no lo detectó, impactando con él. Tras el golpe el coche
perdió el control y ni software ni conductor pudieron hacer nada, acabando
todos estrellados a unos cuantos metros del lugar del impacto inicial. El
conductor era un forofo de la marca Tesla y del sistema de conducción autónomo,
y de hecho había colgado varios vídeos en youtube en los que mostraba las
habilidades del vehículo y lo feliz que era dejándose llevar por él. Al
conocerse la noticia el primer impacto lo sufrió la marca Tesla, que bajo en
torno al 4% en la bolsa, y luego empezaron a surgir las voces de los que claman
contra esta tecnología y la inseguridad que puede provocar. Que se sepa este es
el primero de los accidentes con víctimas mortales en los que se encuentra implicada
esta novedad, y dado el uso, particularmente intensivo, que se le está dando en
EEUU, con miles de vehículos, conductores y millones de kilómetros recorridos
cada día, el balance no es muy negativo. Como siempre, y ante un accidente,
tenemos que saber qué es lo que ha fallado para que este suceso haya tenido
lugar, pero ante todo no debemos caer en un alarmismo infundado ni unirnos al
coro de plañideras que claman, ante todo problema, por la supresión de la
tecnología como la solución. Es cierto que el mundo de los coches autónomos es
algo que está naciendo, ahora mismo, entre nosotros, y que como toda tecnología,
al principio, es susceptible de tener fallos. Piensen ustedes en los pioneros
de la aviación, que se subían a aquellos cacharros. Los accidentes eran muy
comunes y las víctimas entre los pioneros casi la norma, pero poco a poco, con
la experiencia y la mejora que de ella se deriva, la seguridad empezó a ser un
sinónimo de volar, y hoy en día sigue siendo el método más seguro de viajar. ¿Es
infalible? No, porque nada lo es. Por eso tampoco conviene caer rendidos a los
brazos de los apóstoles de la tecnología salvadora, para los que el software
del futuro solucionará todos los problemas. No es cierto. Siempre habrá
accidentes, imprevistos y problemas que, ni nosotros ni un software que
evolucione y aprenda sea capaz de prever. Y por tanto los accidentes de tráfico
seguirán, aunque es muy probable que su número se reduzca de manera muy
significativa a medida que la conducción autónoma se generalice. Y eso, en sí
mismo, es un avance grandioso.
Y es que ese mundo, el de la
conducción autónoma, que empieza a asomar la patita en los medios de comunicación,
puede ser una de las revoluciones que marquen las próximas décadas. La producción,
venta y uso de los coches se verán radicalmente alterados en un mundo en el que
los vehículos puedan acudir a nuestra llamada y se aparquen solos por ahí una
vez nos dejen. Nuestras ciudades, atestadas, aplastadas por la invasión de los
coches, pueden verse libres de ellos por la vía de que se vayan fuera y nos
esperen… ¿Habrá problemas, accidentes y conflictos sociales derivados de esta
tecnología? Por supuesto, como los ha habido con cualquier otra, pero estoy
seguro de que el balance será mucho más positivo que negativo. Y de eso se
trata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario