No hubo sorpresas ayer en la reunión de la FED norteamericana con su decisión de subir un 0,25% los tipos de interés. Con este aumento las tasas de interés allí se sitúan entre un intervalo del 5,25 al 5,75, las más altas en dos décadas. ¿Cómo reaccionó el mercado? Algunos botes en los índices bursátiles pero un cierre de lo más plano y anodino, deglutiendo una decisión que se esperaba desde hace tiempo y que casi todos apuestan a que sea la última en este sentido. Ahora sí que sí la FED debe pivotar, el techo de los tipos se ha alcanzado. Es el mantra que repiten todos los gurús allí. Esto no quedó nada claro en el discurso de Powell, pero es lo que todo el mundo cree.
En su rueda de prensa, Powell fue preguntado varias veces sobre la situación de la economía norteamericana, y la verdad es que fue anodino en las respuestas, pero sí que hizo referencia a una situación algo extraña que se vive allí. Los tipos están muy altos, la inflación nominal cae pero la subyacente se resiste, la demanda sigue fuerte, el mercado inmobiliario va por barrios pero no está muy en auge, el empleo sigue creándose a tasas muy elevadas, el PIB crece y las bolsas están desatadas. Podría uno esperar que el efecto de las subidas de tipos, que llevan ya unos cuantos meses sucediéndose, impactara en la economía real, pero no parece hacerlo por ahora. Es como si algo espolease la demanda allí y fuera inmune a la carestía de los intereses. En primavera tuvimos unas semanas de muchos nervios con el colapso de algunos bancos regionales y fue la subida de tipos, junto a la mala gestión, lo que les llevó al desastre, y no pocos creyeron ver en ese proceso el inicio de la esperada recesión que se anuncia desde hace bastante, pero a las pocas semanas, con un controlado contagio en Europa, la crisis bancaria amainó y volvió la placidez. Y desde entonces las bolsas suben y suben, aquí y especialmente en EEUU. ¿Por qué? Más allá de que por que toca, excusa excelente que muestra el desconocimiento absoluto que nos domina sobre ciertos temas económicos, uno de los factores puede ser el efecto de las inversiones que la ley IRA está generando. Esa norma, que busca luchar contra la inflación y espolear el desarrollo de las energías renovables, está logrando, vía subsidios muy proteccionistas, que la inversión de empresas de todo el mundo se dirija a EEUU gracias a los enormes beneficios fiscales que se obtienen. Captando proyectos de todo el mundo, provocando que incluso algunas plantas se deslocalicen en naciones europeas y se planteen trasladarse allí, la IRA está movilizando unas cantidades de dinero enormes que se traducen tanto en incremento de la deuda del gobierno federal como en empleos y contratos, creando así una fuerza de demanda que tira de la economía del país. De mientras el déficit fiscal pueda ser sostenido por las emisiones del Tesoro, posibles una vez que se acordó la ruptura del techo de deuda, habrá gasolina para financiar subsidios. Una de las vías en las que se está invirtiendo de manera desaforada es en el campo de la IA, y todo lo relacionado con el diseño y fabricación de microchips de muy alta tecnología. TSMC, Nvidia y las empresas del sector han disparado sus cotizaciones en bolsa y plantean la construcción de plantas de chips en suelo norteamericano con cifras de inversión mareantes, de decenas de miles de millones de dólares. ¿Es esta la causa de que la economía tire a pesar de la subida de precios registrada y el posterior disparo de los tipos? Puede ser. En todo caso la demanda de los norteamericanos sigue siendo fortísima. Eventos como este fin de semana cinematográfico, con las recaudaciones de “Barbenheimer” desatadas, la loca subasta de las entradas de los conciertos de Taylor Swift, el colapso parcial de los vuelos internos en el país por la sobredemanda de viajes vacaciones…. Con deudas crecientes que no podrán seguir aumentando sin límite, el gasto sigue y la economía crece.
En Europa las cosas son distintas. Hoy el BCE subirá los tipos el mismo 0,25% y los dejará en el 4,25. La eurozona está en una situación mixta, con economías que avanzan como la española, en medio de una temporada turística histórica, o la alemana, sumida en una recesión con el sector industrial cayendo en facturación desde hace meses. El tono económico de la UE poco tiene que ver con el que brilla al otro lado del Atlántico, y aquí también el daño que nos hace la ley IRA de Biden puede estar detrás de gran parte de la caída de actividad germana. En fin, para variar, incertidumbre económica pero la recesión, tan temida, sigue sin presentarse. Y que siga así.
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