jueves, julio 14, 2016

Terceras elecciones NOOOOO

Me asombra…. No, asombrar no es el verbo correcto. Me asusta la frivolidad con la que se trata la hipótesis de unas terceras elecciones, cuando aún no han pasado ni tres semanas desde las anteriores. Me intranquiliza profundamente el supuesto sentido de estado que exhiben los líderes políticos, todos ellos, que su parte de responsabilidad poseen, a la hora de no llegar a acuerdos de ningún tipo y que ese escenario, esa nueva consulta, a la que se estima ya una fecha, el 27 de noviembre, se contemple como una posibilidad real, como una alternativa de trabajo.

Si la repetición de las elecciones ya fue, como les comenté, la asunción de un fracaso colectivo, por el que nadie ha pedido disculpas, el escenario que empezamos a contemplar supone una vuelta a las andadas de esa irresponsabilidad política, que es la que nos ha llevado a esta situación de desamparo. Tras los contactos de estos días, Rajoy anunció ayer su intención de presentarse a la investidura, pero dejó claro que sólo lo hará si tiene opciones reales para ser elegido. Estima un calendario de primer debate con inicio el 2 de agosto, primera votación el 3 y segunda el 5. Pero también insinuó que si constata que no ve posible que pueda ser elegido en ese proceso de votaciones, tomaría un tiempo de reflexión, que es una manera muy “rajoyca” de decir que, como la vez pasada, puede optar por directamente no presentarse y pasar a otros el marrón. Distintos escaños para cada formación política que tras los comicios de diciembre, igual panorama de ingobernabilidad y, sobre todo, misma inutilidad en la dirigencia política. La situación del país funciona gracias a una inercia basada en el turismo, desatado, y las actuaciones del BCE, que mantienen nuestra deuda a tipos aplastados, pero la situación de interinidad del gobierno no puede prolongarse más. Los presupuestos del año pasado ya son papel mojado e incumplido, el déficit público no deja de crecer, la financiación autonómica amenaza colapso, por no hablar del sistema de pensiones. No es posible aprobar ninguna ley o reforma digna de tal nombre al no existir gobierno constituido y con plenos poderes, y desde Bruselas se apremia cada vez más para tomar medidas correctoras que, ante la ausencia de dirigencia, se convierten en meras sugerencias, que son respondidas por el Ministerio de Economía en funciones en forma de carta anticipada a los Reyes Magos sin valor alguno, dado que ninguna de las propuestas con las que el equipo de Guindos pretende evitar la imposición de una multa a España se puede llevar a cabo sin que un gobierno de verdad las apruebe en el Parlamento. Nuestra posición exterior, habitualmente ninguneada e irrelevante, es ahora directamente inexistente, con un Rey que no puede hacer viajes oficiales al no ser respaldado por gobierno alguno, y en la calle, que vive cada vez más de espaldas a lo que sucede en las alturas, la frustración está siendo sustituida poco a poco por el hartazgo, el simple hartazgo al ver cómo quienes se postulan para dirigirnos no son capaces de llegar a un pacto de mínimos para sacar adelante un presupuesto, unas reformas básicas y, sobre todo, una sensación que nos permita pensar que las instituciones sirven para algo. Empieza a cundir la idea de que sin gobierno se vive mejor. Y eso es nefasto.


En un contexto internacional convulso, con el Brexit europeo sobre la mesa y una catarata de elecciones en la UE que, a partir del otoño, y durante 2017, pueden cambiar notablemente el panorama político, España se presenta como una nación irresponsable, dejada, incapaz no sólo de asumir sus compromisos exteriores, sino sobre todo sus obligaciones consigo misma y sus ciudadanos. PP, PSOE y Ciudadanos debieran ser encerrados en una habitación y, como en los clásicos cónclaves vaticanos, sin comida, y con el calor de Julio, ser mantenidos ahí hasta que pasen bajo la puerta un acuerdo firmado por ellos, de mínimos, que permita arrancar de una vez por todas y salir de esta absurda situación. Y debieran encerrarles desde hoy. No hacemos más que perder un tiempo que no tenemos. Esto es vergonzoso.

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